Las primeras renovaciones e incluso el primer fichaje -Klemen Prepelic- han marcado la hoja de ruta a seguir en el Valencia Basket de cara a la confección de su plantilla para el próximo curso. Algo en lo que la totalidad de los equipos están manos a la obra y que, en algún caso, podría provocar daños colaterales a la planificación taronja. Nos referimos, más allá de que las renovaciones de Mike Tobey, Fernando San Emeterio, Aaron Doornekamp o Sam Van Rossom puedan llegar a buen puerto, al caso concreto de Alberto Abalde.

Al alero gallego le resta una temporada más de contrato con los de La Fonteta pero en el club taronja, aunque se muestran moderadamente optimistas, no las tienen todas consigo de que lo vaya a terminar cumpliendo. La culpa la tiene el interés que, tras su gran Fase Final de la Liga Endesa en València, ha generado en equipos muy importantes, entre ellos el Real Madrid y el Barça.

Y es que el ‘fiasco’ de ambos en el torneo a pesar de sus estratosféricos presupuestos va a traer consecuencias. De hecho, en el Barça ya ha provocado la rescisión de Svetislav Pesic para contratar a Saruna Jasikevicus o la marcha de Pau Ribas al Joventut. No serán la únicas.

Dentro de este baile de cambios que se avecinan, lo cierto es que Alberto Abalde entra prácticamente en todas las ecuaciones. El vigués, de 2,02 metros y 24 años, es hoy por hoy el jugador referencia de la nueva geranación del baloncesto español y Barça y Madrid lo saben.

Especialmente este último, que necesita renovar una línea exterior dominada en los últimos años por Sergio Llull, Rudy Fernández y Jaycee Carroll. Ahora bien, si quieren Abalde este verano deberán desembolsar1,5 millones de euros que es la cantidad que marca su cláusula de rescisión. A ella se remite el Valencia Basket, consciente de que aunque el próximo año pueda perder al jugador siempre le quedará el derecho de tanteo para igualar cualquier oferta que llegue por él.

El Barça, de hecho, sabe muy bien como se las gastan en la entidad valenciana después de desembolsar dos millones de euros por Víctor Claver para adquirir sus derechos, 250.000 por Pau Ribas para evitar el tanteo, o un millón que estipulaba la cláusula de Pierre Oriola. La jugada, en ese caso, será similar si quieren hacerse con los servicios de un jugador que este año ha promediado 8,0 puntos y 3,5 rebotes en la liga doméstica, y 7,8 puntos y 4,0 rebotes en la Euroliga.

Más allá de esos números, sin embargo, está su evolución. La que le ha llevado a ser la gran sensación en este tramo final de temporada y ha convertirse en una de las joyas del mercado este verano. Habrá que estar muy atentos.

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