El Valencia Basket ha confeccionado una plantilla de plenas garantías para afrontar su regreso a la Euroliga la próxima temporada. Un grupo de jugadores llamados a defender también el título de Liga Endesa logrado hace unos meses, y entre los que destacan cinco de ellos por formar un juego interior a la altura de los mejores en Europa. A Bojan Dubljevic y Will Thomas se han sumado Latavious Williams, Tibor Pleiss y Aaron Doornekamp, completando una rotación en la ‘pintura’ que es la envidia del continente. Un juego interior que recuerda al más legendario hasta la fecha que ha visto La Fonteta, el de la temporada 2002/03.

La hasta hace poco considerada mejor campaña de la historia del Valencia Basket vio como el conjunto taronja se alzaba con el título de la ULEB Cup y llegaba hasta la final de la ACB, la primera de su historia, en la que caía frente al Barcelona. Un equipo de leyenda, solo superado por el que conquistó por fin el título liguero la pasada campaña, y que se sustentaba en grandes jugadores, pero sobre todo en un juego interior de auténtico lujo. Dejan Tomasevic, Fabricio Oberto, Bernard Hopkins, Fede Kammerichs y Asier García.

Cinco jugadores que, sobre todo los cuatro primeros, asombraron a Europa con una productividad pocas veces vista. Tomasevic, Oberto, Hopkins y Kammerichs, todos ellos, superaron en la ACB los diez puntos de valoración de media por encuentro. Una auténtica barbaridad estadística, que ni siquiera pudieron igualar el año pasado los Dubljevic, Sikma, Will Thomas y Pierre Oriola. Los ‘cuatro fantásticos’ de la temporada 2002/03 eran una garantía de producción en cada partido, y así todo el equipo se beneficiaba para ganar partidos, no solo los jugadores interiores.

Ahora, Dubljevic, Latavious Williams, Will Thomas, Tibor Pleiss y Aaron Doornekamp -todos ellos superaron la pasada campaña los 10 puntos de valoración salvo Thomas, que se quedó en 9- tratarán de seguir los pasos del hasta hoy mejor juego interior de la historia del Valencia Basket. De conseguirlo, La Fonteta puede prepararse para una temporada de vértigo, en la que los equipos rivales tendrán que buscar fórmulas para detener a una rotación interior que promete emociones fuertes.