Vanja Marinkovic, uno de los jugadores de la plantilla con menos minutos desde que empezó la temporada, fue la gran apuesta de Ponsarnau en el quinteto inicial junto a Vives, San Emeterio, Labeyrie y Dubljevic. Y el serbio respondió cuajando quizá su mejor partido como taronja, con 13 puntos al descanso y siendo el único jugador acertado desde más allá de la línea de 6,75 en los dos primeros cuartos.

Eso sí, en un partido en el que se esperaba una dura batalla en la pintura por las cualidades del rival, fueron los exteriores los que dieron alas al Valencia Basket, con Vives, Colom y Jordan Loyd poniendo su granito de arena para abrir brecha en el marcador.

Koponen mantenía al Bayern en el partido con su acierto en los triples, pero nada pudo hacer en un segundo cuarto en el que un parcial der 9-0 dio alas a los locales, que llegaron al descanso con diez puntos de ventaja 39-29.

Pero no tardó Lucic en recordar que en la Euroliga no hay lugar para la relajación y, con tres canastas consecutivas, el extaronja, volvió a acercar a los suyos a solo tres puntos (39-36).

Había que parar el partido y Ponsarnau no tardó en pedir un tiempo muerto, con el que cambiÓ radicalmente la dinámica. Y ahí se sumaron más jugadores al acierto en los triples que estaba teniendo Marinkovic. Doornekamp primero y Vives después volvieron a abrir brecha, pero el parcial llegó hasta el 8-0 con una nueva canasta de Marinkovic, el mejor hasta ese el momento.

A un nuevo triple de Koponen respondió de nuevo Motum desde más allá de la línea de 6,75, permitiendo mantener las distancias al final del tercer cuarto (59-47).

La segunda victoria taronja en la Euroliga parecía un hecho, pero la experiencia invitaba a no confiarse lo más mínimo y el Valencia Basket demostró tener la lección aprendida. Ponsarnau respiraba tranquilo, la afición disfrutaba como pocas veces este año y los de Dejan Radonjic se veían impotentes ante la avalancha de juego taronja.

Los mates de Dubljevic y la exhibición de Quino Colom en los últimos minutos ponían a la afición en pie y al Valencia Basket con más de 20 puntos de ventaja. El triunfo no corría peligro y lo últimos minutos eran para disfrutar. Y así se llegó al 82-56 final en el primer de los cuatro partidos consecutivos que afrontaban los taronja en la Fonteta.

Un balón de oxígeno para el equipo y, en especial, para Jaume Ponsarnau, respaldado por el club pese a los malos resultados de este inicio de temporada y que ayer apostó por una rotación corta de diez jugadores, sin los ausentes Van Rossom y Sastre y con unos Abalde y Ndour que apenas tuvieron minutos.