Este Valencia Basket tiene dos caras. Y ayer volvió a mostrar la peor... y la mejor. Tras el recital en la segunda parte en Kaunas en Euroliga, llegó la debacle en la primera mitad en La Fonteta ante el Casademont Zaragoza. Se jugó con fuego aunque al final no se quemaran y acabaron imponiéndose por 93-84 tras ir perdiendo de 21 en el tercer cuarto y con una remontada milagrosa a

Ponsarnau había avisado de la necesidad de ampliar la rotación en semanas de Liga y Euroliga y lo dejó bien claro desde el minuto uno, dando entrada a Josep Puerto en el quinteto inicial. El canterano jugó siete minutos en un cuarto en el que dio descanso a Kalinic y San Emeterio. Al margen de dejar fuera de la lista a Van Rossom para dar de alta a Marinkovic.

Los taronja no veían aro con facilidad y la defensa hacía aguas ante un Zaragoza que encontraba en Seeley, Ennis y Barreiro la inspiración anotadora que les faltaba a los locales. Tal era la impotencia de los locales que el propio Ponsarnau tuvo que perdir dos tiempos muertos en poco más de un minuto para intentar frenar la sangría y poner orden en el equipo.

El 17-27 con el que se llegó al final del primer cuarto hablaba por sí solo. Ponsarnau se vio obligado a apostar por Dubljevic, con Kalinic y Derrick Williams en pista también. Y el capitán volvió a ser la luz de los taronja, con ocho puntos en el segundo cuarto que permitieron coger algo de aire pese a la empanada general del equipo. Y es que los de Ponsarnau siguieron flojos en defensa, sufriendo también con un extaronja como Hlinason en la pintura.

Los malos porcentajes de tiros de tres lastraban cualquier intento de remontada. El 4 de 16 al descanso lo dejaba claro, pero también la diferencia en el rebote, en las asistencias y en las pérdidas, de nuevo un lastre para un Valencia Basket que concedía canastas fáciles hasta encajar 55 puntos al descanso, con 16 de desventaja (39-55).

Kalinic se echó al equipo a la espalda en el tercer cuarto, con dos triples y diez puntos que permitieron a los locales remontar una desventaja que llegó a ser de 21 puntos. El Casademont Zaragoza ya no veía aro con tanta claridad y en la pintura se iba imponiendo el Valencia Basket poco a poco.

Un inspirado Labeyrie puso también su granito de arena para seguir creyendo en el milagro de la remontada, con 8 puntos que ayudaron a reducir a diez la diferencia (62-72), aunque Ennis la aumentara para cerrar el tercer cuarto 62-74.

Era difícil pero había partido. Incluso después de que Thompson elevara la diferencia a los 14 puntos al inicio del último cuarto. Tres tiros libres anotados por Prepelic, dos pérdidas consecutivas de los de Diego Ocampo y un triple de Hermannsson pusieron al Valencia Basket 68-76. Un parcial que aumentó hasta el 9-0 con una canasta fácil de Labeyrie.

Pero con siete minutos aún para el final y el Casademont Zaragoza contra las cuerdas, llegó una antideportiva y una falta técnica para Klemen Prepelic, que volvió a complicar la remontada y le envió al banquillo. Rupnik abrió brecha con un triple (71-79), pero Hermannsson respondía con la misma moneda y cuatro puntos de Dubljevic redujeron la diferencia a un solo punto, que obligó al técnico rival a pedir tiempo muerto. Ver para creer pero el Valencia Basket perdía de solo un punto a falta de cinco minutos tras haber ido perdiendo de 21.

Y no tardaron en darle la vuelta al marcador los de Ponsarnau,con tiros libres de Marinkovic y el liderazgo e inspiración anotadora de Dubljevic y Kalinic. El milagro de hacía realidad y el Valencia Basket se sobreponía a una primera parte para olvidar para acabar imponiéndose 93-84 en un partido que, eso sí, obliga a reflexionar sobre lo visto hasta mitad del tercer cuarto.