«No me siento competitivo, no me siento al nivel que quiero. Hasta la Copa Davis, había perdido pero me sentía competitivo. Después, en Roma, en Ginebra y en París no he encontrado mi nivel de tenis, no me siento competitivo y no sé hasta cuándo quiero seguir así. Imagino que será cansancio por el tema de la paternidad o no lo sé, pero está claro que quiero dar más de mí».

Con estas palabras de hace menos de un mes, David Ferrer dejaba en el aire su futuro. El tenista valenciano atravesaba una crisis importante de confianza y dudaba incluso si seguir jugando este año.

Tres semanas más tarde, con la perspectiva que da haber reposado un asunto tan importante, el futuro del de Xàbia sigue estando en una pista de tenis. Así, un mes después de su última derrota en primera ronda de Roland Garros, volverá a competir la próxima semana en el torneo de Eastbourne, Inglaterra. Una cita que le servirá para preparar el segundo Grand Slam de la temporada, en la hierba londinense de Wimbledon, y que comenzará el próximo 2 de julio.

De esta forma, Ferrer pone fin a las especulaciones sobre su futuro más inmediato y confirma que hará la temporada de hierba, una clara señal de que sigue teniendo fuerzas para jugar este curso. Unas fuerzas que habían mermado en el primer tercio del año, coincidiendo con el nacimiento de su primer hijo, y que le habían llevado a caer a las primeras de cambio en casi todos los torneos en los que había participado. Salvo en la Copa Davis, donde se llevó la gran alegría de su carrera consiguiendo el quinto y definitivo punto para que España avanzara de ronda en una Plaza de Toros de València abarrotada.

Ahora, tras un mes de reflexión, de estar junto a los suyos y poner en perspectiva lo que ya ha conseguido en el tenis y lo que quiere para su futuro, Ferrer ha tormado una decisión; y esa no es otra que seguir haciendo lo que más le gusta: jugar a tenis.

El primer paso será regresar a la competición en el ATP 250 de Eastbourne, único torneo en el que podrá preparar Wimbledon sobre una supericie de hierba, y en el que competirá contra uno de los tenistas más en forma del momento, el argentino Diego Schwartzman, así como el jugador local Kyle Edmund o Feliciano López, siempre un rival muy duro sobre hierba. Tras Eastbourne, el de Xàbia se preparará para participar en un Wimbledon que será su el Grand Slam número 62 de su carrera.