Ni la mujer, ni el hijo a los que supuestamente un hombre habría tratado de quemarles vivos tras rociarles con gasolina en Elda han querido declarar contra él. El juicio por la presunta agresión machista se ha celebrado este martes en la Audiencia de Alicante. El procesado, en prisión preventiva por estos hechos, estaba acusado de haber agredido a su esposa y a su hijo durante una discusión en el domicilio familiar en Elda ocurrida el pasado mes de marzo. Según el escrito de acusación, el acusado les habría rociado con una garrafa de gasolina, con capacidad de hasta ocho litros, y habría amenazado con encender un mechero. Por estos hechos, la Fiscalía reclamaba penas que suman 16 años de prisión por tentativa de homicidio y lesiones. Según la acusación, el hombre habría ido a comprar la garrafa y luego fue a amenazarles con prenderle fuego sacando un mechero, aunque no llegó a encenderlo.

La vista oral ha arrancado con la declaración del acusado que ha negado los hechos. Según ha asegurado, mantenía una discusión con su mujer porque su hijo, de 18 años, llevaba dos días de fiesta, sin aparecer por casa. "Aquí no se me respetaba, nadie seguía mis normas y por eso le había dicho que estaba harto y que me iba a ir de casa. Me mudaba a València para hacer una nueva vida con otra mujer", ha asegurado. Una discusión que continuó cuando se presentó el hijo en la casa. El procesado aseguró que tenía una garrafa con gasolina encima de la mesa para poder arrancar  la furgoneta y que en el fragor de la discusión se derramó y el combustible les salpicó a todos. Sobre las lesiones que presentaba su hijo, las achacaba a alguna pelea que habría tenido en la discoteca poco antes de ir a casa.

Ninguno de los familiares quiso después declarar contra él. Ni la mujer, ni su hijo, ni ninguna de las otras dos hijas, una de las cuales fue la que llamó a la Policía el día de los hechos, quisieron testificar contra él. En el caso de las dos víctimas, el tribunal rechazó que ninguno pudiera acogerse a ese derecho porque habían estado personados como acusación particular al inicio del procedimiento. Llegaron a estar personados al inicio del proceso, pero ahora han dado marcha atrás. Inicialmente no querían responder ninguna pregunta, pero cuando desde el tribunal se les advirtió que tenían que contestar y decir la verdad, respondieron con evasivas. Cuando les preguntaban abiertamente por lo que ocurrió aquella noche en muchas ocasiones se limitaron a decir que no se acordaban porque ese día habían estado muy nerviosos. Ambos vinieron a confirmar la versión del marido, al decir que se salpicaron con la gasolina cuando se volcó la garrafa, pero negaron que éste hubiera amenazado con prenderles fuego. "Se fue a fumar un poco más tarde, pero eso es todo", dijo la mujer.

Sin embargo, los policías que intervinieron en la pelea han descartado que tanto la mujer como el hijo hubieran podido salpicarse o que la garrafa hubiera podido volcarse de manera accidental. "Estaban empapados", ha recalcado uno de los agentes que explicó que tanto la bata que llevaba la mujer, como la camiseta del hijo presentaban elevadas cantidades del combustible. Ambos, según el testimonio de los agentes, estaban retenidos en una habitación. La Fiscalía sostenía que durante la pelea el hijo salió en defensa de la madre y que el procesado sacó una navaja con la que intentó cortarle el cuello a éste. El arma estaba escondida en un sofá de la vivienda y fue una de las víctimas quien se la entregó aquella noche a la Policía cuando llegó.

Desde el Ministerio Público se reclaman penas que suman 16 años de prisión, ocho años por cada una de las víctimas; mientras que desde la defensa se ha pedido la libre absolución al negar que hubiera ni agresiones, ni intento de quemar vivas a las víctimas.