"Mucha gente sabe lo que he luchado para que esto no acabase así, pero ha llegado el momento de parar". La futbolista del Valencia Femenino, Valencia FemeninoAndrea Esteban ha colgado las botas a los 23 años después de cinco lesiones de ligamento cruzado en sus rodillas. "Una primera en la izquierda y cuatro últimas en la derecha". Ni el doctor Ramón Cugat ni su propio cuerpo le permitían seguir luchando más por el sueño de ser futbolista que tenía desde los cuatro años. Andrea ha anunciado su retirada este mediodía rodeada de toda su gente en una sala de prensa de Paterna abarrotada de gente y emoción. Su familia, sus amigas y todo el equipo quisieron estar cerca de ella en este día tan especial. Andrea no pudo contener las lágrimas al dar las gracias a todos por el apoyo incondicional que siempre recibió de ellos. Pero este adiós es un punto y seguido. Ama tanto el fútbol que seguirá vinculada como fisio y entrenadora.

Estas fueron algunas de sus sentidas palabras en la ciudad deportiva. "Nunca es un buen momento para decir adiós a una gran pasión por la que tanto has luchado y trabajado. Y más si ese adió es de forma prematura. Pero sí sé que siempre es un buen momento par a dar las gracias. Mi mente nunca había imaginado este momento. A mediados de octubre ya era difícil hasta acabar un entrenamiento con dolor, sabía que algo no funcionaba y me impedía rendir. Decidí hacerme pruebas médicas y me di cuenta que estaba compitiendo con una rodilla que no podía competir€ y sabía que no podía seguir por ese camino. Mucha gente sabe lo que he luchado para que esto no acabase así, pero ha llegado el momento de parar. Ahora me hago la pregunta. ¿Cambiaría mi carrera como futbolista por cualquier otra? Mi respuesta sería no y eso lo tengo muy claro. Doy las gracias a todo lo que he vivido, he aprendido valores que me hacen ser la persona que soy. Lo más duro de hoy es darse cuenta que en el fútbol no hay relación esfuerzo y recompensa, pero aunque he pasado por momentos muy duros he recibido una recompensa muy valioso, he conocido a muchas personas que son una pilar en mi vida. He vivido cada operación como una oportunidad para seguir creciendo, todo esto me ha ayudado a parar. Me siento muy tranquila y orgullosa de haber dado hasta lo último que tenía en el cuerpo. Quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado si ellas no me habría levantado tantas veces sin quedarme con todo lo positivo. He tenido la suerte de pasar por dos clubes que me lo han dado todo. Tampoco olvido a la selección española. Hoy digo adiós a lo que siempre soñé. Gracias a todos", decía con la voz entre cortada.

El momento más emotivo de su despedida llegó cuando Andrea mencionó a sus padres. "Gracias mamá, gracias papá. No soy capaz de agradeceros todo lo que habéis hecho por mí. Solo a vosotros se os podía ocurrir hacer más de mil kilómetros semanales durante cuatro años". Andrea rompió a llorar de emoción y recibió los aplausos de todos. Por último, miró al futuro. "He aprovechado para formarme como fisio y entrenadora y la verdad es que me gusta, amo el fútbol, no lo he podido disfrutar como me hubiera gustado, pero lo voy a disfrutar desde otra faceta". Andrea recibió un cuadro conmemorativo del club. El acto contó con la presencia del presidente del Femenino Salvador Belda y el presidente de honor Pedro Malabia.

Una carrera con muchas cicatrices

La vida futbolística de Andrea Esteban Catalán. Demasiadas circunstancias vividas que le han hecho madurar a una velocidad de vértigo. Un sinfín de golpes que ha afrontado de cara, con humildad, sensatez y sin venirse abajo, aunque también con esos instantes en los que lo mejor hubiera sido dejarlo, pero prefirió seguir e ir a por todas por sus sueños. Hasta ahora. "Ha llegado el momento de parar", Su historia siempre ha estado ligada a un balón, aunque desde pequeñita lo compaginó con el atletismo y el tenis. Con seis años empezó en el equipo de fútbol sala de la Fuenfresca (su colegio), de ahí al Amstel de fútbol 7, donde ya le echó un ojo el Levante, y con once comenzó con el CD Teruel. Destacaba con un balón en los pies (en infantiles no paraba de sumar éxitos) como también lo hacía con la raqueta y el cross. Mucho deporte que además logró conjugar con los estudios.

