El Valencia Basket cerró el pasado domingo su pretemporada más atípica de los últimos años. El conjunto taronja llega al inicio de la competición con un balance de dos victorias y cuatro derrotas en seis encuentros, malos resultados, pero mejores sensaciones, especialmente en los últimos dos partidos. Y es que la pretemporada del equipo que entrena Txus Vidorreta ha sido cuanto menos atípica, con muchas bajas hasta el último momento y bastantes piezas nuevas que encajar, con el periodo de adaptación que ello conlleva. Por eso, se hace difícil extraer conclusiones de estos primeros partidos del curso. Eso sí, la competición no espera, y en poco más de 48 horas llega el primer partido oficial en la Supercopa Endesa frente a Unicaja en Gran Canaria.

El Valencia Basket ya sabía que esta pretemporada iba a ser complicada. Primero, por el cambio en el banquillo. Tras dos temporadas con Pedro Martínez, Txus Vidorreta tomaba los mandos de la nave taronja, y aunque el estilo del vasco se parece bastante al del catalán, siempre hay diferencias que necesitan tiempo para que los jugadores las asimilen. Otro punto en contra eran las muchas caras nuevas. Es verdad que la base de la plantilla es la misma que la de la temporada pasada, pero cinco de esas caras conocidas apenas han podido ponerse a las órdenes del nuevo técnico por estar jugando el Eurobasket. Por ello, desde el primer partido, los fichajes han tenido que tirar del carro junto a un nutrido grupo de canteranos. O lo que es lo mismo, jugadores que nunca habían jugado juntos, que muchos ni se conocían, y que han tenido que acoplarse conforme iban sucediéndose los partidos. Por último, los problemas físicos también han pasado factura en esta pretemporada, con Latavious Williams fuera desde el primer partido y algunas bajas puntuales como la de Doornekamp en mitad del primer partido ante el MoraBanc Andorra o la de Diot esta última semana de pretemporada.

Los fichajes ilusionan

Siendo los resultados importantes, en pretemporada son lo de menos, por eso es más importante quedarse con las sensaciones. Y estas no son tan malas. Especialmente con algunos de los nuevos fichajes, que han tenido tiempo de sobra para demostrar sus capacidades ante tanta ausencia. Tres de ellos han brillado con luz propia. Erick Green se ha destapado como el anotador compulsivo que echó de menos por momentos el equipo el año pasado. Tibor Pleiss ha enseñado que es capaz de dominar en la pintura en ambos lados de la cancha. Y Aaron Doornekamp se ha destapado como mucho más que un buen tirador de tres, especialmente en el apartado reboteador, donde puede ser un baluarte muy importante. Alberto Abalde es el que menos ha brillado, aunque de él se espera más una progresión constante durante el año que resultados inmediatos. Por último, Latavious Williams no ha podido jugar un solo minuto por lesión, aunque con su trayectoria poco tiene que demostrar ya.

En definitiva, una pretemporada atípica que obligará al Valencia Basket a ir creciendo ya con la competición en marcha debido a los muchos internacionales. Consecuencias de ser el campeón de Liga.