El mejor tenista alemán de la historia, Boris Becker, sigue estando en el foco de todas las miradas días después de haber cumplido 50 años. Y es que si días atrás abría una polémica con unas declaraciones en las que aseguraba no sentirse alemán y querer ser enterrado en Wimbledon, ahora ha concedido una entrevista en la que repasa su carrera tenística y algunos de los problemas que tuvo dentro y fuera de la pista por su particular forma de ser.

Así, en una entrevista para Times Magazine, el alemán destaca, entre otras cuestiones, cómo fue su salto a la fama. "Mi vida es única. Quizá no me tomé demasiado en serio ser Boris Becker. Lo que me pasó a mí no le había pasado a nadie más. Es difícil pedir consejo a alguien. ¿Cómo puedes comportarte cuando ganas tu primer millón con sólo 17 años? ¿Cómo hacerlo cuando de la noche a la mañana eres famoso y las mujeres se ofrecen a ti sin más?. He ganado dinero toda mi vida. Tanto, que no sabía cómo manejarlo ni qué hacer con él".

A sus 50 años, tras una exitosa etapa como entrenador de Novak Djokovic y a pesar de que dice no arrepentirse de nada, Becker retrata cómo es ahora su vida ideal. "Mi vida perfecta sería estar con mi mujer, en casa, rodeado de mis hijos. Estoy feliz así, en casa. Con mi mujer, hablo de la vida y esas cosas. Todo tiene su etapa en la vida. Ya me cansé de estar con modelos e irme de fiesta. He vivido una vida muy intensa. ¿Viví a veces demasiado al límite? Sí, de otra forma, no habría ganado Wimbledon con 17 años. No habría hecho lo que hice si eso no fuese parte de mi personalidad y eso significa que aprovecho las oportunidades".

El germano tiene asumido que "ser Boris Becker tiene un precio y tengo que aceptar las cosas como vienen. No me castigo preguntándome por qué yo. Sé que el 90% de la gente tiene problemas peores que yo. No me quejo. Hay mucha gente hablando tonterías de mí y esto me da la oportunidad de cambiarlo. Si con 10 años me hubieran dicho que me convertiría en el mejor jugador del mundo pero pagaría un precio, habría hecho exactamente lo mismo".

Respecto a los problemas que le han llevado a una delicada situación financiera, explica los problemas que le ocasionó la venta de sus derechos de propiedad intelectual a un banco inglés. "Tenía un trato con ellos. Valoraron mis derechos por un precio y durante 5 años les pagaría todo el dinero que me prestaron para beneficiarme en el pago de mis impuestos. Parecía un buen trato, ¿no? Yo no necesitaba ese dinero pero dos o tres años después, las cosas salieron mal. Los contratos que daba al banco como seguridad del préstamo se acabaron".

Eso sí, niega que esto vaya a dejarle en la ruina, ya que está en plena renegociación con el banco para saldar la deuda. "Es como si voy a un restaurante y pido un sandwich y una Coca Cola y me dicen que debo pagar 10.000 libras. Tendría que hablar con el dueño y decirle que eso no es lo que vale. Por eso todo esto es un malentendido. Yo no me estoy escapando de nada, sigo viviendo en Londres, no me escondo. Quiero acabar con esto y seguir mi vida con mi esposa".