El Valencia Basket arrancó este miércoles su partido en La Fonteta sabiendo que en los cuartos de final le esperaba el Rytas Vilnius, equipo que había superado apenas una hora antes al AS Mónaco en su particular 'final' por acceder a la siguiente ronda de la Eurocup. Un cruce donde, al igual que en el resto de eliminatorias hasta la final de la competición, la ventaja de campo será para el conjunto taronja.

Y es que el equipo de Jaume Ponsarnau saltó a la pista consciente también de que dependía de sí mismo para terminar como el mejor primero del Top 16 tras las derrotas del ASVEL Villeurbanne en Ulm, y del Morabanc Andorra en la pista del Unics Kazan. Un 'regalo' que los valencianos no desaprovecharon para, una vez hechos los deberes ante el Limoges CSP en esta última jornada, acabar como lideres invictos del grupo G. De hecho, son el único equipo que ha saldado sus seis encuentros con victoria en esta fase.

Un honor que conlleva el premio extra del factor campo en todos los cruces. Dato más que importante de cara al desarrollo del torneo pues, recordemos, cada eliminatoria se resolverá al mejor de tres partidos, incluidas las semifinales y la final. Toda una garantía para este Valencia Basket, que en la Eurocup ha convertido La Fonteta en un auténtico fortín. Así quedó demostrado también ante el Limoges CSP (91-84) en el partido 350 del club en competición continental, donde a pesar de un frío arranque los locales lograron acabar imponiendo su ritmo y mayor calidad.

No era un encuentro fácil de disputar con muy poco en juego ante el colista del grupo y en el que era fundamental repartir los minutos entre todo el 'roster'. Es por ello que costó cogerle el pulso, principalmente al incio (6-12; min. 5). No sería hasta la entrada de Matt Thomas y Doornekamp cuando el Valencia Basket comenzaría a despertar. Fue tras un parcial de 10-0 que le puso por primera vez por delante (16-12; min. 7).

Aún así, el equipo siguió mostrándose irregular y sin la intensidad adecuada en defensa. Algo maquillado por momentos gracias a los puntos de San Emeterio (30-22; min. 12). El problema, sin embargo, seguía latente y en cuanto el acierto se resintió el Limoges penalizaba de la mano de hombres como Taylor o Miles (30-32; min. 15). El Valencia entendió que debía dar un 'pasito' más atrás y, aunque no terminó de coger impulso, le bastó para marcharse al descanso con ventaja (49-43; min. 20).

Una renta que, para desesperación de Ponsarnau, duraría tras la reanudación algo más de un minuto (49-50; min. 21). El choque, después del rápido tiempo muerto del de Tàrrega, entró en una fase de intercambio de canastas en el que el Limoges, liderado por Bouteille, comenzó a poner cada vez más intensidad sobre la pista. El consecuencia directa es que la incertidumbre, cerca ya de alcanzar el último acto, seguía siendo máxima (66-66; min. 29).

Esprint final

Pero la resistencia francesa no pasó de ahí. En cuanto el Valencia Basket apretó ligeramente el acelerador la balanza se desequilibró de manera casi definitiva (78-66; min.32). Todavía tocó remar un poco más hasta el final, pero ya con el viento a favor y sin que el cuadro galo volviera a inquietar al Valencia Basket en el marcador.