—Es la primera vez que hago una entrevista y no sé qué primera pregunta hacer, porque esto de entrevistar a un artista lo he hecho tan pocas veces que temo meter la pata.

—No, en absoluto, no tengas ningún miedo.

—Podemos entrar ahí a matar.

— Por donde tú quieras.

—Alguien me ha dicho que usted nació en la sección de lencería de El Corte Inglés...

—Sí que sabes mucho sí. Sí, es verdad. (Risas)

—Me he documentado, eh.

—Nuestra casa estaba en Alfonso El Magnánimo, donde ahora esta El Corte Inglés, entonces siendo yo muy pequeño, además es un hecho muy fuerte en nuestra vida porque coincide que cuando salimos de esa casa se muere mi padre, algo que te marca para siempre. Nos fuimos de esa casa porque llegaba El Corte Inglés. Mi habitación estaba más o menos donde luego estaba la sección de lencería de El Corte Inglés.

—Has hablado de nuestra casa, ha marcado nuestra vida y has nombrado el fallecimiento de tu padre.

—Somos una familia muy grande, de muchos hermanos, once, y esto te marca muchísimo, un equipo, y yo soy el décimo de once con lo cual naces rodeado de tipos que antes de que tu pienses en ir ya han ido y vuelto varias veces, y no eres tanto individuo sino parte de un equipo, una tribu, y hoy en día nuestros sobrinos también tienen ese feeling porque supongo que es innato, naces en un lugar donde eso te viene dado. Yo de hecho tuve la sensación de que el conocimiento me iba llegando de manera absolutamente espontánea, yo no tenía que pensar mucho o esforzarme para que llegaran las cosas, sino que simplemente, el estar viviendo alrededor de gente donde todos eran muy inquietos, todos muy potentes...

—Como decía tu padre, que seáis creativos, ¿no?

—Sí, supongo que él también hizo un poco para que fuera así. La herencia genética marca muchísimo, y luego también lo que me marcó muchísimo fue la educación, que además hablando de lo que venimos a hablar, del Valencia...

—Entremos al Valencia CF

—Sí, es que el momento este es un momento delicado, yo desconozco todas las interioridades porque tampoco soy un especialista de eso y no me interesa tampoco tanto, pero sí que hay un riesgo grande o dos riesgos grandes. Por un lado está la perdida de entidad, y por otro el económico, que es supongo el tema principal y desde donde parten todos los males, y desde donde todo el mundo espera las soluciones, de hecho cuando se produce la venta a este señor multimillonario todo el mundo tenía en la cabeza el modelo Abramovich y que era la gran solución, porque iba a llegar un señor que iba a pagar por encima de todo lo que haga falta para que se convierta esto en lo que nunca hemos sido. Algo que es una tontería.

—Pero una tontería que hemos cometido muchas veces como club.

—Yo creo que todos los seres humanos tenemos siempre el deseo de aquello que no somos y eso es un problema. Puede ser una virtud que te pueda hacer mejorar en muchos aspectos, que te dé conocimientos, que explores, ver oportunidades nuevas, meterte en fregados que si no fuera por eso nunca te meterías porque estarías siempre en tu zona de confort, etc. Puede ser algo positivo pero también muy negativo si lees mal la jugada. En este caso en concreto del Valencia CF creo que fue una pena que no hubiera un buen casting. Yo creo que el señor Lim debe estar arrepentidísimo de esto, debe ser la peor jugada que ha hecho en su vida, porque si es un señor que ha tenido mucho éxito y además, creo que es un señor Self Made Man...

—Hecho a sí mismo.

—Sí, y de la nada. Pues el tipo ha llegado a un lugar, donde un mal asesor de repente le dice que lo que ahora le falta es notoriedad, o le falta pertenecer a ese club de los grandes señores, y eso hoy en día se da en el fútbol porque está el señor Abramovich, está el jeque del PSG...

—El fútbol te da mucho foco.

