El exjugador del Valencia Basket se ha convertido en el altavoz de los menores que sufren acoso escolar. Tras estar más de una década jugando en diferentes equipos de la ACB, ahora apoya a estudiantes en casos especialmente conflictivos. El jugador, que formó parte de la plantilla taronja que ganó la primera Copa del Rey, ha desvelado cómo fueron sus años de bullying en una entrevista en La Sexta.

Un problema que él conoce muy de cerca, ya que cuando era adolescente sufrió todo tipo de vejaciones. Pero, ¿cómo alguien que mide 2,07 puede sufrir acoso escolar? Fue precisamente la estatura lo que le hizo sufrir bullying. "En su día fui un niño diferente por la estatura, con 15 años pasaba los dos metros. La gente veía un niño enorme que se comportaba como un crío. El segundo más alto de clase me llegaban por el sobaco, y yo tenía la misma edad que ellos".

El deportista ha reconocido que cuando cumplió los 11 años empezó a ser difícil. Un día cualquiera era "un auténtico infierno": "Para ir al colegio, cada día te tienes que armar de valor y encontrar una motivación para tener que enfrentarte a tus fantasmas, a tus miedos, a esa gente que se ríe excluyéndote. Muchas veces no hace falta poner una mano encima".

"Piensas que todo el mundo vale más que tú, que todo lo que te pasa te lo mereces", ha declarado. Además, Zubizarreta ha reconocido que no pidió ayuda porque "no creía que le fueran a ayudar" y tenía a la tutora en su contra: "Lejos de hacerme caso la tutora me encasilló en el cliché de 'cuanto más alto más bobo' y cuando le hacías una pregunta en clase te respondía que ella no tenía tiempo para responder a un tonto que no le iba a entender".

Incluso una paliza acabó dejándole en el hospital, pero ni siquiera entonces le hicieron caso: "Recibí por parte del director y la profesora una invitación clara de que me fuera del colegio".

Entonces, sólo su familia consiguió mantenerle en pie: "Me aferré a la vida gracias a mi familia. Sobre todo a mi hermano que ha sido el pilar de mi vida y la persona más grande que tengo. Luego apareció el baloncesto, ha narrado. "El baloncesto me ha salvado la vida", ha zanjado.

Por eso, ahora Iñaki se dedica a enseñar a los más pequeños el valor del respeto. En este caso, el colegio Nuestra Señora de Europa, en Getxo, es el punto de partida para el deportista. Allí, los niños escuchan el duro relato del exjugador sobre su infancia.

"Me empezaban a pegar, a escupir, 'eres basura', 'a ver si te suicidas', hasta que un día me pillaron, me dieron una paliza que me reventaron la cabeza a patadas hasta el punto que me desperté dos días después en la UVI porque había estado en coma", comenzaba narrando Zubizarreta ante la mirada atónita de decenas de niños.

"Estaba tan desfigurada la cara que no se me reconocía", apostillaba el deportista, que también narraba cómo un día "la broma" fue que le cogieron entre todos, y le metieron la cabeza dentro de la taza del váter: "Hasta que la mierda no me entró en la boca, no pararon".

"Me despedí de mis padres, me despedí de mi hermano y me fui a la Galea", reconocía. La Galea es un paseo de acantilados en la provincia de Vizcaya. "Allí, pensando en si me tiro o no me tiro -explicaba- me hice una promesa a mi mismo que fue que jamás iba a volver a permitir que ninguna persona me humillase, ni iba a permitir que nadie lo pasase mal si yo estaba viendo algo", ha zanjado.

Así, tras estar "mucho tiempo anclado en el rencor", aprendió a "no ser como ellos". Por eso, ahora solo quiere enseñar a los niños que "el mundo ha cambiado", y en este nuevo mundo, lejos de que el espacio emocional sea el físico, "es el mundo digital": "Se exponen de forma innecesaria dando información de todo tipo. Les tenemos que dar las herramientas para que se humanicen y ellos sean los que humanicen el mundo digital", ha concluido.