El Valencia Basket sigue muy vivo en la pelea por la segunda posición de la Liga Endesa después de lograr una victoria casi épica ante el Baskonia, al que cortó una racha de diez partidos consecutivos sin perder en la competición doméstica. Van Rossom y, sobre todo, Bojan Dubljevic, fueron los artífices de otra gran noche para La Fonteta. Nueva lección de orgullo del equipo taronja que, aún con las bajas de Vives, San Emeterio, Pleiss y Diot, logró superar a uno de los equipos más en forma de Europa. Eso sí, un triple final de Janning evitó ganar también el basket average, que quedó empatado.

Alto ritmo de producción en unos primeros compases en los que, poco a poco, el Valencia Basket supo como encontrar mejor su sitio en ambas partes de la pista. Ese dominio, unido a la buena dirección de Van Rossom, permitió a los locales instaurar su primera renta importante tras un parcial de 12-0 (19-8; min. 6). A Pedro Martínez, ovacionado de nuevo por La Fonteta, no le quedó otra que parara el encuentro en busca de soluciones.

Estas llegaron de la mano de Poirier y Janning, que aprovecharon dos triples errados y una pérdida del Valencia Basket para estrechar de nuevo el cerco sobre su rival (19-16; min. 7). Demasiado fácil lo había tenido el Baskonia ante una Fonteta también demasiado fría y que no ayudaba en exceso a los suyos (23-18; min. 10).

Las rotaciones taronja habían pesado, pero lo peor estaba por venir. Algunos problemas para controlar el rebote defensivo impidieron a los de Txus Vidorreta abrir hueco en el luminoso, circunstancia que dio alas al cuadro vasco en el segundo acto. Golpearon Diop y Beaubois, pero el que realmente hizo daño fue Luca Vildoza. El base argentino dinamitó por completo el choque tras dos triples consecutivos sacaron por completo a los taronja del encuentro. El parcial se disparó hasta un terrorífico 2-15 (28-42; min. 26).

Vidorreta llamó a capítulo a sus hombres y movió de nuevo el banquillo, pero era evidente que si La Fonteta no despertaba la cosa iba a estar muy complicada. Y lo hizo gracias, sobre todo, a la indignación que provocaron algunas decisiones arbitrales. Así, el apoyo de la grada y el carácter de Rafa Martínez se erigieron en baluartes clave para devolver al Valencia Basket al choque. El choque, ahora mucho más trabado y físico, cambió de nuevo de dirección. Los locales, tras sellar un 11-0 de parcial, alcanzaron los vestuarios 'vivos' y todavía como muchas cosas que decir en el encuentro (39-42; min. 20).

La 'música de viento' a los colegiados en el descanso evidenció con claridad cual era la opinión del público respecto a su labor. El equipo, sin embargo, debía centrarse más en lo que sucedía en la pista que en el arbitraje. Y eso, sin polémicas de por medio, lo cierto es que le costó (41-49; min. 22). Sólo Dubljevic, a base de corazón y pundonor, parecía entonces en disposición de complicar las cosas a un rival con las ideas mucho más claras sobre la cancha.

El Valencia Basket necesitaba dar otro paso adelante, ahora con la segunda unidad, pero en lugar de eso aumentaron las dudas (45-56; min. 27). Sin tiros claros el acierto se resentía cada vez más, lo que fue aprovechado por el cuadro vasco para volver a abrir brecha en el marcador. Y es que ni siquiera desde el tiro libre el Valencia Basket lograba anotar con fluidez (cuatro errores en el cuarto). Vidorreta decidió dar entrada de nuevo a sus grandes motores, Van Rossom y Dubljevic. Ambos junto con la 'conexión' de Green lograron dar una vida extra al equipo taronja al inicio del último cuarto (57-58; min. 31).

Acto seguido, un triple de Van Rossom puso en pie La Fonteta para rubricar la remontada (60-58; min. 32). Eran los mejores minutos del Valencia Basket, que de nuevo plantaba cara a la adversidad para poner contra las cuerdas al Baskonia (70-62; min. 35). Pese a ello, iba a tocar sufrir hasta el final. El desgaste iba haciendo mella y un triple de Janning a 2:39 del final estrechó al máximo la renta (73-70).

Tras varias idas y venidas, Abalde devolvía la afrenta un minuto después para poner el choque ya muy de cara a 58 segundos del final (77-72). Dubljevic, medio cojo tras un golpe en la rodilla, ese disfrazaba de héroe para contagiar a su equipo de una 'raza' a la altura sólo de los grandes. Sus compañeros tomaron buena nota del gesto para sellar una victoria épica y vital de cara a la clasificación.

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