Un año después de su llegada, la impronta de la filosofía de Marco Otero (Zúrich, 1974) impregna cada departamento, cada esquina, de la Academia del Valencia CF. El técnico, altamente considerado en el concierto europeo del fútbol formativo, le ha abierto a SUPER las puertas para que el aficionado conozca al detalle las líneas vehiculares sobre las que se proyecta la escuela blanquinegra. En cada uno de los clubes en los que ha trabajado, este hijo de emigrantes gallegos siempre ha forjado su creación desde el fortalecimiento de la identidad, o la definición y creación de una cultura a perseguir en conjunto. «Nuestro objetivo consiste en entender la forma de actuar de un equipo a partir de los valores de una región», decía, por ejemplo, durante su etapa en Basilea.

Por ello, no es casualidad que el punto de partida de esta larga charla con Marco sea el vídeo del Centenario. «El hecho de jugar en el Valencia supone asumir el legado histórico de los jugadores que han vestido anteriormente su camiseta con respeto a las tradiciones y valores característicos de la sociedad valenciana. El canterano representa una cultura que debe potenciar y recuperar», explica uno de los hombres principales a los que Meriton Holdings, máximo accionista, ha encomendado la formación a medio-largo plazo con la misión de «dar sostenibilidad al club con jugadores de la casa».

El plan que encabezan Marco Otero y Luis Martínez, bajo la supervisión de Sean Bai, tiene una ambición tanto integral como transversal, ya que pretende «educar y formar» en todos los aspectos que rodean al futbolista -técnica, táctica, educación y preparación física, cuidado alimentario y médico, psicología, y en su carrera académica- y, al mismo tiempo, «actualizar, reeducar y valorar» las capacidades de técnicos y empleados conforme a las nuevas exigencias nacionales e internacionales. De hecho, en este sentido, uno de los avances significativos consiste en que, al menos, un entrenador por grupo de edad pueda centrarse «en trabajar full time y con dedicacación exclusiva en el Valencia CF». Una de las nuevas pretensiones es la de erradicar la vieja creencia de que una escuela crea jugadores específicamente para su primer equipo, así que se trabaja para hacer útiles y no desperdiciar los años de formación del mayor número posible de chicos y chicas. «Queremos que lleguen y se mantengan en el Valencia, o que lo hagan en el fútbol profesional, es decir, exportar futbolistas», argumenta Otero.

Marco Otero, el hombre que dirige técnica y formativamente la Academia del Valencia CF

El espejo está en la historia

Para obrar futbolistas, Marco Otero tiene claro el modelo. «El hecho de dotar al joven de una autonomía personal, una educación, valores de respeto y buena actitud en la vida, no está reñido con hacerlo competitivo y ambicioso. Antes de todo, queremos que el futbolista compita consigo mismo, en la mejora diaria, y que viva el sentimiento valencianista, de pertenencia, que debe acompañarle para llegar arriba». Los espejos en los que mirarse están dentro de la propia historia del club: Puchades, Claramunt, Albelda, Gayà; incluso, en los que han venido de fuera alimentando el espíritu de un equipo 'bronco y copero', Mundo, Ayala, Marchena, Kempes, Baraja, Angulo...

Valencia CF

La identidad es el principio sobre el que la Academia quiere pivotar. «Buscamos un jugador de élite, ejemplar con lo que el club significa, técnico y luchador». «Que sienta pertenencia a los valores históricos, que quiera competir, entrenarse y, además, que sea académicamente responsable. Un joven o una joven que se esfuercen en todo lo que hacen. Luchadores, que no decaigan con el error, que lo toleren, autoexigentes, pasionales. Ganadores. En definitiva, el perfil de los jugadores con los que el Valencia ha estado peleando con clubes más poderosos en lo económico», prosigue Otero.

Evidentemente, en esa búsqueda de un ADN VCF, el trabajo de los formadores no se queda en la actitud, sino que se extiende principalmente al campo. La intensidad pasa a ser parte esencial en la Academia. «Nuestro lema es somos activos con y sin balón. Con la pelota queremos que nuestros equipos sean verticales y profundos, siempre que podamos atacar la espalda de los contrarios y generar muchas acciones de gol... Y sin balón, presionaremos constantemente hasta recuperar. Además, hay que ser fuertes en defensa, muy difíciles incluso imposibles de superar. Nunca regalarla, y dominar los duelos siendo fuertes e intensos», precisa el director de la Academia.

En Paterna se trabaja para inculcar a los jóvenes la naturaleza que ha hecho mejor al Valencia CF. Es decir, conocerlo todo, pero fortalecer el estilo propio por encima del que imponga el entrenador de turno. «Una escuela no puede descuidar ningún principio o situación del juego durante la formación, y si no aparecen dificultades para los jugadores tienes que crearlas. Debe definirse a través de un currículum anual para cada categoría y etapa que proteja el volumen y la calidad de los contenidos que se quieren transmitir durante las mismas. Ganar no es suficiente en la cantera, si queremos formar respetando las exigencias que se demandarán al máximo nivel en un futuro», añade.

La formación de los futbolistas de la escuela se divide en tres etapas diferenciadas. Desde querubines a alevines, las categorías de fútbol-8, la técnica y el juego, así como la educación física, son el núcleo del aprendizaje. «Esta etapa es muy importante, es la base de toda la formación; vamos a erradicar los no convocados y los banquillos abultados de suplentes con la intención de hacer a todos partícipes, tenerlos activos cada fin de semana en la competición de ligas y en el torneo de la Academia VCF, una política similar a la que llevaremos también en la etapa superior». En esta, ya con infantiles y cadetes, los conceptos tácticos se posicionan en el centro de interés, del mismo modo que la preparación física, que se potencian al máximo en la etapa final de alto rendimiento para juveniles e integrantes del Mestalla poniendo el foco en la competición semanal.