—Te da notoriedad. Entonces el problema sería, ¿a qué has venido señor Lim?, ¿a hacer o a ser? esa gran dicotom

—Es una buena reflexión. ¿Ha venido usted a tener notoriedad o ha venido a hacer un club mejor?

—¿Quiere hacer un proyecto, y tiene un proyecto en mente para generar valor, o viene simplemente a ser alguien?, si es lo segundo eso va a generar poco valor.

—Has hablado de riesgos, querer ser lo que no somos puede estar bien desde el punto de vista de la ambición, pero lo hemos cometido más de una vez. Cuando quisimos tener el mejor estadio del mundo...

—Sí. Cuando perteneces a un club, como en mi caso por ser de familia numerosa, a menudo acabas echándote sobre tus espaldas la responsabilidad de algo que tú nunca decidiste.

—Tú no gestionas.

—Pero tú has dicho, queríamos tener el mejor estadio... Yo no quería eso, de hecho Mestalla me parece un lugar entrañable. Yo iba al colegio de El Pilar de pequeño y pasaba todos los días cuatro veces por delante.

—Tiene duende.

—Nos colábamos dentro, el guardia nos reñía y nos perseguía y salíamos corriendo, y era un sitio que la primera vez que yo recuerdo que vi ese césped verde me estalló la retina, Mestalla la retina. Es el título...

—Cuenta eso. El título de qué.

—Mestalla la retina, un pequeño relato de una cosa que escribí una vez, pero nada, es una tontería.

—Volvamos a aquel instante...

—La primera vez que veo Mestalla como niño, en esa España que empezaba a teñirse de color pero que seguía aún en blanco y negro y de repente ves aquella alfombra verde, perfecta, rodeada por las gradas, que la enmarcan perfectamente... es una imagen muy potente porque no tenías imágenes como esas. Hoy en día vivimos en un país pijo y los niños nacen rodeados de exceso, entonces había muchas más cosas marrones y grises que de colores, y supongo que tiene que ver con eso, algo que me parecía extraordinario, no era una imagen que vieras cotidianamente, esa me cautivó. La primera vez que fui al campo, fui con mi hermano Nacho que me llevó. Yo era muy pequeño y no recuerdo el rival, pero fue una sensación... era de noche, probablemente sería la primera vez que salía de noche, hacía frío pero al mismo tiempo hacía el calor ese de la multitud, a mí no me gustan mucho las multitudes porque me agobio mucho y piensa que en aquella época la grada era de pie, y la gente cuando se agitaba por cualquier cosa que ocurría en el campo se movía, te empujaba, y yo siendo pequeño, la sensación era acojonante.

—A mí esa sensación también me abrumó, era joder, ¿aquí que pasa?

—Acojonado, absolutamente acojonado. Por todo, porque era impresionante escuchar el rumor ese que nunca había escuchado antes...

—¿El primer gol en Mestalla?

—Uff, yo supongo que sí, pero fíjate todo eso yo, en ese momento, el fútbol me sobrepasaba, no lo conocía, o sea, era demasiado pequeño para todo eso, era más la vivencia del evento y el ver tantísima gente moviéndose por lo mismo y vibrando con lo mismo. Todo eso era totalmente desconocido y fue muy potente, en mi casa además los deportes no les gustaban a nadie, éramos nueve tíos y dos chicas los hermanos, y al único que le gustaban los deportes era a mí, o sea que yo era el raro en casa por eso, porque puedes pensar nueve tíos en una casa debe ser un cuartel, y no, no, en mi casa lo que primaba era la música, dibujar, otro tipo de cosas.

—Se te ha iluminado la cara, mirabas al cielo hablando de aquellos momentos, supongo que buscabas en la memoria, el fútbol tiene ese punto que tiene el olfato o tiene la música, que de repente parece que lo estás viviendo. Yo recuerdo perfectamente la primera vez que escuché Extremoduro, que a mí me ha marcado para bien ese grupo.