Cuando cumplió los catorce y después de consolidar su potencial con el conjunto turolense, llegó el punto de inflexión porque la normativa le impedía jugar con chicos. El Prainsa Zaragoza y el Levante dieron un paso al frente. Llegó a Orriols, empezó a entrenar con el C y en julio ya estaba haciendo la pretemporada con el primer equipo de Rafa Aranda. Hasta los quince no podía debutar en la máxima categoría. Lo curioso es cuando los cumplió cayó en fin de semana y estaba tan emocionada por poder debutar hasta que se percató que el primer equipo descanso. Lo consiguió el 13 de marzo de 2011 en la victoria por la mínima en casa del Collerense (0-1, con gol de la ahora colchonera Esther González). Entró en el descanso por la actual internacional suiza Vanessa Bernauer. Su fichaje por el Levante le planteó un dilema: desplazar a la familia al completo a su nuevo hogar deportivo dada su juventud o buscar una fórmula sin llegar a ese extremo. Su padre arregló los horarios y consiguió que pudiera satisfacer el doble componente académico y deportivo. Aunque tuviera que hacer más de mil kilómetros por semana, la ilusión no se la quitaba nadie. Aquellos viajes cesaron cuando terminó selectividad, se mudó a Valencia e inició la carrera de fisioterapia.

Por culpa de las lesiones, Andrea se perdió las fases finales de los Europeos Sub-17 de 2011 y 2013, donde España Volvió a estar en las filas de la selección para la Ronda Élite de Portugal (Sub-19) que daba paso al Europeo de Noruega de 2014, que también se perdió por su calvario interminable. Tampoco estuvo en el de Israel de 2015 por una tragedia familiar. Ni pudo quitarse la espina en el Mundial Sub-20 de Papúa Nueva Guinea de 2016 y eso que estuvo en jornadas de entrenamiento. Jorge Vilda, el actual seleccionador de la absoluta, ha vivido en primera persona, desde la Sub-17, los zarandeos que la vida le ha dado a Andrea y que le han frenado en su crecimiento en las inferiores. Le ayudó una barbaridad, sobre todo en los momentos más complicados. El primer golpe duro que le mandó a la enfermería lo sufrió en la República Checa, con la Sub-17, poco después de llegar al Levante. De todas las lesiones de cruzado, sin duda que la tercera, a los 17 en un derbi contra el Valencia, supuso un punto de inflexión. Era el cuarto año de hacer viajes, entró en el coche, dio un puñetazo de rabia y sus padres Conchita y Tomás le dijeron que si quería dejarlo que estaban con ella en su decisión. Pese a una nueva bofetada, ahí se dio cuenta de que deseaba vivir del fútbol. Por eso decidió ir a por todas.

Era injusto que una jugadora que debutó muy joven en Primera DivisiónPero jamás desapareció esa ilusión de la niña que con catorce años se subía a las tres de la tarde al coche para hacer el trayecto de Teruel a Valencia y viceversa. En el Levante UD dejó huella por su constancia, por su pasión por el fútbol y por su deseo de hacer grandes cosas contra viento y marea. La figura de Maider Castillo fue clave para ella en Orriols. Para ella, como su segunda madre.

Su salida de Orriols fue un bombazo. Fue la octava tras las de Alba Merino, Oli Oprea, Nagore, Mariajo, Sheila, Adriana y Noelia Bermúdez, que le acompañó en su aventura en el Valencia. La última bofetada le apeó de toda la anterior Liga Iberdrola. Andrea no pudo acabar el encuentro de semifinales de la Copa de la Reina ante el Barcelona en Las Rozas el 24 de junio de 2016 al sufrir la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y una pequeña lesión asociada a ella. En aquel encuentro estaba en la grada el seleccionador Jorge Vilda, que tuvo el enésimo detalle de cariño hacia ella. Al tratarse de la tercera intervención en dicha rodilla, el periodo de recuperación estimado fue superior al habitual. El Levante le planteó seguir vinculada al Femenino formando parte del cuerpo técnico del filial de Maider Castillo, como segunda entrenadora, mientras trabajaba en su recuperación pensando en el ejercicio siguiente. Y aceptó. Fue una experiencia exitosa en el banquillo, ya que puso su granito de arena para que el Femenino B fuese campeón de Segunda, superando en la última jornada al B del Valencia. Un camino diferente al que estaba acostumbrada, pero enriquecedor y además siendo partícipe de otras experiencias en el club, sobre todo con los Levante EDI.

En julio de 2017, el VCF Femenino anunció el fichaje de Andrea Esteban. Sus participaciones han sido a fogonazos por el mismo cruel motivo, pero siempre dando lecciones de superación y un trabajo incondicional mayúsculo por seguir disfrutando de su pasión futbolística. El 22 de abril de 2018 volvió a sentirse futbolista desde el minuto 60 del 4-1 blanquinegro al Rayo Vallecano. Siempre con una sonrisa puesta pese a que la vida le ha hecho derramar unas cuantas lágrimas. El 12 de junio renovó por una temporada más, hasta 2019, la primera con Óscar Suárez. En Paterna apostaron por su calidad, versatilidad, carácter y, sobre todo, su fortaleza mental. El 4 de diciembre volvió a los infiernos, a pasar de nuevo por quirófano, otra vez por la rodilla derecha que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en los últimos ocho años. Su última contribución han sido los diez minutos del partido del 23 de septiembre en Tenerife contra el Granadilla. La vida sigue y el fútbol para ella también.

"La camiseta de Canales"

En una de las últimas visitas de Sergio Canales El fútbol pierde una jugadora, pero sigue contando con una gran persona: Andrea Esteban.