Marc Soler salta del pelotón con una fuerza descomunal a más de 40 kilómetros de la meta de Sarran, un pueblo que se alza a la memoria del expresidente francés Jacques Chirac. No hay altas montañas por los alrededores pero tampoco un metro de llano. Continuos repechos que aclaman a un vencedor en solitario. Se sueña con la primera victoria del corredor catalán en la ronda francesa. La hazaña tendrá que esperar porque este Tour ya ha descubierto a un nuevo astro de 22 años que merecía como pocos un triunfo de etapa. Se llama Marc Hrischi, un joven de Berna, que levanta los brazos en la línea de llegada después de pelear por una etapa, con una segunda y una tercera posición.

Los líderes se resguardan, como Primoz Roglic, el primero de la clase, tan bueno encima de la bici como parco en palabras para explicarse tras las etapas. Solo permite tres preguntas pero nadie lo interroga, como pasaba el año pasado por estas fechas cuando ganó la Vuelta. Total ni cuenta, ni dice nada. Todo lo que siente, todas sus intenciones para llegar de amarillo a París se las reserva para sí mismo.

La fuga exitosa del día

A Hirschi le da igual. Quería y perseguía una etapa. Primero se sitúa a la estela de Soler. El ciclista del Movistar pedalea como un animal, como si no hubiese un mañana. Ve un repecho y ataca. Se forma la fuga exitosa del día. El pelotón de las figuras no reacciona por detrás. Hasta que a 28 kilómetros de Sarran Soler lanza lo que parece el demarraje definitivo que se convierte enseguida en el trampolín que utiliza Hrischi para irse en solitario, para bajar como un salvaje, aunque con extraordinaria técnica y para comenzar a abrir un agujero que nadie consigue tapar.

Hrischi no está en este Tour para pelear por la general. Habrán otros Tours para intentarlo. Pero sí para buscar espectáculo, para ser segundo detrás de Julian Alaphilippe en la segunda etapa y para acabar tercero en Laruns, después de andar en fuga y ser neutralizado por los combatientes de la victoria final a dos kilómetros de la meta que despide a los Pirineos.

Sin fuerzas al final

Soler, al final, se queda sin fuerzas, en un día en el que el Movistar peleó por un triunfo de etapa puesto que Imanol Erviti anduvo con otros fugados, entre los que estaba Luis León Sánchez, el campeón de España, durante 160 kilómetros tras un ataque al inicio del día. "Me vacié pero al final ya iba muerto y me solté porque ya no podía más", explica el ciclista catalán tras cruzar la línea de meta en 12º lugar.

Aquí nadie regala nada. Aquí se pelea por cualquier objetivo con sudor y lágrimas, y a veces, cuando el accidente golpea al corredor, hasta con sangre. No hay regalos que valgan. Y mucho menos este año en el que la disputa del Tour era vital para la supervivencia de este deporte en tiempos de pandemia.

Hrischi sube al podio. ¿Sonríe? No se ve ni en vivo ni en las fotos. La mascarilla esconde las emociones. Tampoco hay besos, aunque por otras cuestiones al margen del covid, ni se da la mano a las autoridades. Los sentimientos no se exteriorizan, como le sucede a Roglic.