La progresión en dificultad coincide con el trayecto por ronda. El Krasnodar no tiene el soplo de la tradición -como el Celtic- pero en Mestalla presentará uno de los proyectos más interesantes y mejor desarrollados de la EuropaEl resultado de la mezcla es el crecimiento constante. Mientras el Valencia CF celebra su centenario, hace dos semanas que el Krasnodar cumplió once años. Todo es nuevo. El club creado por Sergey Galitsky (millonario, fundador y copropietario de la mega cadena rusa de supermercados Magnit) está escribiendo las primeras páginas de su historia: final de Copa en 2013, tercer puesto en 2014, la eliminatoria ganada a la Real Sociedad en su debut europeo, victorias de prestigio ante Everton, Borussia Dortmund o RB Salzburgo y lo vivido esta misma campaña, en la que ha sido capaz de ganar al Sevilla en la fase de grupos y liquidar al Bayer Leverkusen para entrar en octavos.

Lo hizo intercambiando golpes, en una eliminatoria abierta, pese a lo cerrado del marcador (0-0 y 1-1 en Alemania), mostrando un estilo vivo en recursos para atacar, pero con defectos en la estructura defensiva, coincidentes con las virtudes del equipo de Marcelino Se impuso la lógica, por estabilidad y estructura, los alemanes ya no eran favoritos. El Krasnodar tiene velocidad por fuera, buenos llegadores, una cuadrilla de centrocampistas de nivel notable y ha recuperado al eje de su ataque, Ari da Silva. Un equipo por encima de los nombres, aunque los tiene.

El Krasnodar va a explorar sus límites ante el Valencia CF. Esta es su segunda participación en octavos. Hace dos temporadas, el Celta -con Daniel Wass y Roncaglia- les cortó el paso a estas alturas. Entonces, Murad Musayev -actual entrenador- estaba en la Academia, preparando el bloque que un año después dejaría huella en Youth League con Safonov en portería, Shapi Suleymanov e Ivan Ignatyev en ataque. Todos son protagonistas en presente y lo serán en futuro.

Busca el ritmo y la solidez

El Krasnodar es una mezcla de momentos. Recién salido del parón invernal, hace dos semanas liquidó al Bayer, pero no pudo con el Rostov de Valeri Karpin en Copa y cedió dos puntos en Moscú -en el regreso de la Premier rusa- ante el Spartak de Oleg Kononov, el entrenador que produjo el primer salto de calidad en el club. Tras el partido, Musayev fue claro en el diagnóstico: todavía falta ritmo físico, velocidad para sorprender con balón y orden para recuperar posición tras pérdida. Esa es una de las debilidades marcadas. Los rusos brillan por personalidad en ataque, son peligrosos a la carrera con Wanderson, Suleymanov y Claessson, pero su repliegue ofrece grietas cuando se despliegan en el último tercio. Sus hombres de banda son delanteros y no tienen esa naturaleza defensiva, Pereyra es tibio en la recuperación (Olsson, recién llegado, tiene más piernas y temperatura) y la dupla de centrales (Martynovich, Spajic o Fjóluson) tiene centímetros y fibra, pero le falta rapidez y serenidad táctica en campo abierto, le cuesta recular y tampoco le sobra calidad con balón.

La medular es básica en la batalla. Charles Kaboré juega en la base y es referencia absoluta, pero se nota que no es un pivote de posición. Ahí está la clave. Dinamiza al equipo en la salida, pero no es un organizador. Aparece por todas partes y sus ayudas a todo campo son fundamentales, pero el pulpo burkinabe no lo puede todo solo. Por eso, el nivel de Gazinskiy es fundamental. Tiene impacto doble, en el equilibrio y en el circuito de pase.