Valencia CF

Currículums y planes personalizados

Llegado ese momento tan especial de la promoción al primer equipo, o al mundo profesional, el objetivo estará conseguido si «contamos, aparte de con su talento, con un futbolista con personalidad y capacitado para desempeñarse a las órdenes de cualquier entrenador y sistema colectivo de juego». A la vez que el Valencia desea generar un modelo de futbolista intenso y dinámico acorde a su idiosincrasia, desde los 13 años contempla en el aprendizaje las diferentes situaciones tácticas y diversidad de sistemas de juego. Conforme se acercan al primer equipo, se realiza además del currículum colectivo en las etapas 1 y 2 un currículum personalizado del jugador con los puntos fuertes y débiles a tratar, mediante plannings diarios y semanales, en todos los aspectos futbolísticos, físicos, médicos o psicológicos que lo rodean.

José Jiménez y David Fuster, dos piezas clave

Entre los departamentos específicos destaca el de captación, donde la experiencia de José Jiménez sigue liderando a los ojeadores extendidos desde la zona de Catalunya a Almería teniendo como foco principal la Comunitat Valenciana. Asimismo, la Academia cuenta con 37 escuelas activas bajo su radar. Incluso se desea desarrollar centros externos de alto rendimiento en Castellón, Alicante o Murcia en los que, a modo de selección regional, una o dos veces por semana se realizarán entrenamientos complementarios con los mejores jugadores de las escuelas o clubes colaboradores. El exjugador de Villarreal y Olimpiacos David Fuster ha sido uno de los 'fichajes' conocidos en esta nueva etapa de la Academia. El de Gandia se está encargando de programar y llevar a la práctica entrenamientos específicos para la mejora individual o por grupos como se ha venido haciendo tradicionalmente con los porteros. «Creamos varios proyectos por categoría entre ellos un proyecto inicial para los más pequeños con objeto de avivar las estructuras psico-motrices, que lamentablemente, en lo estrechamente relacionado con el movimiento, se van perdiendo al tiempo que los niños han dejado de jugar en la calle indiscriminadamente, situaciones que ayudan a la práctica del deporte», dice Otero.

Por otro lado, esta nueva estructura tampoco descuida las «condiciones externas al juego que ayudan a aumentar el rendimiento», la preparación física, el tratamiento de los datos físico-médicos y la nutrición. «Ayudamos a cada jugador a escoger su alimentación más adecuada, o si debe ganar masa muscular o perder grasa. Todo esto ayuda a limitar los riesgos de lesiones» Entre las medidas adoptadas para aumentar la carga de trabajo físico, más allá de los calentamientos sobre el césped con los preparadores físicos, se construyó no hace demasiado un gimnasio específico para la escuela y se renovó el material. «Además, hay una situación única. Los chicos de la residencia comen exactamente lo mismo que el primer equipo. La pizza después de los partidos ha desaparecido de los vestuarios», dice con satisfacción el director de una Academia que exporta su menú alimentario a diferentes escuelas colaboradoras.

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«Autónomo» y «responsable» son dos palabras que acompañan al prototipo de jugador por el que Otero y Martínez han hecho girar la Academia. De hecho, se ha creado un código de conducta que tiene como la última de sus metas que la imagen del club siempre quede favorecida por el buen comportamiento de sus futbolistas. El origen de todo está en la educación, así que los convenios con los colegios colindantes a la Ciudad Deportiva se han consolidado, entre ellos, con el de Mas Camarena. Los resultados saltan a la vista. Esta temporada, antes de la pandemia de la Covid-19, la tasa de jugadores que lo han aprobado todo ha pasado del 38 % a más del 90%.

Estricto control financiero y profesionalización de los técnicos

Otro punto fundamental, en la reorganizada escuela del Valencia, va a ser el de un control financiero estricto, fijando una línea roja para no rebasar topes salariales en consonancia con las diferentes etapas de formación. Una situación acorde, además, con los nuevos tiempos sobre los que el fútbol va a redefinirse tras la crisis del coronavirus. En paralelo, hay prevista un aumento de la inversión para mejorar las condiciones de los profesionales formadores. La profesionalización es el fin último, tanto para jugadores como para técnicos. El ojo de la captación no deja de lado a los jóvenes preparadores que destaquen -más en aspectos formativos que en la obtención de resultados- en otros clubes de la Comunitat. Asimismo, Otero ha apostado por que en Paterna el coach tenga cada vez más «dedicación plena en el Valencia CF». En este sentido, la temporada que viene el club añadirá, a los clásicos técnicos en nómina del Mestalla y el Juvenil A, también a tiempo completo a los entrenadores de Juvenil B, Cadete A, Cadete Fundación, Infantil A, Infantil Fundación, Alevín A, Benjamín A y Prebenjamin A.

Exportar jugadores, alternativa para la economía del club

«No vamos a sacar cuatro o cinco jugadores para el primer equipo cada año, pero sí sacaremos más jugadores para el fútbol profesional. Y para el Valencia, buscamos la excelencia, si uno se afianza en el primer equipo cada temporada, y exportamos jugadores al mercado nacional e internacional, dando sostenibilidad, estaremos satisfechos», razona Marco Otero para terminar con esta amplia puesta en escena de la Academia VCF.