—Te he leído eso ya varias veces.

—Lo recuerdo como si fuese ahora.

—Yo he tenido la suerte de trabajar con músicos, he hecho muchos videoclips, y la verdad que la música también tiene ese...

—Te deja el momento atrapado en la memoria.

—Sí, porque entra por los lugares que no son racionales.

—Claro, esa es la clave.

—Tú no tienes la posibilidad de pensar en ello. Es una cosa que te atrapa y te entra por otros lugares, no sé quién dijo una vez que si a una tribu que estuviera totalmente aislada de la civilización, que probablemente hoy día ya no existe esa posibilidad, si le pusieras a Mozart delante seguro que generaría lágrimas. La emoción de la música entra por lugares que no los puedes controlar, y la emoción, o sea, el Valencia CF también. Y creo que esa es la equivocación en estos momentos de la gente que tiene la mayoría de las acciones, que es propietaria...

—Máximo accionista o propietario.

—Con lo de propietario no trago. Creo que no se puede poseer el Valencia porque el valor más grande que tiene este equipo es fundamentalmente emocional, ese es el valor más grande. Es un activo que no se puede medir ni se puede comprar. Ese valor es intangible pero es el valor más potente.

—Pero para explicar ese intangible recurres a tu infancia, entonces ¿no les estamos exigiendo demasiado? No lo pueden entender jamás.

—Yo creo que es un problema de educación. Las palabras de la hija de Lim, yo tengo una hija, Jana mi hija mayor tiene una edad muy parecida a la de Peter Lim y aquellas declaraciones que hizo demuestran una falta de educación enorme, yo como padre estaría muy avergonzado, pero no estoy hablando de formas, porque las formas van cambiando en los lugares, eso son costumbres...

—Puede ser cultural.

—Sí, pero no hablo de ese tipo de educación, hablo de conocimiento. Hay una falta de conocimiento enorme, por eso pienso cuando aquel asesor le dijo invierte en el Valencia porque ese es el próximo paso que a ti te va a dar una serie de cosas que te hacen falta ahora, creo que se equivocó de manera garrafal. Este señor en todos estos años que lleva como máximo accionista, no se le ha visto que haya entendido la mínima parte de lo que es fundamental cuando tú adquieres la responsabilidad de meterte en un lugar como este. Esta falta de conocimiento es lo que está haciendo que todas esas decisiones que van tomando sean absolutamente desastrosas excepto, la única que funcionó, la de Alemany. Este señor es el que te da la oportunidad de coger las riendas del club de la manera adecuada. Un señor que tiene el conocimiento de la liga, un señor que tiene el conocimiento de lo que es un club de fútbol en España, que es una cosa distinta a un club del Reino Unido, Italia, o Alemania...

—El proyecto era Mateu. Los entrenadores van y vienen.

—Exactamente. Si el señor Marcelino, tiene un carácter más o menos fácil o complicado y comete errores sucesivamente que son imperdonables desde la cultura de Singapur, hasta ser inviable el poder continuar, porque a Lim le parece un señor que lo ha ofendido de manera imposible de perdonar, pues bueno, tienes al ejecutivo que va a poder retomar el asunto y...

—En el momento que tú decides prescindir del entrenador sin comunicárselo al ejecutivo y fichar otro entrenador sin comunicárselo al ejecutivo, estás prescindiendo del entrenador y del ejecutivo.

—Sí, por eso. Yo desconozco al señor Lim, pero creo que su trayectoria y fortuna la ha hecho especulando.

—Es un bróker.

—Por lo tanto es un señor que no tiene experiencia generando valor, no tiene la costumbre de tener equipos donde se sueñe con proyectos y se lleven a cabo, que además la dificultad siempre está en conseguir hacer realidad los sueños, no soñar, soñar es facilísimo. Tú y yo aquí en esta mesa podemos soñar un montón de proyectos fantásticos, pero eso no va a ninguna parte si luego eso no se lleva a cabo. El trayecto entre el sueño y la realidad es donde está la dificultad y hoy desgraciadamente ya sabemos que esta gente ni sueña ni está capacitada para navegar a ninguna parte.

