El Valencia Basket dejó escapar su primera oportunidad de acceder a las semifinales de la Liga Endesa tras caer ante el Herbalife Gran Canaria por 97-70. Lo peor, más allá de la derrota, fue la preocupante imagen dejada por un equipo muy inferior a su rival y que apenas tuvo opciones de victoria desde el segundo cuarto. Una imagen muy alejada de la del primer partido en Valencia. La falta de pegada en la pintura, motivada en gran parte por la inferioridad física del juego interior, acabó siendo determinante para llevar la serie a un tercer partido este viernes en La Fonteta.

Mucha igualdad en los primeros compases, en los que a los taronja les costó coger el sitio defensivamente (13-13; min. 5). Sobre todo ante hombres como Xavi Rabaseda, autor de 9 puntos hasta ese momento, y Eulis Báez, con 4. Por entonces ya volvían a observarse los problemas de los taronja para controlar el rebote, algo que ya sucedió el lunes en La Fonteta. La superioridad canaria en el juego interior se observaba también en sus puntos en la pintura, todo lo contrario que el equipo de Vidorreta, que en este primer cuarto vivió de su alto porcentaje desde el 6,75 con 5/6 (83%) en triples (22-21; min. 10).

La entrada de Hlinason por Buva al final del acto logró minimizar ligeramente los daños, pero no logró contener lo que vendría poco después. Y es que lo peor llegaría en el segundo acto, con un Valencia Basket incapaz de buscar soluciones a la falta de acierto exterior (1/5 en el cuarto). La consecuencia directa fue un colapso ofensivo que llevó al equipo a anotar sólo cuatro puntos en casi siete minutos.

El Gran Canaria, tremendamente superior en el rebote, lo aprovechó para disparar su renta aprovechando los múltiples ‘regalos’ con los que fue obsequiado por los de La Fonteta. Su intensidad era mayor, y también la solidez de su juego. Ni siquiera el tiempo muerto de Txus Vidorreta pidiendo más concentración a sus hombres sirvió para hacerles reaccionar. De hecho, su equipo se fue al descanso con la máxima desventaja hasta ese momento (46-33; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios el Valencia Basket trató de imprimirle una marcha más al encuentro con el objetivo de empezar a recortar diferencias. Y estuvo a punto de conseguirlo de no haber sido por la productividad estelar de Rabaseda. El escolta catalán respondió con personalidad a cada canasta taronja para que la renta no sólo no disminuyera, sino que aumentara por momentos con la colaboración de Albert Oliver en la dirección (60-45; min. 26).

Cierto es que la cara del equipo valenciano era muy diferente a la del segundo cuarto, pero eso no significaba demasiado pues su rival seguía disponiendo de segundas y terceras opciones con el rebote ofensivo que anulaban cualquier mínimo atisbo de remontada. La moral taronja, como era lógico, acabó también resintiéndose. La diferencia física, ahora más que nunca, y Gal Mekel estaban decantando la balanza (75-57; min. 31).

El partido, tristemente, acabó con ese último triple de Eriksson nada más iniciarse el último cuarto. El Valencia Basket volvió a diluirse con el paso de los minutos hasta bajar definitivamente los brazos. Vidorreta, en vista de la situación, decidió dar descanso a sus hombres importantes y minutos a los hombres más necesitados de ritmo pensando en la ‘final’ de este viernes en La Fonteta (22:00 horas). El pase a semifinales y la Euroliga están en juego.

Ficha técnica interactiva: