A falta de dos minutos para alcanzar el descanso los ánimos se caldearon hasta un nivel máximo en el Palacio de los Deportes de Murcia. Todo vino tras un tiempo muerto en el que Louis Labeyrie dio una patada a una botella pequeña de agua con tan mala fortuna que esta impactó en un aficionado.

No fue de forma voluntaria, ni mucho menos, pero el aficionado en cuestión explotó en la grada dirigiéndole a Labeyrie insultos supuestamente de carácter racista. El ala-pívot francés, al escucharlo, se volvió loco en el banquillo y hubo que sujetarle para que no se fuese hacia la grada. La consecuencia de todo esto fue una técnica para Labeyrie y el desalojo de su localidad del aficionado en cuestión.

Lo peor, sin embargo, llegaría poco después cuando eliminaron a Alberto Abalde, cuyas protestas posteriores le supusieron dos técnicas y la descalificación cuando estaba siendo el mejor hombre del Valencia Basket. Jaume Ponsarnau no se podía creer lo que estaba sucediendo.

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