El internacional ruso únicamente jugó la última media hora en el cruce ante el Bayer y eso explica muchos desajustes. Gazinskiy es socio imprescindible de Kaboré por recorrido, experiencia, ascendencia y especialidad en apartados como recuperación, continuidad en el juego y llegada; en la Premier rusa es el máximo asistente del equipo con seis pases definitivos. Gazinskiy tampoco es un mediocentro organizador, juega contiguo o un paso por delante de Kaboré, pero ligado en 4-2-3-1 o en 4-1-4-1. El eje central sufre y marca sus carencias ante la presión inteligente del rival. Musayev no podrá contar con Mauricio Pereyra (sancionado), el hombre de la pausa y la creación. Kristoffer Olsson (que no fue titular ante el Spartak) ofrece un plus en energía y carrera. Recién llegado en el último mercado, el sueco tiene un perfil más agresivo y vertical: rompe líneas arrancando en conducción, tiene un buen último pase y tiene pegada. Puede ser ocho, pero tiene condiciones para escalonarse como el interior de ruptura al espacio, más próximo al área.

El salto Rusia-Europa

RusiaEl Krasnodar presenta su naturaleza con claridad, pero es capaz de reajustar algunos de sus principios para competir en Europa LeagueEsa mentalidad es una de las llaves de la eliminatoria. En el marco del fútbol ruso, el Krasnodar está acostumbrado a controlar a través de la posesión, por filosofía y nivel, está por encima de la media, de hecho, no está lejos del nivel del Zenit de San Petersburgo. Ahí está la clasificación, sólo tres puntos les separan.

El bloque de Musayev tiene el mejor ataque y una de las defensas más seguras. Los rivales se repliegan y le proponen batir sistemas cargados defensas y centrocampistas de contención. La intención es contragolpearle. En Europa los adversarios le esperan menos y ahí -con espacios- se maneja mejor. Pese a todo, juega con más precaución, más contenido. Puede dominar con balón, pero es consciente de que imponer su calidad es más complicado, es más sensible cuando se proyecta en campo rival. Por eso, cambia la altura de la presión (media, por oleadas) y los laterales, Ramírez y Petrov, con una influencia notable en la Premier, miden al máximo sus apariciones; casi siempre aguantan junto a los centrales.

Acción e inteligencia

El Krasnodar conoce sus defectos y sus virtudes. En verde está la combinación rápida y la transición ofensiva. El juego de contragolpe encaja con el perfil de sus centrocampistas y de sus atacantes. Eso es lo que se va a encontrar el Valencia. Wanderson tiene fantasía y uno contra uno, rompe por los dos perfiles. Suleymanov, revelación de la temporada, es más limitado en lo técnico, pero tiene una velocidad tremenda, busca la espalda de los defensas y tiene un gran golpeo, como demostró con el gol de libre directo en Leverkusen; llama a las puertas de la selección, como el recién llegado Skopintsev. El Krasnodar es peligroso cuando presiona, recupera y arranca, pero frágil si el rival salta la primera línea de presión. Lo mismo sucede a la inversa. Le cuesta sacar la pelota jugada ante rivales que presionan alto, pero si consigue batir el pressing y acelerar, se planta rápido en el área. No todo es ataque posicional, también atacan directo. Ari es el eje, trabaja sin balón, teje sociedades y tiene gol. Muchos de sus movimientos están destinados a potenciar la llegada de Claesson.

El mediapunta sueco tiene potencia, recursos técnicos, fuerza aérea y buen golpeo. Es un segundo delantero encubierto en la banda, aunque también puede ser punta. Ari llega justo de físico - tras superar una lesión- e Ignatyev está verde. El Sub-21 tiene condiciones (trabajo, movilidad, definición), pero es futuro y ha roto, no quiere renovar. Un buen equipo, un buen rival al que competir con inteligencia. Marcelino no puede abrirse al intercambio de golpes y tiene dos vías para alternar: presionar sobre su defensa, hacer sufrir a Kaboré y Gazinskiy o replegarse, coger fuerza en defensa, concederles metros -controlados- y matarles a la contra.