El Valencia Basket cayó en el Martín Carpena de Málaga y se complica le segunda plaza de la clasificación. De hecho, si el próximo miércoles el Real Madrid vence al Laboral Kutxa en el Palacio de los Deportes los taronja serán terceros en espera de lo que suceda en la última jornada de la fase regular. Esa posición, curiosamente, le emparejaría con su verdugo en este encuentro, el Unicaja, en los cuartos de final del play-off. Un rival que supo aprovechar mejor sus opciones en un choque en el que se echó mucho de menos al lesionado Luke Sikma.

Y eso que la salida fue inmejorable para el equipo de Pedro Martínez, que de la mano de Shurna respondió al impetú inicial de Nemanja Nedovic para, posteriormente, empezar a abrir brecha en el electrónico (9-18; min. 6). Más allá del electrónico las sensaciones presentaban a un Valencia Basket superior en ambas canastas, con más colectivo y tranquilidad para elaborar cada jugada. El Unicaja, por su parte, tiraba de individualidades para mantenerse a flote y eso, a la larga, no iba a ser una buena opción. Joan Plaza lo sabía y paró el encuentro para buscar soluciones cuanto antes.

La reacción no se hizo esperar. Los locales aumentaron su intensidad atrás y una zona 2-3 empezó a atragantársele al equipo taronja. Por si fuera poco los valencianos empezaron a cometer también errores en defensa y eso desembocó en un parcial de 12-2 que puso por primera vez desde el minuto 1 al Unicaja por delante (21-20; min. 11). Dubljevic y Diot intentaron despertar al Valencia Basket a base de puntos, pero el problema no sólo estaba en ataque. Los malagueños hacían mucho daño en cada acción ofensiva, sobre todo un extra motivado Nedovic (12 puntos y 13 de valoración al descanso), al que resultó casi imposible frenar (42-37; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios era evidente que había que cambiar el chip, de forma prioritaria en defensa. El partido requería de una marcha más de agresividad y dureza, y ese fue un mensaje que entendieron bien los de La Fonteta. Pero una vez más faltó equilibrio. Los errores en ataque se multiplicaron y el cuadro local, tras casi tres minutos sin anotar, volvió se marchó en el electrónico con dos triples de Carlos Suárez y Nedovic (49-37; min. 24). Fue el principio del fin para un Valencia Basket en autentica caída libre.

Pedro Martínez decidió no pedir tiempo muerto mientras su equipo acumulaba un despropósito tras otro y la sangría se prolongó (56-39; min. 26). El preparador catalán, en su lugar, tiró de rotaciones para reconducir la situación y aferrarse a un choque que parecía que se escapaba por momentos. Lo consiguió en parte, aunque la desventaja antes del último acto seguía siendo muy importante (62-52; min. 30).

Demasiada renta si tenemos en cuenta que los valencianos siguieron sin leer bien el encuentro en el aro rival y sin meter balones a la pintura (68-57; min. 34). San Emeterio emergía entonces para mantener la esperanza con varias acciones individuales, lo que unido al primer balón interior que recibió Hamilton en el cuarto redujo las distancias hasta los siete puntos (68-61; min. 35). Ahí prácticamente acabaría todo pese al esfuerzo de un equipo que, justo es reconocerlo, nunca arrojó la toalla y lo siguió intentando hasta el final. Eso sí, sin acierto.