—El concepto de generar valor es muy interesante porque le define a él, pero me gustaría que profundices en el concepto de es un error querer ser lo que no somos cuando el Valencia es un club con la voluntad de querer llegar. A ti te gusta más un Valencia más con el que te identifiques?, porque a lo mejor el gran error que está cometiendo Meriton es el desapego, en el que dejamos de identificarnos con ese Valencia.

—Claro.

—Y por eso tú dices, es que yo para ser esto prefiero ser otra cosa con la que me identifique, ¿no?

—Pero sobre todo, en este caso es un fracaso absoluto.

—¿Desde el punto de vista social?

—Desde todos los puntos de vista. Es un fracaso absoluto deportivamente, es un fracaso absoluto económicamente y es un fracaso absoluto desde todos los puntos de vista. De hecho, vecinos incómodos hoy en día, que antes estaban a años luz del Valencia.

—El Villarreal...

—Villarreal y Levante, hoy en día le están comiendo la tostada, por cuestiones de trabajo he tenido la oportunidad de conocer la cantera y ver cómo trabaja el Villarreal, la cantera y ver cómo trabaja el Levante y la cantera y ver cómo trabaja el Valencia, y hoy en día el Valencia tiene muchas cosas que mejorar desde todos los puntos de vista.Y esto por qué, porque no hay gente adecuada dirigiendo el club y eso al final es un desastre lo que genera. Yo preguntaría al señor Lim, 'De verdad señor Lim, ¿lo mejor que usted tiene es Anil Murthy?', porque vamos, es vergonzoso. Es un señor que no da una por ningún lugar, a nivel de comunicación es el mayor desastre que he conocido en mi vida, Destroza la marca a pasos agigantados, o sea, no solo no genera valor, es que lo destroza. Así que, señor Lim, usted va a salir muy perjudicado de esta aventura porque en Singapur, en los periódicos de Singapur, ya se comenta el fracaso tan grande que está siendo...

—Uno de los daños que le está haciendo a Lim es precisamente que en Singapur ya no es ejemplar. Allí llega que en València no lo quieren.

—El otro día leía en un diario de Singapur, que un aficionado del Valencia de Singapur, que supongo se hizo aficionado del Valencia cuando Lim compró las acciones del Valencia, decía que sí debería abandonar el club porque lo estaba deteriorando, lo estaba destrozando, y era un singapurense. Y él mismo reconocía que había estado muy orgulloso en su día de que un singapurense tuviera la mayoría accionarial de un club de la liga española, que es una de las mejores del mundo, y y ahora mismo lo que pensaba es que debía irse.

—Ese es el gran daño.

—Sí, sí, para su imagen. Venía para salir más guapo en la foto y se le está viendo en calzoncillos agujereados. De verdad pienso que debe de estar arrepentidísimo en estos momentos de esta aventura. Pero volviendo un poco a lo que me decías si quieres, de lo de quién somos o qué Valencia... Lo del estadio por ejemplo, a lo mejor tendría mucho sentido para la ciudad de València, siendo la tercera ciudad, que la ciudad necesitara un estadio distinto, mejor, moderno, etc. pero es de la ciudad, no hace falta que sea del Valencia, y sobre todo cuando se tomó esa decisión, fue en unas circunstancias que no son nada favorables, o sea que ya el Valencia estaba en un momento delicado económicamente. Es como una huida hacia delante y piensas, estratégicamente era el peor momento para tomar una decisión así, y además esto viene porque hay una noche ahí de conspiración en Alemania, donde se quita a uno de los mejores presidentes...

—Jaume Ortí.

