21 de julio de 2022

Mónica desapareció en Tarragona tras confesarle a una amiga: "Vivo con un chico que no se porta bien conmigo"

La última persona que vio a la mujer, camarera y madre de un joven de 22 años, fue su novio, al que los mossos han investigado

Mónica, amante de la música electrónica, desaparecida en Tarragona

PI STUDIOS

Tamara Morillo

Tamara Morillo

"Nos vemos el jueves. Te contaré lo que me está pasando", le dijo a su amiga antes de colgar. Era 19 de julio de 2022. En un par de días habían quedado para comer, para ponerse al día, algo no iba bien. El mismo día, el de la comida, se pasaría por casa de otro amigo, con el que vivía por temporadas, para recoger algo de ropa. No se presentó. Mónica, de 45 años, tenía varios planes más ese jueves, a todos faltó. No acudió al trabajo que tenía ese fin de semana. Tampoco llamó a su madre, a quien acababan de operar.

Camarera eventual, amante de la música electrónica, la fiesta y la noche, nadie la ha vuelto a ver. "Es durísimo", habla con CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, María Jesús, su hermana. "Pensábamos que serían unos días, quisimos creer que lo mismo estaba por ahí. Pero después de analizar todo, los Mossos d'Esquadra nos han reconocido que pinta mal". Se llama Mónica de la Llana y desde el 21 de julio falta de su casa en La Morera de Montsant (Tarragona).

Mónica, en algunas fotos de su álbum personal.

Mónica, en algunas fotos de su álbum personal. / Cedidas por su familia a CASO ABIERTO.

"Al principio no le dimos importancia", retrocede María Jesús. Mónica iba y venía. No tenía trabajo fijo ni domicilio propio. La falta de trabajo estable le había obligado a alquilar su piso en propiedad. "Vivía con amigos, otras días en casa de mi madre, en Valls (Tarragona)...". Desde hacía algunos meses residía en con C., un hombre con el que llevaba unos meses de relación. Allí, precisamente, se le pierde la pista, en esa zona es donde su teléfono se apagó.

Un teléfono que se desconecta, nada más. No hay indicios, pistas ni nada que lleve a Mónica. Su vida, improvisada, sin rutina, hace difícil seguir sus pasos. "No se sabe a ciencia cierta cuándo desapareció", lamenta su hermana. Ni dónde ni cómo. Según se ha podido reconstruir, la última persona que la ve es él, su pareja. Su teléfono se ha convertido en pieza clave, para la familia y para el equipo investigador.

Última conexión

"Alguna vez lo hacía, desconectaba, no te contestaba... pensé que sería una más, pero pasaron unos días desde la operación de nuestra madre, habíamos tratado de hablar con ella y ya no me parecía normal".

Años atrás Mónica y María Jesús habían sido uña y carne, dos hermanas unidas, pero optaron por vidas diferentes y eso las desconectó. "Mónica vivía de forma independiente; aunque era fachada, en realidad, necesitaba a su familia, a sus amigos, no le gustaba la soledad", lamenta su hermana.

Amante de la fiesta, de la noche, "se movía en ambientes de DJ. Le encantaba la música electrónica, hacía mezclas en su ordenador, le gustaba bailar...".

Mónica era muy activa en sus redes sociales, le encantaba subir fotos y música.

Mónica era muy activa en sus redes sociales, le encantaba subir fotos y música. / CASO ABIERTO

A finales de julio, la alerta se encendió: "mi madre, que iba tener una operación importante, la escribió un mensaje, intentó llamarla, pero no daba señal. Al principio, lo dejamos pasar", cuenta su hermana. "Pero un día, estaba con una amiga desayunando y decidimos comprobar la fecha de la última vez que mi hermana se había conectado a Whatsapp". María Jesús fue directa al perfil de su hermana: "la última conexión era el 21 de julio. Estábamos a principios de agosto... Me dio un escalofrío. Eso era imposible", cuenta. "Miramos su Facebook y su última publicación era anterior". María Jesús recurrió al resto de redes, estaban igual. Fue cuando su madre y ella decidieron denunciar ante los mossos.

Mónica de la Llana, en una imagen cedida por su familia.

Mónica de la Llana, en una imagen cedida por su familia. / CASO ABIERTO

"Mónica de la Llana. 45 años, complexión delgada. Pelo moreno y rapado por los lados. Ojos entre verdes y marrones, cicatriz en el labio". La familia intentó aportar elementos clave en su descripción. "No sabemos nada. Lo que más nos preocupa es su última conexión. Mónica es muy activa en redes, se ponía una flor en la cabeza, la subía; se ponía un gorro, lo subía...". Llevaba más de una semana sin escribir.

