El Valencia Basket supo sufrir durante tres cuartos para, en el último, asestar una estocada definitiva al UCAM Murcia con la que ya acaricia el billete para la próxima edición de la Copa del Rey que se disputará en Madrid. Fue un partido complicado, en el que ni mucho menos los taronja mostraron su mejor versión pero en el que, en el momento decisivo, supieron imponer su oficio y carácter para llevarse una victoria vital, la cuarta consecutiva en la Liga Endesa.

Con la inesperaba baja de Louis Labeyrie por precaución debido a unas molestias musculares, y con Joan Sastre en el roster, realizando la rueda de calentamiento junto al equipo por primera vez desde que se rompió el ligamento lateral interno de la rodilla derecha a principios de octubre, arrancaba un encuentro que respondió a lo previsible desde el salto inicial. Es decir, mucha intensidad y equilibrio en el juego, pero también mucho sufrimiento en las filas taronja en el que era su tercer encuentro de la semana.

Tocó remar, y hacerlo desde el minuto uno con una zona 3-2 que se le atragantó a los locales. Sin soluciones, poca fluidez y un 0/6 en triples, los primeros minutos fueron de total dominio murciano (4-10; min. 4). El Valencia Basket, antes sus muchos problemas en estático a la hora de hacer circular el balón, intentaba correr y sacar partido de su juego en transición. Pero sólo lo hizo de manera puntual. Ni siquiera las rotaciones con la entrada de hombres como Hermannsson, Tobey o Derrick Williams mejoró las sensaciones en un cuarto que acabó ocho puntos abajo (14-22; min. 10).

San Emeterio rompió la zona con un triple nada más comenzar el segundo. Fue una señal. Los taronja imprimieron una marcha más en defensa y, a partir de ahí, lograron dar la vuelta al choque. Tras muchos minutos a remolque, un nuevo triple de Van Rossom ratificaba un parcial de 16-7 que puso al Valencia Basket por delante (30-29; min. 14). Emergió Frankamp en las filas del UCAM para mantener a los suyos a flote y, bien secundado por Lima, recuperar parte del terreno perdido antes del descanso (37-43; min. 8). Afortunadamente, los ajustes defensivos y dos acciones de Van Rossom y Dubljevic dejaron el partido en un puño cuando ambos equipos se retiraron a los vestuarios (42-43; min. 20).

Pero si algo le faltaba al Valencia Basket era frescura, y eso se hizo aún más evidente en la reanudación. La zona de Sito Alonso volvió a atragantarse, lo que unido a la enorme producción de Frankamp complicó mucho las cosas. Defensivamente los locales, a los que inexplicablemente les costaba un mundo hacer una falta, tampoco supieron endurecer el partido y eso permitió al Murcia seguir mandando en el electrónico durante los minutos posteriores (60-62; min. 30).

La guerra estaba servida de cara al último cuarto. Una lucha ya sin cuartel en la que cada punto era un balón de oxígeno para cada equipo. Una antideportiva a Prepelic y una técnica a Ponsarnau daban una idea muy clara de la realidad en la que se había convertido el partido (66-70; min. 33). Fue ahí cuando el Valencia Basket echó el resto, se puso el mono de trabajo y entró al partido por la puerta principal liderado por Van Rossom, además de Kalinic y Prepelic.

Algo que se tradujo en un parcial de 9-0 que puso el partido muy de cara viniendo de dónde se venía (75-70; min. 37). Williams puso la guinda con cinco puntos consecutivos que, junto a la inspiración de Kalinic para solventar los errores desde el tiro libre, hicieron ya inviable el intento de remontada murciano.

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