—Que ha tenido el club y en la época, seguro, más exitosa deportivamente, y de repente, se hace una conspiración que da como resultado dilapidar el mejor patrimonio deportivo que ha tenido el Valencia, y eso se hace por gente de aquí, quiero decir, parece que ahora hay un sentimiento casi racista de decir, como han venido estos asiaticos a València...

—Eso es muy valenciano.

—Sí, lamentablemente sí. Venimos de aquello, entonces la decisión del estadio se toma en el peor momento y es una cosa que te das cuenta desde el principio, esta huida hacia ninguna parte nunca va a ser un buen viaje, y yo creo que eso es lo importante. En mi trabajo a mí solo me interesa cuando estoy haciendo el proyecto, una vez hecho ya deja de interesarme, nunca vuelvo a ver las cosas que he hecho, porque lo interesante es el recorrido, lo interesante es el viaje. En este viaje ¿a dónde vamos, qué es lo que queremos? Y ahí es donde se pierde siempre, se pierde el norte, se pierde todo el sentido.

—El valencianismo no sabe hacia dónde va el club.

—Es que si fuera verdad que tuvieras los billetes y lo pagaras, sería fantástico, si uno de los millonarios que hay ahora en Valencia tuviera la generosidad de regalar una parte de su capital a los valencianos, con el Valencia que es el club que más seguidores tiene..

.

—Es la institución civil más importante de la Comunidad Valenciana.

—Sin lugar a dudas y además, como los valencianos tenemos muchos problemas con estas cosas, la bandera nos genera problemas, la lengua nos genera problemas... todas las cosas comunes que deberían de ser las que unan, dividen y generan muchos conflictos...

—Siempre en guerras.

—Todo el rato. A lo mejor es debido a que venimos de muchos lugares y somos gente muy diversa. Yo pienso que la diversidad es una riqueza siempre. A lo mejor esta crisis tan potente no solo económica, no solo deportiva, sino sobre todo y fundamentalmente de valores, puede ser una gran oportunidad.

—¿La sociedad civil valenciana?

—Sí. De València se han dicho cosas muy potentes. Recuerdo que muchas veces he escuchado esa frase un tanto pretenciosa a lo mejor, que València podría ser la California española... No sé si es pretencioso o no lo es, pero como sueño, cómo deseo sí que me parece que es algo deseable, que sería algo probablemente factible en el sentido de que sí que existen toda una serie de oportunidades aquí, de clima, creatividad, emprendedores, de un montón de cosas positivas y que la gente valora mucho. Cuando vives muchos años lejos como es mi caso...

—En Barcelona.

—En Barcelona u otros lugares, cuando vienes a València te das cuenta de la calidad de vida, de todo lo positivo que tiene València, y sí que es verdad que nos cuesta mucho ir todos juntos...

—Nos cuesta una barbaridad.

—Somos muy cainitas. Yo recuerdo una vez que tuve que hacer el anuncio de Turismo de la Comunidad Valenciana, y en ese momento en aquella campaña, se buscaba a tres personajes valencianos muy conocidos, que fueran relevantes en su profesión como ejemplo de lo que es la Comunidad Valenciana y para ayudar a la marca, a engrandecerla. Y entonces, de una lista de cien personajes valencianos notables, 96 si no recuerdo mal, estaban todos fuera de València, y solamente cuatro estaban aquí.

—¿Y a qué lo atribuyes?

—A mí me ha pasado en esa época, que tenía la productora en València, un cliente valenciano no me quería para un anuncio porque yo era de València, y entonces el cliente contrató a una productora de Madrid para hacer el anuncio y esa productora de Madrid me subcontrató a mí para hacerlo.

—Y ha encarecido el producto....

—Pero para él, como ya estaba contratando una productora de Madrid ya le parecía que estaba adquiriendo un estatus...

—Y el de Madrid dijo, hombre, el mejor que puede hacer este anuncio es el de València.

—Exactamente, o sea que...

—Hemos definido al valenciano.

