La exitosa etapa de Velimir Perasovic en el banquillo del Valencia Basket llegó a su fin con la humillante derrota en la Fonteta ante el Asesoft Ploiesti en la Eurocup. El equipo iba a la deriva y tocó fondo, pero el cambio de entrenador dio aire fresco al vestuario y en especial a algunos jugadores que habían estado hasta la fecha lejos de su mejor nivel. Pero si hay alguno que ha salido beneficiado especialmente con el cambio es Pablo Aguilar.

El ala-pívot ha multiplicado su rendimiento de la mano de Carles Duran. Ha ganado en confianza y está mostrando su mejor versión, superando los 14 puntos en tres de los últimos cuatro encuentros -algo que solo había logrado en el primer partido de la temporada con 15 puntos contra el UCAM Murcia-. Ante el Movistar Estudiantes llegó hasta los 14, con cinco rebotes y 17 de valoración. Unos días después estableció su récord de anotación en la ACB al llegar hasta los 29 puntos contra el CAI Zaragoza, con 32 de valoración. Y remató su ciclo el pasado miércoles en Múnich, donde contribuyó con otros 14 puntos a la victoria.

Pero el rendimiento del andaluz no solo ha mejorado en la faceta anotadora, ya que juega casi el doble de minutos de los que tenía con el técnico croata y duplica también su valoración media por encuentro. De hecho, ha pasado de los 11,96 minutos de media que jugaba con Perasovic a los 18 que tiene con Duran. Su media de puntos ha subido también desde los 4,1 hasta los 8,5 y la valoración media ha pasado de 4,64 a 10,1.

En la época de Perasovic, Aguilar llegó a encadenar tres partidos sin sumar un solo punto -desde la sexta hasta la octava jornada de Liga- y llegó a quedarse sin jugar el siguiente encuentro. En ocho de los trece partidos europeos de esta temporada con el técnico croata -entre Euroliga y Eurocup- , Aguilar no superó ni la barrera de los 10 minutos en pista y su confianza se fue apagando poco a poco.

El Pablo Aguilar de ahora, sin embargo, es otro bien distinto por suerte para él y para el equipo, sobre todo en una temporada en la que están sufriendo de nuevo la plaga de lesiones y en la que los jugadores interiores han estado especialmente castigados. Mentalmente se ha desbloqueado, ha perdido el temor a los clásicos ´banquillazos´ de Perasovic tras algún error y aporta cada día en más facetas del juego, sumando a su buen tiro exterior, su capacidad de defender, atacar el aro rival y rebotear.

Eso sí, Aguilar no ha sido el único jugador que ha mejorado de forma notable su rendimiento con el cambio de entrenador, ya que otros jugadores como Bojan Dubljevic -aquejado de molestias toda la temporada- o Kresimir Loncar -fichado con el aval del propio Perasovic- han ido a más en los últimos meses mientras crecía también el peso en el equipo de otros de los recién llegados, un Guillem Vives al que Carles Duran conoce muy bien de la etapa de ambos en el Joventut y que sabe que tiene la plena confianza del entrenador, además de los minutos de más que le han permitido tener las lesiones de Van Rossom.

Pendientes de los lesionados

Por otra parte, la plantilla taronja regresa hoy al trabajo muy pendiente del estado de los dos jugadores que no pudieron viajar a Alemania por distintas lesiones: Lishchuk y Harangody. El pívot ucraniano ya ha vuelto a entrenar con el resto del grupo, pero aún le falta coger el ritmo y en principio es complicado que pueda viajar a Málaga para el partido de este domingo contra el Unicaja.

Más probabilidades podría tener Harangody, a pesar de que el estadounidense sufrió una aparatosa lesión en el último partido ante el CAI Zaragoza en la Fonteta, donde le tuvieron que poner seis puntos en la ceja y cinco en el pómulo tras un desafortunado choque con Aguilar. A pesar de que se había barajado la posibilidad de que jugara con una máscara protectora en la cara en Múnich, finalmente Duran prefirió no arriesgar con él.