"Malos tratos"

Los mossos iniciaron sus pesquisas. "Empezaron con lo típico...", describe María Jesús. "Intentaron obtener información de amigos, pareja, de su círculo". Es cuando descubrieron que Mónica tenía novio y que, además, su relación no iba bien. También que había quedado con él el mismo día que desaparece y no fue. Antes de desaparecer, le dijo a una amiga: "Ya te contaré lo que me está pasando". Averiguaron que su móvil se apagó en La Morera de Montsant.

"Según los repetidores, la última ubicación del móvil se sitúa allí". Los repetidores indican, además, que la última llamada que hizo fue a las 7:50 horas del 21 de julio. Fue a su novio, la llamada duró tres minutos. "Él ha dicho que la vio por última vez a mediodía, que la llevó a la parada del autobús, que iba a trabajar", cuenta.

"No encaja... ella no trabajaba hasta el fin de semana". Sin cámaras, los mossos tomaron declaración al conductor, no recuerda ver a nadie con la descripción de Mónica en esa parada, tampoco que se subiera a su autobús. En su agenda, el plan más inmediato que Mónica tenía era una comida en Reus, a la que no acudió.

"Estoy recogiendo todo para irme mañana. Vine para estar tranquila y me encuentro con un tío que hay que hacer lo que él diga y me condiciona a no poder ser yo", escribió a una amiga

María Jesús intentó contactar con los amigos de su hermana. "Yo de su vida privada no conocía mucho ya, no me contaba, pero claro, a sus amigos sí".

Estos le contaron que ese fin de semana ella trabajaba y que era raro que se hubiera ido teniendo que trabajar. No todos conocían su nueva relación, "llevaban saliendo unos seis u ocho meses... no mucho más", pero los que lo sabían la definen como tóxica, conflictiva. "Había escenas de malos tratos. Golpes... discutían. Él le pegaba, me consta, y creo que mi hermana a él también".

Ataque de asma y ansiedad

"Nos vemos y te contaré", las palabras con las que Mónica se despidió de su amiga la última vez que hablaron permanecen en la mente de María Jesús. Pudieron rescatar algunos mensajes enviados por la propia Mónica unas semanas antes de desaparecer: "estoy viviendo con un chico que no se porta nada bien conmigo. Tengo un ataque de ansiedad y de asma. Estoy recogiendo todo para irme mañana. Vine a La Morera de Montsant para estar tranquila y me encuentro con un tío que hay que hacer lo que él diga y me condiciona a no poder ser yo".

Él, por ser la última persona en verla, por la relación que describen, se convirtió en sospechoso. "Nosotros no lo conocemos. No lo hemos visto ni antes ni después. No nos ha llamado para ver si necesitamos algo... Es su pareja y ha desaparecido hace siete meses, lo único que podemos decir es que nos sorprende que no nos contacte, que no se preocupe". Los investigadores le han tomado declaración en varias ocasiones: "creo que hay contradicciones, pero de momento no hay más".

"No pinta bien"

Sin noticias, sin rastro, sin pistas. La alerta de Mónica se ha difundido por redes sociales, televisión y medios de comunicación. Nada, nadie, ha aportado nada. "No hay nada", lamenta María Jesús. "Pensamos que no es una desaparición voluntaria. Como nos dijeron los mossos, no pinta bien".

Sin movimientos bancarios, Mónica -asmática y con cardiopatía- no ha retirado desde entonces su medicación. "Fue lo primero que miraron, farmacias y hospitales de toda España. Nadie ha ido con la tarjeta de Mónica a buscar nada".

Los investigadores se centran en sus últimas conversaciones, su ubicación, sus contactos, gracias al clonado de su teléfono. "Están haciendo todo lo posible por encontrarla, nos consta". Su familia espera, piensa, intenta: "A mi hermana le han hecho algo, intencionado o no, pero a mi hermana la han matado, la han enterrado, la han tirado a algún lado...". Se contiene, recompone y pide ayuda: "si alguien sabe algo, lo mínimo que sea, se lo gradeceríamos en el alma, contacte con la policía, por favor".

Su familia, su entorno, lucha por encontrarla: "necesitamos ayuda, por favor".

Su familia, su entorno, lucha por encontrarla: "necesitamos ayuda, por favor". / CASO ABIERTO

Hermana, madre -tiene un hijo de 22 años-, hija y amiga. Todos coinciden en que el mundo de la noche, todo lo que conlleva, la cambió, "pero seguía siendo una niña muy buena". La primera en hacer favores, muy de su familia, aunque le gustaba discutir. María Jesús recuerda los momentos compartidos. Cuenta que Mónica siempre fue el ojito derecho de su padre -ya fallecido, era Guardia Civil-. Iban de compras, se maquillaban juntas... "Creo que tenía la falsa idea de no encajar con nosotros, como que no la queríamos...", lamenta su hermana. "No es cierto". Llevan siete meses buscando, combatiendo la ansiedad: "lo peor es no saber si la vamos a encontrar".