El Valencia Basket, con una actuación soberbia en Kazán, certificó su hegemonía en la presente edición de la Eurocup. Una hegemonía que también forma ya parte de la historia ya que es el único equipo que ha conquistado tres entorchados de este torneo. El título, una vez más, permitiría a los de La Fonteta disputar la próxima edición de la Euroliga. Un premio añadido que el conjunto dirigido por Velimir Perasovic se ha ganado a pulso esta temporada.

Buena salida del conjunto taronja en el Basket Hall de Kazan, donde en los primeros minutos ha logrado anular completamente el ataque del Unics Kazan. Una canasta de juego en seis minutos fue todo el balance del equipo dirigido por Andrea Trinchieri, al que no le quedó más remedio que parar el partido en busca de soluciones mucho antes de lo esperado (3-9; min. 6).

El Valencia Basket, pese a que en ataque no terminaba de encontrar la fluidez de otras ocasiones, si que logró cumplir a la perfección con el guión previsto gracias a una sólida defensa. Ahí es donde el equipo dirigido por Velimir Perasovic, muy metido en el partido desde el salto inicial, se hizo realmente fuerte para poco a poco ir destrozando cada vez más la endeble moral y confianza del cuadro ruso. Un equipo que sólo fue capaz de anotar una canasta en juego y tres tiros libres en todo el cuarto, al que llegó 12 puntos abajo ante un excepcional Valencia Basket (4-16; min. 10).

Poco cambió la decoración en los minutos posteriores, y más cuando Pablo Aguilar y Rafa Martínez cogieron la directa desde el 6,75 con cuatro triples consecutivos (dos para cada uno) para ampliar la renta hasta los 19 puntos (10-29; min. 14). Pese al aumento de las diferencias, la aceleración en el juego tras la entrada de Lafayette, con algunos errores incluidos, no beneficiaba a los de La Fonteta. Algo de lo que Perasovic se dio cuenta casi al instante, optando por buscar nuevamente un juego más pausado con Van Rossom.

Desafortunadamente, el base belga cometió su tercera personal a los pocos segundos y el técnico croata se vio en la obligación de volver a dar entrada a Lafayette. Esta circunstancia, unida al aumento de la intensidad en el juego del conjunto ruso, complicó algo más las cosas para los taronja antes de llegar al descanso tras un parcial de 13-5 (23-34; min.18). Los locales reaccionaban y el juego se había equilibrado, pero aún así la renta en la media parte continuaba siendo más que importante (25-39; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios el choque entró en una fase de intercambio de canastas que los valencianos, gracias a la productividad de hombres como Justin Doellman y Romain Sato, superaron sin mayores complicaciones (36-52; min. 24). Las diferencias se mantenían y al Kazan cada vez le quedaba menos tiempo para buscar el milagro. Un milagro en el que ni siquiera creía el MVp del torneo. Andrew Goudelock, que ejemplificó la impotencia del Uncs Kazan tras cometer antideportiva sobre Doellman (36-58; min. 25).

El encuentro, la final y el título quedó prácticamente finiquitado en ese momento. Verse 22 abajo en el choque (más los 13 de la ida) fue la estocada definitiva para los rusos, que a partir de ese momento perdieron completamente su fe en la remontada. Una fe que, por otra parte, nunca fue demasiado fuerte debido a la gran puesta en escena del Valencia Basket (57-71; min. 30).

Poco hubo ya que añadir en el último acto, que sirvió sobre todo para constatar la superioridad del conjunto taronja y la decepción de su rival, cuyos aficionados comenzaron a abandonar el Basket Hall mucho antes de la conclusión del encuentro (65-85; min. 36). Era la constatación de la excepcional noche del Valencia Basket, en la que incluso el canterano Larry Abia tuvo la oportunidad de estar un par de minutos en la pista. Una licencia a la que no acostumbra Perasovic pero en la que el técnico croata quiso también recompensar el trabajo del alero valenciano con el primer equipo durante las últimas dos temporadas.