Cruel derrota, una más en la presente temporada, del Valencia Basket en el tramo final de un encuentro que siempre será recordado por el emotivo regreso de Rafa Martínez a la que fue su casa durante once temporadas. Un partido en el quelos locales fueron a remolque a partir del segundo cuarto, al que nunca terminaron de cogerle el pulso pero en el que, a base de esfuerzo y saber sufrir, llegaron a tener sus opciones de victoria en los últimos minutos.

Desde el inició quedó claro que no iba a ser una encuentro sencillo. El desgaste de la Euroliga, unido a las bajas de Loyd y la última de Van Rossom ya hacían prever un choque complicado y en el que la cuestión física podría tener una incidencia clave. Por si quedaba alguna duda, Emir Sulejmanovic la desterró por completo con siete puntos consecutivos en los primeros compases (3-7; min. 2).

Había que ponerse el mono de trabajo y empezar a remar cuanto antes. El Valencia Basket lo hizo, pero más desde el acierto ofensivo que desde la defensa. Factor preocupante, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que quedaba por delante. La gasolina iba justa y los triples de Dubljevic valían por entonces su peso en oro. Y más antes de unas rotaciones que aportaron algo más de rebote y permitieron cerrar el cuarto por delante en el electrónico (20-19; min. 10).

La igualdad era máxima, el intercambio de canastas también, pero e ritmo del encuentro daba la sensación de llevarlo el Bilbao. Los ajustes tácticos iban sucediéndose de manera incesante sobre la pista, pero aún así el Valencia Basket no terminaba de sentirse cómodo en la cancha (25-27; min. 15). Dos triples consecutivos de Joan Sastre parecieron dar algo de aire al equipo (31-27; min. 16), pero sólo fue un espejismo.

El RETAbet Bilbao reaccionó y, como no podía ser de otra manera, lo hizo de la mano de Rafa Martínez. De su muñeca letal y sus triples, que dieron por completo la vuelta al luminoso antes de llegar al descanso (31-38). El susto ahí, sin embargo, lo protagonizó Quino Colom tras golpearse la muñeca derecha después de caer al suelo en una entrada a canasta. Afortunadamente, y con un fuerte vendaje, pudo volver en la segunda mitad pues con Van Rossom también lesionado, toda la responsabilidad de la dirección hubiera recaído en Guillem Vives, más allá de la ayuda de Alberto Abalde.

Duelo de gigantes

Aún así el choque, lejos de mejorar, se puso más cuesta arriba tras el paso por los vestuarios. Gran parte de culpa la tuvo Axel Bouteille, que acentuó el colapso ofensivo local con su tremenda efectividad desde el 6,75 (36-46; min. 24). Sólo Dubljevic sostenía por entonces al Valencia Basket, pero necesitaba a alguien más que se sumara a la causa. Ese fue Abalde, que dio una vida extra al Valencia Basket en el arranque del último cuarto (55-59; min. 31).

Ese primer intento de remontada fue abortado de inmediato con dos acciones de Rousselle, una con robo de balón incluido, que volvió a abrir las diferencias (55-63; min. 32). Pero los de Jaume Ponsarnau no se rindieron, supieron sufrir y mantenerse vivos en el partido en todo momento para intentar aprovechar su oportunidad (71-73; min. 37). La tuvo para ponerse por delante a 1:30 del final, pero Dubljevic falló al poste bajo y Rafa Martínez anotó los dos tiros libres posteriores (73-76; min. 39).

El más difícil todavía. Respondió Sastre a falta de 41 segundos también con dos tiros libres (75-76). Mate de Bouteille en una jugada de pizarra en la siguiente acción y ya sólo con 29 segundos por jugarse (75-78). Parecía la estocada definitiva porque Dubljevic erró en la siguiente jugada y la falta en el rebote sobre Lammers significaban dos tiros libres.

Lammers no anotó ninguno y un triple de Quino Colom, con revisión sobre si estaba pisando o no, empató el choque todavía con 8 segundos de posesión para Bilbao (78-78). Tiempo de sobra para que Bouteille, desde ocho metros, anotase otro triple que evitaba la prórroga y que, con apenas dos segundos para que atacase el Valencia Basket, permitió al equipo vasco conquistar La Fonteta.