Tenis

FINAL | ¡Carlos Alcaraz conquista Madrid otra vez!

El número dos, que volverá a lo más alto de ránking si juega en Roma, derrota en una durísima final al gigantón alemán (6-4; 3-6 y 6-3 en 2h 25m) y se impone por segundo año consecutivo en la capital española

Alcaraz y Struff en uno de sus dos precedentes, en Roland Garros.

Alcaraz y Struff en uno de sus dos precedentes, en Roland Garros. / Archivo

Daniel Gómez Alonso

Cae rendido Carlos Alcaraz sobre la arcilla de la Caja Mágica y, a la vez, suspira de alivio. Eran muchos los que pensaban que la final del Mutua Madrid Open iba a ser un paseo para el murciano, pero nada de eso. Jan-Lennard Struff, protagonista de un cuento de hadas tras llegar a la primera final de Masters 1.000 de su carrera después de ser eliminado en la fase previa y posteriormente repescado, no está ahí por casualidad. Y lo demuestra, haciéndole sufrir y desesperándole por momentos, como ya hizo en el pasado, pero acaba claudicando en un tenso tercer parcial (6-4; 3-6 y 6-3 en 2h 25m) en el que el joven dueño del tenis mundial conquista por segunda año consecutivo el torneo.

"Hoy he disfrutado a ratos, al final esto es con lo que hay que vivir. He disfrutado más que he sufrido, creo, pero es verdad que he tenido momentos de mucho sufrimiento. Al final, intentas pasarlo bien pero las piernas te pesan, los nervios entran en juego y es difícil a pesar de que quieres jugar bien. Hay que estar ahí todo el rato", confiesa el tenista de El Palmar tras solventar, con apuros, la papeleta ante el número 65 del mundo. "Jan es muy agresivo, sabía que me iban a venir bombas y había que estar preparado para ello. Hoy ha tocado ser menos agresivo que él, pero trato de enfocarme en mí mismo y en mi nivel, en los momentos clave creo que es lo que he hecho", reflexiona.

Son ya cuatro los Masters 1.000 que acumula en su palmarés. Los mismos que consiguió Juan Carlos Ferrero, su entrenador, en toda su carrera. Ya es el segundo español con más victorias en los torneos del segundo rango de importancia, aún lejos de los 36 de Rafa Nadal. Tiempo al tiempo.

Este, quizás, ha sido el más raro de todos. Con días de sufrimiento, como el del estreno ante Emil Ruusuvuori o el del cierre ante Struff, y con un camino vacío de rivales de renombre. Sin excesiva brillantez, pero manejando la presión de ser el indudable favorito en el camino hacía su segunda corona consecutiva en la capital española, algo que solo había logrado Rafa Nadal en 2013 y 2014.

Es también el primero en lograr el doblete Barcelona-Madrid dos años seguidos. En esos parámetros se mueve Alcaraz, que a sus 20 años recién cumplidos devora los registros como hacían los elegidos, y maneja las situaciones de peligro como ellos. Ante Struff, sufre por momentos, disfruta en pocos, pero vuelve a sacar otro partido, el 28º de la temporada, y se consolida como el tenista a batir en el circuito masculino.

Un viejo conocido

Torneo tras torneo, la historia se repit. Y no es porque no le llevara al límite el gigantón alemán, que siempre le plantea batalla. Mucho han cambiado las cosas desde que le derrotará hace dos años en la tierra batida de Roland Garros cuando el murciano apenas había rebosado la mayoría de edad. Pero el recuerdo aún pesaba, y por momentos volvía a la cabeza de Alcaraz.

"Estoy listo, soy capaz de ganar", avisaba el día de antes Struff. Casi nadie le creía, pero no iba de farol el alemán, que sin nada que perder salió valiente y con ganas de dar un disgusto a las 12.500 personas que abarrotaban la Caja Mágica. Y eso que empezó nervioso, cediendo su saque tras cometer dos dobles faltas. Un espejismo.

Recuperó rápido el terreno el número 65, que a base de estacazos y de un juego agresivo, subiendo mucho a la red, no permite a su rival ejecutar su plan de juego. Se sostuvo Alcaraz con su saque, el golpe que mejor le ha funcionado toda la semana, rondando con facilidad los 215 kilómetros por hora. Necesario para detener el empuje del alemán, que restaba muy metido en la pista y con mala intención, siempre a los pies de su rival.

No estaba, sin embargo, tan certero con su mejor arma, el saque, y concedió mucho a un tiburón como es Alcaraz. Con 3-3, otra doble falta le hizo enredarse de nuevo y el murciano encontró premio. Rompió y enfiló el primer parcial, que cerró con sufrimiento, levantando tres bolas de rotura en contra en el juego definitivo.

Aún así, no cambió el plan Struff, que activó el modo bombardero en el inicio del segundo parcial, y en un visto y no visto se puso 3-0. Los primeros saques que no le entraban empezaron a caer en la línea, y al resto seguía igual de machacón, sin dejar coger ritmo a un Alcaraz que se encogía de hombros por momentos, lanzaba la raqueta al aire en otros, y no encontraba el camino. Dispuso de cinco bolas de rotura con el 3-1, pero no cerró ninguna, y ya no volvió a tener oportunidad de inquietar al resto al alemán.

Más títulos que nadie en 2023

"No lo veo", se decía a sí mismo un preocupado Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz, en el inicio del tercer parcial. Y el viento hizo su aparición en la Caja Mágica, complicando aún más la tensa situación en la que se adentraba el choque. Pero el murciano, siempre a gusto en situaciones extremas, se vio con 1-1 y bola de rotura en contra, y volvió a emerger. La salvó, y en el siguiente juego, la dejada, su gran aliada, le dio la oportunidad de romper.

Lo consiguió, explotó, y con el lo hizo la grada al grito de "Carlos, Carlos". Y se desarmó Struff, que como tantos otros remó y remó pero agonizó en la orilla. Ya no soltó la presa el de El Palmar, concentrado al saque, y finiquitó el partido. Es lo que tienen los grandes, que saben ganar sin jugar bien. Y Alcaraz es ya uno de ellos.

Con la victoria en Madrid iguala a Daniil Medvedev como tenista con más títulos de la temporada (Buenos Aires, Indian Wells y los dos de casa) y se consolida como el tenista a batir a dos semanas de Roland Garros. Antes, previo paso, llegará a Roma con la intención de seguir prolongando su gran momento de forma.