—Sí y no. Es muy fácil, y encima nos gusta mucho, poner en mayúsculas los defectos, y luego pasar por alto las virtudes. Es como en las películas, las historias que funcionan son los dramas. Si tú cuentas una historia donde todos son felices, y lo pasan bien, donde todos son monísimos, no tiene ningún interés. Lo que te interesa y te apasiona en una narración es lo desgarrador. Y cuando hablamos de nosotros mismos, y esto no solo pasa en València, pasa en todas partes, la autoestima la tenemos muy baja, como que nos vemos bastante peor de lo que en realidad somos. Y también con el club, hablando del Valencia...

—Te iba a preguntar eso porque al final, ¿qué tal si destacamos alguna cosa positiva de Lim?

—Yo creo que es muy positivo que un señor de Singapur que está muy lejos de aquí, un día decida que él puede ser la solución de un club histórico que se encuentra en una situación muy complicada.

—El problema es que no hay más cosas positivas...

—Eso y el proyecto con el que él aparece, que aparece diciendo que voy a darle solución a la parte económica porque yo tengo un músculo financiero muy potente, pero además voy a acabar el estadio, y además voy a hacer un equipo puntero que esté siempre en la Champions. Era un proyecto con el que mucha gente se quedaría muy contenta.

—Yo.

—Y que comprarían con los ojos cerrados la mayoría de la afición del Valencia. A mí personalmente me chirriaba ya desde el principio mucho, porque estaba viendo otra vez ese modelo Abramovich que a mí, personalmente, no me interesa nada. El Chelsea era un equipo vulgar. Es más el modelo de Villarreal, que eso sí que es fantástico.

—Ahí sí que hay un viaje.

—Ahí sí hay un viaje fantástico. De repente aparece un señor, que coge un club pequeñísimo y, con mucho sentido común, va dando los pasos que hay que ir dando para convertirlo en un club que jamás podrían haber soñado, que un pueblo como Villarreal disfrutara de un club del tamaño y nivel que tiene el Villarreal. El caso del Valencia es muy diferente. Abramovich no creo que hubiera funcionado si la operación hubiese sido en Liverpool o con el Manchester United...

—No se puede ser máximo accionista del Valencia sin conocer el peso histórico y emocional que tiene entre sus aficionados.

—Claro, lo primero que debía haber hecho Lim es haber mandado a su mejor gente que le hubiera recabado toda esa información.

—Pues de ahí vamos a Anil Murthy

—La imagen que mejor define esto que estás diciendo es Mestalla vacío mientras se juega un partido... es una imagen penosa, con fotos digitales en las gradas. Es por el Covid, pero es una metáfora perfecta de la era Lim, un Mestalla vacío, de espaldas... Un estadio sin afición. ¿Qué sentido tienen esas escaleras de hormigón hacia el cielo vacías? Es absurdo. Y esto es lo que define la gestión de esta gente, ahora mismo el aficionado no existe porque todo lo que están haciendo provoca que la gente huya.

—Es lo de Meriton Holdings Propietario. Me da igual si la gente va al estadio, el dueño soy yo.

—Eso es una equivocación enorme porque el valor más grande del Valencia no es accionarial, es sentimental, es emocional y no tiene nada que ver con acciones, y si uno no entiende eso, es como comprarse un Rolls-Royce y no saber que hay que poner la llave para arrancarlo, o poner gasolina para que funcione o presionar al embrague para cambiar de marcha. Es tener algo que no sabes cómo funciona y por lo tanto es imposible que puedas hacer un uso adecuado. Hay un desconocimiento tan grande de lo que es el Valencia por parte de Meriton que es imposible que ese proyecto pueda llegar a ninguna parte buena. En estos momentos Lim debe estar muy arrepentido. Ahora mismo en Singapur aparecen noticias en los medios en las que le dicen señor Lim, usted no va bien por este camino. Y si él vino aquí a ser alguien, a agrandar su imagen, pues le está saliendo el tiro por la culata.

