El Valencia Basket cerró el pasado sábado en Andorra una semana perfecta con tres victorias en tres encuentros. Un dato que, en circunstancias normales, podría no tener mayor relevancia pero que, en las actuales, conviene destacar de manera notoria.

Y es que en el Principado Joan Peñarroya apenas pudo contar con cuatro jugadores de la primera plantilla en perfectas condiciones para disputar la jornada 7 de la Liga Endesa.

Así, a las bajas de Mike Tobey, Klemen Prepelic, Bojan Dubljevic y Víctor Claver se sumó a última hora Sam Van Rossom, que no pudo disputar ni un segundo tras recaer en el calentamiento de una lesión muscular. Al margen de esta circunstancia inesperada, hubo otra serie de handicaps importantes que solventar sobre la marcha.

Y es que Jaime Pradilla, Josep Puerto y Louis Labeyrie tuvieron que participar muy mermados pues estaban aquejados de un virus estomacal. De hecho, ninguno de los tres pudo hacer vida normal y entrenar con el grupo durante la semana. 

El equipo, sin embargo, en una muestra de madurez, se sobrepuso a todos los inconvenientes para ganar su cuarto partido en la Liga. “¡Muchos huevos equipo!”, destacaba Fernando San Emeterio en sus redes sociales.

Definición perfecta

Las palabras del exjugador taronja, ahora ayudante de Peñarroya, reflejan el sentir de un grupo que a base de esfuerzo y victorias está cada vez más identificado con el proyecto. Esa es, precisamente, la parte positiva de este complicado inicio de curso.