Un Real Madrid-Valencia Basket. Ese es el aforo máximo para estos partidos entre prensa, trabajadores y directivos del club, producción de televisión y organización. Y aún así, la tensión ambiental se palpó desde el primer minuto, con ánimos y gritos constantes desde cada uno de los banquillos.

Había mucho en juego y esa tensión competitiva se notaba en la pista. Los de Laso estaban contra las cuerdas tras la sorprendente derrota ante el San Pablo Burgos y los de Ponsarnau tenían la oportunidad de ponerse líderes de grupo en solitario tras la victoria del Herbalife Gran Canaria y de dejar al Madrid, uno de los grandes favoritos al título, con pie un pie fuera de las semifinales.

El increíble acierto de los blancos en la primera parte (con 45 puntos en menos de 14 minutos) no hizo necesaria ninguna de las famosas ‘lasinas’ en el banquillo visitante. Porque al contrario de lo que ocurrió en el debut ante el Morabanc Andorra, los taronja sí ocuparon en esta ocasión su banquillo habitual pese a no ejercer de locales.

Pero ni aún así, el Valencia Basket perdió la cara al partido en ningún momento, con nueve jugadores sumando ante un Madrid que la responsabilidad anotadora recaía sobre todo en la figura de Campazzo, con 17 puntos y 24 de valoración al descanso.

Tres triples casi consecutivos de Marinkovic permitieron coger aire antes del descanso, con 56-52. Había que aprovechar la inercia y para ello, Ponsarnau apostó por el mismo quinteto inicial, con Van Rossom, Sastre, Abalde, Doornekamp y Tobey.

Un quinteto difícil de ver antes del confinamiento, pero que se consolida por el gran estado de forma de todos ellos, mientras jugadores como Dubljevic o Loyd van recuperando poco a poco su mejor nivel tras la larga lesión del primero y las molestias físicas que arrastraba el segundo.

Y fue precisamente Sastre, uno de los jugadores que más había sufrido esta temporada, el que hizo saltar a todo el banquillo y la grada taronja con un triple que puso por delante al Valencia Basket por primera vez a falta de 4:43 al final del primer cuarto.

Laso ya no hacía tan buena cara. El banquillo taronja vivía cada acción como si fuera la última. En juego estaba poner pie y medio en las semifinales y dejar al borde del precipicio al Real Madrid.

Solo en dos tiros libres de Dubljevic se hizo el silencio absoluto en La Fonteta. Una sensación tan rara como que el capitán taronja fallara los dos y el triple que tuvo segundos después. El Madrid no lo desaprovechó y sentenció el partido, incluso con un tiempo muerto de Laso a falta de 1 segundo y con cinco de ventaja en busca de aumentar la diferencia. El basket-average puede ser clave en este Grupo B y más tras un cuádruple empate que obliga a hacer cábalas para pasar a semifinales y que mantiene aún al Valencia Basket como líder de grupo pese a perder 95-90.

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