—Yendo a mínimos, le perdono que no entienda al valencianista si hay una gestión profesional... pero claro, ni siquiera ha habido voluntad de terminar el estadio, y so me lleva a tu reflexión anterior, no ha venido a hacer un viaje.

—Un especulador, no ha venido a generar valor, no tiene un proyecto. Queremos hacer esto, este es nuestro viaje para dejar este legado. No hay esa propuesta y eso lo hace todo mucho más grave porque podemos vernos no solo en la casilla de salida, podemos vernos peor. El problema que tenemos en el Valencia es que hemos tenido más 'Roigs' que 'Tuzones', y eso es una putada muy grande, pero el fútbol en general es así. Si nos miramos en el espejo del Atlético como club que ha estado luchando siempre por esa tercera plaza, y que ahora lo tenemos a años luz, tampoco es que las directivas que tiene sean como para envidiarlos. La familia Gil, Cerezo... no son ejemplos. Pero con ese conglomerado de propietarios que tienen han conseguido ponerle sentido común y han dado con la tecla de Simeone y sobre todo, no estropearlo. Cuando ves que algo funciona no lo toques.

—Y volvemos a MateuAlemany.

—Es que es gravísimo. Nos hacía muchísima falta porque el único Mateu que habíamos tenido fue Llorente, salvando las distancias porque Mateu está muy por encima. Pero viendo cómo estamos hoy me doy con un canto en los dientes, ojalá estuviéramos con lo de Benítez, la lámpara y el sofá. Pero lo de Mateu me parece muy grave porque te muestra la terrible verdadera cara de Lim, cuando tienes delante hechos objetivos que son incontestables, como es darle la vuelta a una situación muy complicada a nivel organizativo, de objetivos, de planificación, de cómo se gestiona un club y una plantilla de primera división... Mateu en un espacio corto de tiempo pone todo en orden...

—Y con el centenario de por medio y la corriente positiva que generó con el clímax de la Copa...

—Ya no es dispararse en un pie, ¡es dispararse en el corazón!

—Lo peor es que desde el club se han inventado argumentos para decir que el modelo Mateu era insostenible...

—Pero eso no es cierto. No tiene sentido. Hay una falta a la verdad que no es asumible en una organización que sea minimamente seria, no tiene ninguna credibilidad su argumentación. Por eso creo que esta situación es una oportunidad, si queremos sacar algo positivo de todo esto, este momento es una oportunidad. Cuando la situación se pone tan cuesta arriba, a lo mejor hacía falta una situación tan extrema como esta para conseguir algo tan complicado como que el valencianismo de una vez por todas aúne criterios. Es la oportunidad de que todo el mundo tenga la necesidad de remar en la misma dirección.

—Pivotas alrededor del concepto oportunidad, y más que un valencianismo unido, espero que cuando toque, la sociedad civil valenciana esté preparada.

—Ojalá que sí, ojalá que sí.

—Porque ese momento llegará, no mañana, pero al medio largo plazo llegará. Tienen fecha de caducidad, falta saber el día, pero en la psique colectiva del valencianismo Meriton es 'finito' ya. Ha perdido la capacidad de seducir al valencianista.

—Sí. Y es una pena, porque yo creo que València se merece otra cosa. Muchas veces nos latigamos diciendo aquello de cada uno tiene lo que se merece y creo que es una de las frases más desafortunadas que existen. Yo cada vez que escucho esto me horroriza porque hay un montón de cosas que uno no se merece y ocurren, y que uno se culpabilice de cosas de las que no tienes ninguna culpa te resta mucho y no aporta nada a cambio, vale la pena hacer análisis de cuyo conocimiento uno consigue generar algo, pero si lo único que haces es restar, pues no tiene sentido. Yo no me merezco a Meriton.

—Se dice, nos lo merecemos porque no luchamos para que el Valencia CF no se convirtiera en SA.

—Y se dice, ¿por qué vendisteis las acciones? A ver, yo no me puedo meter en la vida de las personas, en las circunstancias de cada uno, pero ha habido crisis económica y a lo mejor ese dinero era necesario.

