La depresión en la que parecía sumido el Valencia Basket. El optimismo vuelve a llamar a la puerta y han aparecido nuevas energías con La Fonteta después de tres victorias consecutivas en casa -Bayern Munich, Casademont Zaragoza y Zenit San Petersburgo- .

«Ya se ven otras caras» era una de las frases más repetidas en la sesión matinal del miércoles. No es para menos. Las victorias, es un hecho, son la mejor medicina para curar los males en el deporte profesional. Y el equipo taronja no es una excepción, más allá de que se haya trabajado y tenido paciencia para que estas lleguen. Algo, por otra parte, digno de elogiar cuando la presión era ya casi insostenible por un lado sobre el cuerpo técnico, y por otro sobre la cúpula del club para que tomara medidas drásticas.

De lo que se trata ahora es de confirmar que todas las partes han acertado en sus respectivos cometidos y que esto, más que quedar en una anécdota, se convierta en un auténtico punto de inflexión para lo que resta de temporada. La visita esta noche del Khimki es una nueva oportunidad para seguir ganando en confianza, mejorando el juego y, de paso, empezar a pensar en los puestos que dan derecho a luchar por entrar en los playoffs de la Euroliga. Uno de los grandes objetivos marcados para esta temporada.

El choque llega sólo 48 horas después de la sufrida victoria victoria ante el Zenit de sufrida victoria victoria ante el ZenitWill Thomas y que permitió reforzar los alzos con la afición taronja después de unas semanas de cierto distanciamiento. Su apoyo, más allá de la irrupción de Vanja Marinkovic al inicio y Alberto Abalde en el tramo final, resultó fundamental para acabar superando a los de Joan Plaza.

Jaume Ponsarnau, que mantendrá la baja de Van Rossom ha visto como con el serbio y el gallego aumentan sus opciones exteriores en los últimos partidos. Algo que permite una fortaleza física y una explosividad que no había antes. Es por ellos que, salvo problemas físicos de última hora, tendrá que realizar un descarte técnico que en el último partido fue Joan Sastre.

En cuanto al rival, el conjunto ruso llega a la cita en la séptima posición con seis victorias y solo tres derrotas pero tras haber caído el pasado martes de manera clara en la pista del Real Madrid (104-76). Como en las últimas temporadas el exterior ruso Alexey Shevd, con una media de 20 puntos, es la gran referencia del equipo que dirige de nuevo Rimas Kurtinaitis. Los interiores estadounidenses Devin Booker y Anthony Gill completan la 'columna vertebral' del Khimki.