No han bastado 83 horas sobre la bici para definir de una manera rotunda al ganador del Tour 2020. Primoz Roglic afronta este sábado su último asalto, puesto que París, el domingo, solo debe ser una fiesta para coronar al jersey amarillo. En los Campos Elíseos habrá por primera vez un vencedor esloveno, un país que hasta ahora no formaba parte de la historia de la ronda francesa. Muy difícil se le tienen que poner las cosas a Roglic, magnífico contra el 'crono', para que ceda la prenda a su joven compatriota Tadej Pogacar. Sin embargo, sabe que, tras el confinamiento, se celebró en su país el campeonato de contrarreloj y Pogacar lo derrotó con un trazado similar al que cerrará la lucha por la general.

Roglic es un tipo tranquilo. O eso aparenta. Pogacar parece menos fresco que al principio. O esa impresión dio en los Alpes. Detrás de ellos nadie los puede inquietar, la bandera de su país ondeará en un París que amenaza lluvia el domingo por la tarde. Y Roglic no debería estar dispuesto a tirar todo el trabajo, tanto el suyo como el de sus compañeros del Jumbo, por la borda del Tour.

Triunfo danés en la 19ª etapa

Tras una 19ª etapa que no sirvió para alterar en absoluto la clasificación general, en un día en el que todo el pelotón, salvo los fugados (victoria en solitario del danés Sören Kragh Andersen), entró en la meta de Champagnole, cerca de las viñas de la Borgoña, charlando y riendo, como cuando los amigos llegan a casa después de la salida dominicial en bici, la contrarreloj asoma como el último aliciente en el Tour de los eslovenos.

¿Por qué perdió Roglic la contrarreloj de su país ante Pogacar? Pues porque en la cuesta final quiso subir hasta la meta con la bici de la contrarreloj y eso es una salvajada y una llamada al fracaso y a entregar el Tour a su paisano. "Todavía no tengo decidido si cambiaré de bici en la cuesta final", indica el líder del Tour. Pero la cambiará, seguro, porque a nadie se le puede ocurrir ascender hasta la Planche des Belles Filles, a través de 6 kilómetros, con el peso de una bici de contrarreloj y con lo incómodo que el vehículo resulta cuando el ciclista se tiene que poner de pie para superar cuestas como la de la cima de los Vosgos, a un promedio superior al 8 por ciento.

La juventud de Pogacar

Pogacar vive de su juventud, la que le permite arriesgar, no mirar hacia atrás y jugarse el todo por el todo, porque el fallo como máximo lo podría desplazar de la segunda a la tercera plaza de la general, aunque parece muy difícil, por mucho que Superman López vuele con su capa por las cuestas de la Planche des Belles Filles, que resista en los 30 kilómetros llanos del inicio donde debe pasear más su pena que su gloria ciclista. Medio minuto separa al corredor colombiano de la segunda plaza de la general y defiende el podio con 1.39 minutos de ventaja sobre Richie Porte, muchísimo mejor, como la noche y el día, bajo la disciplina de la contrarreloj.

Luego estará la lucha entre los corredores españoles. Mikel Landa, quinto, no tiene ninguna posibilidad de ganar posiciones en la general, pero deberá cuidarse de Enric Mas, mejor contrarrelojista, y al que supera en solo 51 segundos. Y, por último, Alejandro Valverde debe asegurarse a los 40 años la décima posición ante Damiano Caruso. Lo tiene a 19 segundos que no deben inquietar al veterano corredor murciano.

La actuación española

Estas son las posibilidades españolas. No hay más. Qué se le va a hacer. Será un Tour sin triunfadores de etapa, donde, eso sí, el Movistar tiene casi asegurada la clasificación por equipos y el derecho a pisar el podio de los Campos Elíseos, donde también quiere estar Richard Caparaz, como rey de la montaña, aunque con solo dos puntos de ventaja sobre Pogacar. Ellos se juegan esta clasificación en los seis kilómetros de la subida final.

La Planche de les Belles Filles tiene la sentencia definitiva. Cuenta la leyenda que allí se arrojaron al vacío las niñas que poblaban el lugar. Huían de los bárbaros. Prefirieron morir a caer en sus manos. Siempre se les recuerda cuando el Tour corona la cima de su sacrificio, aunque hasta ahora nunca había servido para sentenciar la carrera.