El 2017 se acaba y con él el que ha sido el mejor año de la historia del Valencia Basket. Un año con 77 partidos -el mayor número jamás jugado por los taronja en 365 días-, cuatro finales, dos títulos y, sobre todo, muchas emociones. Y que mejor que despedirlo en La Fonteta, donde se han vivido los mejores momentos de unos 12 meses que jamás se olvidarán. El Divina Seguros Joventut será el invitado a una velada en la que la afición valenciana espera prolongar la alegría de la reciente victoria en Euroliga ante el Panathinaikos y entrar así en el 2018 con buen pie.

Será un partido muy especial para un jugador que solo ha vivido la mitad de este 2017 en València, pero que ya es uno más de la familia taronja, Alberto Abalde. El jugador gallego se enfrenta por primera vez al equipo en el que se formó desde la categoría cadete, y que abandonó este verano para incorporarse a la disciplina del Valencia Basket. Un Abalde que reconoce que será una mañana diferente para él. «El día más especial será cuando vaya por primera vez al Olímpic, pero en el partido del sábado -por esta tarde- voy a ver a muchos amigos y a mucha gente con la que he pasado mucho tiempo. Nosotros necesitamos coger confianza y hacer buenos partidos. Necesitamos esta victoria, así que iremos a por todas», reconoce Abalde, quien viene de hacer un esfuerzo titánico en la victoria ante el Panathinaikos.

El alero no solo tuvo que jugar con fiebre por las muchas bajas, sino que se vio obligado a hacerlo muchos minutos de base, ante las ausencias de Guillem Vives, Antoine Diot y Sergi García, tres de los cuatro bases de la plantilla. Y no solo jugó, sino que cumplió con muy buena nota. «Me estoy sintiendo bien en la posición de base. Me están ayudando tanto los entrenadores como mis compañeros a poder hacerlo bien en esta posición en la que no había jugado nunca. Tengo que hacer lo que necesite el equipo y en este momento estamos con muchas bajas en esa posición, así que hay que ayudar», asegura Abalde, quien ya se encuentra «un poquito mejor» de la fiebre, aunque «bastante cansado por el esfuerzo».

El encuentro es importante para el Valencia Basket no solo para despedir con buenas sensaciones el año, sino porque una victoria le dejaría con pie y medio dentro de la próxima Copa del Rey. El cuadro taronja tiene que ganar dos de los cinco partidos que restan antes del final de la primera vuelta, pero de hacerlo hoy sumarían ya diez victorias esta temporada y solo un equipo, con el actual formato, se quedó fuera de la Copa con tantos triunfos.

De nuevo, el mayor hándicap que tendrán los de Txus Vidorreta para el partido de hoy será el físico. No solo por el hecho de que nunca la enfermería ha estado tan llena esta temporada -y ya es decir- sino porque el choque llega menos de 48 después de terminar el exigente duelo ante el Panathinaikos. Con seis lesionados, Diot, Vives, Sergi García, San Emeterio y Latavious Williams, el técnico taronja cuenta apenas con nueve jugadores profesionales, por lo que de nuevo Damjan Rudez tendrá minutos y puede que también Tryggvi Hlinason. En definitiva, ¿qué mejor manera de despedir el año que en La Fonteta?.