Dijana Djokovic, madre de Novak Djokovic, ha ofrecido una entrevista en el diario serbio 'Blic' en la que, entre otros aspectos de la carrera de su hijo, habla de la animadversión de su familia por Roger Federer, después de varios episodios como la final de Wimbledon del pasado año.

"Wimbledon fue el partido más difícil para mí este año. En la pista donde todos aplauden a Federer, un puñado aplaudíamos a Djokovic. No es conveniente decir si Federer u otras personas me molestan, pero creo que sí, porque es un poco arrogante", confiesa.

Tampoco olvida sus lágrimas en los JJOO de Río 2016. "Las lágrimas de Río son las más duras que ha experimentado. Ese deseo de ganar el oro y tener todas las condiciones, pero algo falló. Tenía el problema del codo y no pudo soportar la presión. Es un niño muy feliz y sus lágrimas no suelen ser duras. Le sorprendió que había decepcionado a la gente y que no le había ido bien".

"Novak no ha sido como los demás niños desde pequeño. Siempre fue diferente, era más maduro", cuenta de su infancia. "Le gustaba jugar pero su atención era distinta. Ni en mis mejores sueños imaginaba que fuese un campeón a nivel mundial. Cuando empezó a jugar al tenis, también practicaba otros deportes. Ninguno de nosotros había sido tenista. A los seis o siete años le apuntamos en un campamento con Jelena Gencic en el Partizan Tennis Club. 'No he visto a un niño más talentoso aquí desde Monica Seles', me dijeron".

Y eso que por aquella época la familia pasó verdaderos apuros económicos. "Mi marido recibió dinero prestado de unos y tuvo que devolverlo pidiéndole a otros. Llamó a muchas puertas para encontrar un patrocinador que ayudara a Novak a ir al Open de Australia, a Roland Garros porque era una gran suma de dinero. Al final recibimos ayuda de gente de Israel. No fue fácil. Pasamos muchos nervios durante este periodo, pero así es la vida. Mi marido habló con muchos empresarios serbios para invertir en Novak, no para darle dinero, sino para hacerle un contrato, pero ellos no querían y no hubo reunión. Probablemente hoy estarían ganando millones, es un hecho".

En Wimbledon de 2009 antes de perder con el ruso afincado en Valencia Marat Safin, Djokovic apoyó la causa serbia en la independencia de Kosovo, un tema político que le pasó factura: "Pasé miedo en Londres en 2009, cuando Scotland Yard nos retuvo en casa, porque los grupos albaneses amenazaron a Novak porque apoyó la acción 'Kosovo es Serbia'. Tenía miedo porque estás en casa con Scotland Yard a tu alrededor. Luego, cuando la gente preguntó que por qué perdió con Marat Safin fue porque tenía esta presión. Pero no se habló de eso".

Dijana Djokovic revela también varios problemas de salud de su hijo. "Novak ha tenido varios problemas de salud. Tenía una desviación en la nariz que le hacía respirar con dificultad y tras operarse se sintió mejor. En 2010 se descubrió que era intolerante al gluten y eso también le hizo pasar apuros y no podía hacer frente al calor en Australia. A veces pensábamos que lo mejor era que parase pero decía 'déjame intentarlo'. En Wimbledon de 2007 jugó cinco días seguidos con el pie dolorido antes de caer ante Nadal en semifinales".

Y volviendo a la última final en Wimbledon ante Federer, cree que pudo ganarla por su devoción religiosa: "En el momento en el que Federer tenía dos bolas de partido, cogí mi cruz del río Don, el amuleto que me salva en momentos difíciles. Dios le salvó. Siempre llevo la cruz y soy creyente. Novak también lo es, cree en Dios y creo que es su elegido. Lleva una cruz de Hilandar y eso le da paz en sí mismo y felicidad. Reza por la mañana, por la tarde o cuando lo necesita".