El Valencia Basket se contagió del gélido ambiente en el San Sebastián Arena, donde firmó una actuación decepcionante. Al equipo taronja, faltó de ritmo y de concentración, le costó mucho entrar en el partido. Las pérdidas y los errores se multiplicaban, y eso llevó a Perasovic a tomar medidas casi de inmediato (8-0; min. 4). El primer damnificado fue Guillem Vives, al que sustituyó Nemanja Nedovic después de ese mal arranque, y luego siguió un desacertado Kresimir Loncar por Bojan Dubljevic.

El base serbio consiguió darle un poco más de velocidad al juego y, gracias a dos triples consecutivos, recortar las distancias (12-10; min- 8). Fue un espejismo. Nedovic solo no era suficiente y Perasovic, llegados a este punto, siguió con las lógicas rotaciones. Pero el Valencia Basket no acababa de despertar y eso se tradujo en una importante desventaja al término del primer acto (21-12; min. 10). El dato más significativo, más allá del resultado, es que cinco jugadores taronja estaban con valoración negativa mientras que la de Nedovic (12) era justamente la que sumaba todo el equipo.

La conclusión era que más jugadores debían sumarse a la causa si los valencianos querían tener alguna opción ante el Gipuzkoa Basket. Así lo entendió también el técnico croata, que en el inicio del segundo cuarto hizo debutar a Sam Van Rossom tras su lesión. El base belga, pese a ser su primer encuentro en seis semanas, rindió a un muy buen nivel teniendo en cuenta el cariz que estaban tomando los acontecimientos. De hecho, fue el mejor del equipo. Ver para creer. A falta de acierto y buen juego, el Valencia Basket tiró de carácter para continuar en la pelea antes del descanso. No quedaba otra. Afortunadamente, y aunque parezca increíble por las sensaciones que se palpaban en la pista, los taronja se fueron sólo dos puntos abajo al descanso (32-30; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios los de La Fonteta subieron ligeramente el nivel de intensidad en la pista con el objetivo de ir poco a poco desgastando a su rival. Las limitadas rotaciones del conjunto vasco eran una ventaja que había que aprovechar y el Valencia Basket lo hizo, aunque a medias. Liderados Van Rossom, que regresó al equipo en un gran estado de forma, el equipo de Perasovic dio la vuelta al partido hasta instaurar una máxima renta en el marcador de siete puntos (37-44; min. 27). Sin embargo, mucho quedaba por remar todavía en un encuentro en el que ambos equipos continuaban destacando más por sus errores que por sus aciertos, y que el Valencia Basket no supo matar cuando tuvo la oportunidad (47-44; min. 29). El parcial de 10-0 dejaba en entredicho la reacción de un bloque irregular y con demasiadas lagunas en su juego.

Era ahora el Gipuzkoa Basket el que perdonaba la vida a los valencianos con sus continuos fallos desde la línea de 6,75, lo que provocaba continuas y alocadas alternancias en el luminoso. Ya por entonces quedó claro que no iba a ganar el mejor equipo, sino aquel que cometiese menos errores en los últimos minutos (54-51; min. 33). Minutos que los taronja afrontaron con un juego interior muy cargado de personales (Dubljevic y Loncar tenían ya por entonces cuatro), lo que también limitó sus prestaciones defensivas en determinados momentos. A falta de 4:50 para el final Loncar cometió la quinta, y Perasovic optó por colocar a Aguilar de '5' y no dar entrada a Dubljevic. Mientras, Hanley colocaba a los locales seis puntos arriba (61-55; min. 36).

Fue el principio del fin para el Valencia Basket. Y eso que cuando restaba poco más de un minuto para el final Perasovic decidió dar entrada por fin a Dubljevic (66-62; min. 39). Con él en pista, y después de haber anotado un tiro libre, el equipo certificó un parcial de 0-7 que disparó las opciones de triunfo a falta de 26 segundos. Sin embargo, un triple de Jared Jordan a falta de 15 segundos dejó en nada el intento de remontada final. Y eso que Vladimir Lucic dispuso del último tiro para ganar el partido. Desgraciadamente salió cruz y el triple se salió.