No era un día fácil para el Valencia Basket, había mucho en juego y no sólo en lo deportivo. Sin embargo, el equipo supo superar esa presión extra para sumar una victoria vital de cara a la clasificación para la Copa del Rey... y también para el proyecto. Y todo ante el mejor 'visitante' de la Liga Endesa, un buen BAXI Manresa que no puso las cosas nada fáciles pese a caer por 89-76.

Había tensión en La Fonteta. Sobre todo en la pista y en la zona 'noble' de la grada. Se palpaba en el ambiente. Tal vez por ello al equipo no le fue nada fácil encauzar los nervios en unos primeros minutos de máxima igualdad (13-12; min. 7). Los verdaderos problemas, sin embargo, llegaron con las rotaciones. La entrada de Guillem Vive por Van Rossom restó clarividencia ofensiva al equipo, circunstancia que obligó a Jaume Ponsarnau a reestructurar el equipo.

Al técnico de Tàrrega no le tembló el pulso para sentar al catalán, con dos faltas, apenas dos minutos después para darle ahora la oportunidad a Sergi García. Y lo hizo en un momento complicado, con el cuadro del Bages arriba en el electrónico y, en ese momento, controlando también el encuentro (15-20; min 9).

El base mallorquín dio un paso adelante, cogió el 'toro por los cuernos', y junto a San Emeterio y Abalde se echó el equipo a la espalda. El 'tridente' y la defensa sacudieron esa presión extra que atenazaba a los taronja y despertaron por fin al equipo. La reacción llegaría de inmediato con un parcial de 12-2 (28-23; min. 13). Peñarroya optó entonces por introducir de nuevo en pista a su quinteto de gala, pero ya sería tarde. El Valencia Basket había adquirido esa confianza que le faltaba y estaba lanzado.

Van Rossom y Will Thomas se sumaron poco después a la 'fiesta'. El equipo, gracias a los ajustes defensivos y una mayor intensidad, robaba y era capaz de correr al contraataque. Y no de manera esporádica..., además no se perdían balones -ninguno en el segundo cuarto-. Eso dio alas a los valencianos, y a una Fonteta deseosa de ver rendir a su equipo sobre la cancha. Probablemente fueron los mejores minutos de la temporada. La consecuencia directa fue una máxima renta de 16 puntos lograda en un abrir y cerrar de ojos (45-29; min. 18), que al descanso se quedaría en trece (50-37; min, 20).

Suficiente como para que el Valencia Basket casi lo finiquitara en un minuto y 41 segundos tras la reanudación. Un nuevo parcial, esta vez de 10-0, disparó hasta los 23 puntos en el marcador a los locales (60-37; min. 22). Pero el Manresa no se había rendido ni mucho menos. El cuadro catalán aumentó la agresividad defensiva y la presión sobre las líneas de pase. Eso cortocircuitó a los taronja, incapaces ahora de anotar con fluidez. Eso se tradujo en un parcial de 5-15 liderado por un inspirado Renfroe que redujo considerablemente la renta (65-52; min. 27).

Ponsarnau, que no quería sustos, paró el choque. Quería evitar que el Manresa bajará de diez puntos la renta y así nervios innecesarios. No lo logró. Su equipo no estaba defendiendo bien ahora, el rival anotaba con mucha facilidad y la ansiedad iba en aumento. Eso provocó también errores de concentración y pérdidas difícilmente explicables. Como la de Will Thomas que colocó a los de Peñarroya a seis puntos y provocó la pitada de La Fonteta (74-68; min. 32).

Los del Nou Congost olieron las dudas y, viéndose otra vez con opciones, se lanzaron directos a por el partido. Los taronja respondieron desde donde debían, desde la defensa. Así, el juego era cada vez más trabado e impreciso y aquí la experiencia del Valencia Basket resultó fundamental para acabar sellando un triunfo que acerca la clasificación para la Copa del Rey y, sobre todo, da aire al proyecto.

Ficha técnica