El director ejecutivo del Valencia Open 500, David Serrahima, explicó en una entrevista a EFE que todo el dinero que genera el torneo acaba de nuevo en la ciudad y que los propietarios Juan Carlos Ferrero y David Ferrer no tiene un ánimo especulador sino de consolidar la industria del tenis en Valencia.

El torneo cuenta con un presupuesto aproximado de 8,5 millones de euros, de los cuales seis provienen de la financiación privada y 2,6 de un contrato de colaboración de la Generalitat. "De este presupuesto, si le descuentas los premios, quedan seis millones que son dinero que entre la Generalitat y lo que genera el torneo acaba otra vez en Valencia. El 80 por cien de nuestro personal es de Valencia. Por contrato, el 80 por ciento de nuestros proveedores son valencianos, es un dinero que circula hacia los valencianos", insistió.

Serrahima quiso desmarcar al torneo de la política de grandes eventos y defendió que son un empresa valenciana sin ánimo de especulación. "Eso hace que no se esté gastando dinero a un fondo perdido sino que acaba en manos de los valencianos", apuntó cuando se le recordó la polémica que ha suscitado la inversión económica de la Generalitat en grandes competiciones deportivas.

"Hay un término que no nos gusta que es esa frase famosa del gran evento de Valencia. No somos un gran evento, somos una empresa valenciana que lo queremos es nacer, estar y continuar en Valencia. No tenemos ninguna voluntad especuladora. Cuesta dinero pero el modelo de negocio es igual que el que tiene Barcelona, muy inferior al de Madrid y es el mismo que funciona en otras ciudades en el mundo que están queriendo este producto y eso es por algo", dijo.

"No somos un evento como la Fórmula 1 donde el señor Ecclestone se lleva el dinero y lo que la gente tiene que entender que no es un dinero que se le da a un promotor como el de la Copa América que era un suizo. Esto es una empresa valenciana que apoya al tenis valenciano que es una referencia mundial, por esa la Generalitat, que nos cuesta, va entendiendo el mensaje de lo que nosotros pretendemos", señaló.

Y es que el contrato con la Generalitat concluye este año, aunque ya se han iniciado reuniones para prolongar esta relación, que según Serrahima están bien encauzadas. "Hemos tenido varias reuniones y estamos por el buen camino de querer renovarlo. Falta que nos pongamos de acuerdo en las cifras y en el modelo de negocio, pero para la Generalitat quiere seguir con el torneo porque es rentable a todos los niveles, no sólo económico. No están solo ayudando al torneo, el torneo es una parte más de lo que es la industria del tenis en la Comunidad Valenciana", apuntó.

"A nivel de patrocinio, de lo que es la marca, hay una empresa que no tiene nada que ver con el torneo, sino que hace un informe para la ATP y da una valoración económica de la marca Valencia que ronda los 45 millones de euros al año. Es una cifra auditada por terceros que hace la ATP a todos los torneos con el mismo sistema de valoración. Es una cifra para Valencia de máximo valor", recalcó.

"Nos gustaría transmitir lo que representa la industria del tenis a nivel global, como puede ser la del mueble, la del juguete o la del cítrico. La del tenis es una referencia mundial por su dimensión y el papel que representa el torneo es aportar su granito de arena dentro de este monstruo", prosiguió.

Insistió en el concepto global del torneo, que no sólo se ciñe a la disputa de la competición. Así este año se presenta el 'street tennis' que acercará este deporte a los niños por diversos puntos de la Comunidad, que amplía una oferta que comprende el torneo promesas, de silla de ruedas, el concurso de escaparates o el Foro Intenacional Deportivo, que ha sido nominado a los Premios Eventoplus en la categoría al Mejor Congreso de 2012.

Por último destacó la política potenciada por el nuevo director del torneo, Juan Carlos Ferrero, de rebajar sustancialmente el precio de las entradas para la edición de este año para llenar las gradas del Ágora, algo que se está notando ya en el ritmo de venta. "Juan Carlos nos dijo que tenemos que llenar la grada, no sólo lo de fuera. El tenista se tiene que sentir arropado y nosotros que quizás tenemos una visión más comercial y cuando veíamos todo el recinto lleno ya nos sentíamos bien. Pero Juan carlos nos decía que no, que la pista teníamos que llenarla. Por eso apostamos porque aunque ingresemos menos en taquilla podamos llenar la pista", concluyó.