El Valencia Basket el reto de conseguir desde la pista y los despachos volver a jugar la Euroliga en la siguiente temporada y, al mismo tiempo, mantenerse competitivo tanto en la Liga Endesa

De hecho, la primera prueba de que es capaz de conseguir compaginar ambas realidades la tendrá que afrontar en las primeras semanas de enero, en la que debe tratar de conseguir su clasificación para la Copa del Rey en el tramo final de la primera vuelta liguera.

En el caso de lograrlo, en el mes de febrero en Málaga tendría la oportunidad de volver a conquistar el título con el que en 1998 abrió su vitrina de trofeos en la élite y que no ha vuelto a ganar desde entonces.

Además, el conjunto de Jaume Ponsarnau no podrá descuidar la Euroliga, en la que tras un mal inicio ha conseguido una meritoria recuperación hasta haberse instalado en la zona media de la clasificación.

El equipo valenciano está a sólo un triunfo de la octava plaza, que sería la última que le permitiría al final de esta fase regular poder repetir en la siguiente edición del torneo, siempre que el Alba Berlin, que ahora tiene dos victorias menos, no quedara por delante.

A su vez, el club está pendiente de la decisión de la Euroliga de ampliar el número de equipos con licencia permanente en la competición. Actualmente son once y la organización contempla que puedan ser tres más y ha admitido que el Valencia es una de sus opciones.

La otra manera de regresar a la máxima competición y disputarla por primera vez dos años seguidos sería esperar a que la Euroliga volviera a conceder una invitación a la Liga ACB y ser el mejor equipo en la competición sin contar con el Real Madrid, Barcelona y Kirolbet Baskonia.

Este verano el club deberá decidir también tanto si renueva a Ponsarnau como a muchos de sus jugadores, pues casi toda la plantilla acaba en junio su contrato, incluido entre ellos el capitán Bojan Dubljevic.