Los playoffs empezaron de la peor manera para el Valencia Basket. Con una derrota en casa ante el Unicaja por 78-85 que deja sin factor campo a los taronja, y que le obliga a ganar este domingo en el Martín Carpena de Málaga si no quiere decir adiós a la temporada en estos cuartos de final de la Liga Endesa. Toca remontada, y para eso habrá que frenar a un Dragan Milosavljevic que destrozó al equipo de Ponsarnau en este primer envite en La Fonteta.

Arrancó con muy buenas sensaciones el Valencia Basket liderado por Van Rossom. El base belga leyó a la perfección el inicio del choque para poner a los suyos con la primera renta clara en el electrónico (12-4; min. 4). Un 3+1 de Jaime Fernández, saldado con cinco puntos después de varios rebotes ofensivos tras el error en el tiro libre del escolta madrileño, despertó al cuadro malagueño. Y es que aunque los locales continuaron demostrando mucha pegada, ahora los golpes eran devueltos de manera contundente por el Unicaja.

Fernández, Shermadini y sobre todo Adam Waczynski hacían mucho daño y el partido se equilibró por completo a 0,5 décima del final del cuarto. Tiempo materialmente imposible para armar un tiro pero que, de manera muy extraña en lo que dio la impresión de ser un error de la mesa, consiguió hacer Wiltjer para poner por delante al equipo de Luis Casimiro (27-30; min. 10).

Les costó a los valencianos cogerle el pulso al encuentro en el segundo acto. La dupla Vives y Diot no terminaba de funcionar y el Unicaja, con los triples ahora de Carlos Suárez, logró hacerse con el dominio del encuentro (32-36; min. 15). Jaume Ponsarnau, dio entrada a Van Rossom por Diot, lo que volvió a dar un plus al juego taronja. Reforzado también por la entrada de Louis Labeyrie, cuyo trabajo en ambas canastas permitió al Valencia Basket dar la vuelta al marcador (43-36; min. 18).

Seis puntos había logrado el Unicaja en los ocho minutos del cuarto, algo que abría una importante vía de cara a lo que quedaba por delante. Sobre todo porque nunca se alcanzó el bonus en el cuarto. Todo lo contrario que su rival, que tuvo que emplearse muy duramente para frenar el juego ofensivo taronja. Logró recortar ligeramente la diferencia el conjunto andaluz antes de llegar al descanso, pero el camino defensivo estaba ya abierto para intentar decantar la balanza tras la reanudación (43-40; min. 20).

Lejos de eso, fue al Unicaja al que le sentó mejor el paso por los vestuarios. Le tocaba sufrir de nuevo al Valencia Basket en cada ataque, y eso hizo que el partido se pusiera cada vez más cuesta arriba (52-60; min. 27). El parcial de 9-20 era más que preocupante y gran parte de culpa, con diferencia, fue de Dragan Milosavljevic. El alero serbio dinamitó por completo el choque con una enorme efectividad y 17 puntos en este tercer cuarto.

Había que reaccionar, primero desde la defensa a Milosavljevic y luego en la lectura del juego ofensivo. Para eso regresó a cancha Diot. Su concurso ofreció dudas pero, tras dos canastas de Will Thomas, una desventaja que llegó a ser de -9 (56-65) se redujo ligeramente antes de llegar al último cuarto (60-65; min. 30).

No sirvió de mucho a tenor de como arrancó ese definitivo acto. Caprichos del destino, la primera canasta fue obra de Milosavljevic. El Valencia Basket, completamente colapsado en ataque, daba la sensación de ir diluyéndose cada vez más en el choque. Sobre todo tras las canastas de Wiltjer y Waczynski con un juego mucho más fluido y acertado (60-72; min. 32). A Ponsarnau no le quedó más remedio que pararlo para intentar reconducir la situación.

Pero resultó del todo imposible ante el tremendo acierto malagueño de cara al aro. Y no sería porque el Valencia Basket no lo intentó hasta la extenuación, incluso con una presión a toda pista que llegó a complicar mucho la existencia al Unicaja provocando varias pérdidas de balón. Es lo que dio una última oportunidad al Valencia Basket. Sin embargo, el de este viernes fue un partido en el que, desgraciadamente, no salió absolutamente nada en la segunda mitad.