Calma tensa la que se respira estos días en el Valencia Basket, y no únicamente por los resultados. Es más, desde el club entienden que el duro calendario inicial ha condicionado en gran medida el balance del equipo en este arranque de campaña. De los trece partidos oficiales el conjunto taronja acumula siete victorias y seis derrotas, o lo que es lo mismo, un 54,8% de resultados positivos, y un 46,4% de resultados negativos.

Un bagaje, desde un punto de vista estadístico, paupérrimo para un club de las expectativas y presupuesto del Valencia Basket. En el análisis, no obstante, hay que tener también muy en cuenta los rivales que había enfrente. Y es que caer ante equipos como el Unicaja, Real Madrid, Barça Lassa, Baskonia o Zenit San Petersburgo entraba dentro de las quinielas -la del ASVEL del martes ya es más discutible-, y por ahí desde la entidad valenciana se muestran todavía comprensivos. Aún a pesar de creer firmemente en que esta plantilla tiene calidad suficiente como para ofrecer mucho más dentro de la cancha. Una plantilla que, todo sea dicho, continúa 'a muerte' con su técnico, Jaume Ponsarnau

Eso es una cosa, y otra las formas. Y es que el juego que viene ofreciendo el equipo desde que arrancó la temporada no convence. Ahí si que la preocupación es cada vez más evidente. Sobre todo porque van pasando las jornadas y las sensaciones en la pista no terminan de mejorar. «Me ha sorprendido que nuestra respuesta no haya sido buena. Han sido más duros, más fuertes y han jugado mejor al baloncesto. Ha sido un querer y no poder», argumentaba Ponsarnau tras la primera derrota de la temporada en Málaga el pasado 28 de septiembre. Algo más de un mes después, esas mismas palabras tendrían la misma vigencia para explicar la derrota en Vitoria ante el Baskonia.

Ahí es donde radica el verdadero problema. En la falta -o muy lenta- evolución de una idea de juego que pasaba por construir desde una defensa intensa para correr y ser agresivo también en ataque. Un juego 'dinámico y vistoso' que continúa sin verse hasta la fecha. «Estamos en construcción pero en algunas cosas deberíamos ser ya más sólidos y consistentes. Cuando las cosas salen mal perdemos la concentración», reconoció este mismo martes el de Tàrrega en declaraciones a Gestiona Radio.

De ahí también las pérdidas de balón -claves en algunas derrotas-, o los altibajos en cada uno de los encuentros. La consecuencia, como el propio Ponsarnau destacó en Vitoria, es que se está «jugando muy mal al baloncesto». Algo que unido al hecho de que haya «jugadores que están perdiendo la confianza en su juego» -así lo afirmó el técnico el día del Fuenlabrada y tras el choque en Francia- pinta un escenario muy negro de cara al futuro. Reaccionar y dar un paso adelante es la solución, de lo contrario las medidas las tomará el club.