El Valencia Basket supo sufrir para golpear primero en la serie de semifinales de la Eurocup ante el Unics Kazan. Fue un trabajado triunfo por 69-64 en el que, sin un juego brillante, los taronja pusieron todo lo demás ayudados por La Fonteta de las grandes ocasiones. Carácter, orgullo, intensidad y acierto cuando fue necesario. Con esa fórmula los de Jaume Ponsarnau se colocan a un triunfo de una clasificación que, este mismo viernes en Kazan, intentarán certificar.

Empezó mal el Valencia Basket, muy nervioso, precipitado y cometiendo muchas pérdidas de balón. Su rival lo aprovechó para, sin un gran juego, ponerse pronto por delante en el electrónico liderado por Ejim (2-8; min. 5). El Unics Kazan, la mejor defensa de la Eurocup, planteaba un partido muy físico y a los locales les costó adaptarse al encuentro. La permisividad arbitral tuvo mucho que ver en ello.

Pese a todo el Valencia Basket, consciente de lo mucho que había en juego, se puso el mono de trabajo y poco a poco fue equilibrando la balanza. Cada detalle contaba, sobre todo en cuento a rotaciones se refiere, movidas como piezas de ajedrez por parte de ambos técnicos. De todas ellas, la entrada de Mike Tobey fue clave para acabar el cuarto con ventaja (11-10; min. 10).

Los errores en ambos equipos eran continuos, con unos porcentajes de tiro paupérrimos. Llamó mucho la atención también que no hubiera llegado ni un acierto desde el 6,75 tras once intentos entre ambos. Ejim rompió la sequía para volver a adelantar al Kazan poco antes de que el partido se calentara definitivamente tras dos faltas no señaladas sobre Sastre. Eso provocó un pique entre Doornekamp.

No le sentó bien ese cambió de escenario a los taronja, desconcertado por el criterio arbitral y que fue aprovechado por el equipo de Dimitris Priftis para ponerse siete puntos arriba con el acierto de McCollum (18-25; min. 16). Las alarmas se encendían y Jaume Ponsarnau decidió parar el encuentro. El Valencia Basket reaccionó una vez más desde la defensa, lo que junto a los puntos de Abalde en su primer minuto de juego, le permitió irse al descanso con una mínima desventaja (28-30; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios el encuentro elevó su ritmo e intensidad. Algo que le sentó mucho mejor a cuadro ruso, mucho más cómodo en este tipo de partido. Y más con Dubljevic y Will Thomas completamente desaparecidos. Eso dio una gran ventaja al Unics Kazan en el juego interior, teniendo en cuenta además que los locales eran incapaces de anotar desde el perímetro (35-43; min. 28).

Las sensaciones no eran ni de lejos las mejores, pero el orgullo del equipo y dos rebotes consecutivos de Will Thomas propiciaron un parcial de 9-2 que dejaron la remontada a una canasta (44-45; min. 29). Sin embargo, un triple de McCollum sobre la bocina del cuarto dejó la desventaja en cuatro puntos de cara al último y definitivo cuarto (44-48; min. 30).

Había que echar el resto y tanto el Valencia Basket como La Fonteta lo hicieron para volver a ponerse por delante en el marcador tras muchos minutos (53-52; min. 34). La irrupción de Matt Thomas fue determinante en esos minutos. La igualdad era máxima y cada canasta valía su peso en oro, también los tiros libres (58-58; min. 37). Los nervios y la presión eran máximos, pero el Valencia Basket lo asumió con naturalidad espoleado por una Fonteta entregada.

Un triple de Vives cuando la cosa se volvió a poner cuesta arriba con 58-60, unido a dos buenas acciones de Tobey y Will Thomas puso a los valencianos cuatro arriba a falta de 57 segundos del final (64-60). El victoria estaba encarrilada, y Will Thomas la terminó de sellar con otra gran acción a 29 segundos de la conclusión (66-60). La balanza quedó ahí ya desequilibrada. Y fue a base de corazón.