—Yo conozco una persona que con el dinero de esas acciones montó una empresa y ahora vive de ella.

—Y por lo tanto está plenamente justificado que las vendiera, estaba en juego la supervivencia de su familia. Uno no se puede meter a juzgar cada caso de cada persona. Supongo que lo que pasa es que todo el mundo mira al Valencia BC o al Villarreal CF y dice, ya me gustaría a mí que esto fuera el Valencia, o el Levante, que me parece un modelo impresionante, viniendo de donde vienen, con carencia de medios, pero están construyendo un proyecto coherente y potente, sostenible, saben hacerlo sabiendo quiénes son y con las posibilidades que tienen, no están por encima de ellas, ni venden una moto a nadie. Y con mucha sensibilidad, hacia los discapacitados, hacia el fútbol femenino... en los lugares donde ellos han podido ser fuertes dentro de ser humildes. Y me parece fantástico.

—¿Y cómo se vivía el valencianismo en casa de los Errando Mariscal?

—Pues lo vivía yo solo. Lo vivía con mis amigos. Es una cosa que nunca he compartido familiarmente. Todo en mi casa era colectivo menos eso, y yo por eso me sentí raro en mi casa.

—Era como una asamblea de artistas y tú con el fútbol...

—Claro, en mi casa se hablaba de los Rolling o de los Beatles, y había debates potentes.

—¿Esos eran los debates en casa?

—Sí, si, esos eran.

—Déjame adivinar... tú eras de los Rolling.

—Pues sí. I can get no€ Yo recuerdo ser muy pequeñito y atreverme a abrir la puerta de la habitación de los hermanos mayores y de repente había una batería, un bajo y una guitarra y estaban ensayando.

—Nadie te empujó al valencianismo...

—Nadie. Es una cosa que no sé como ocurre, porque no me pega nada, aunque luego en la vida me ha pasado que me he encontrado con otros raros como yo.

—Cuente lo de Ray Loriga, por favor.

—Él es escritor y cineasta, y es muy aficionado al Real Madrid y estuvo viviendo dos o tres años en Nueva York, y recuerdo que en los veranos en Formentera me contaba que al despertarse cada mañana en Nueva York lo primero que hacía era entrar en el Marca y el As para ver las noticias del Real Madrid. Me imagino que a mí me ha pasado eso, la distancia... Yo hice el High school en Estados Unidos y supongo que necesitas tirar de raíces. Creo que eso es lo que me ha ido haciendo con el tiempo cada vez más valencianista. Tengo mala memoria, nunca me he planteado estas cosas, ni he reflexionado...

—El concepto de fútbol como ancla al pasado es muy potente.

—La única persona que me ha hecho reflexionar sobre esto ha sido Rafa Lahuerta, que lo he conocido ya de mayor. Pero viendo el discurso que él tiene sobre el valencianismo me ha hecho pensar en cosas que nunca antes me había parado. También es verdad que he conocido gente diversa, como en Barcelona Dani Freixes. un arquitecto culé que tiene un discurso muy potente sobre lo que es el fútbol y te cuenta el fútbol desde un punto de vista muy poético que es fantástico. O Borja Casani que es muy del Real Madrid y habla del fútbol de una manera distinta. Yo creo que a todos los aficionados al fútbol nos ha gustado la manera de hablar sobre fútbol que tiene Valdano. Aquí no triunfó y me dio mucha pena, pero tiene un discurso maravilloso, todo eso te ayuda a ver que no eres tan raro, porque en todo lo demás no soy el típico aficionado para nada, a mi me horrorizan algunas cosas del fútbol, me tiran para atrás.

—Te gusta más el Valencia que el fútbol.

—El fútbol, también me gusta, yo disfruté mucho del primer año de Guardiola en el Barça.

—Aquello era una orquesta perfecta.

—Nunca había visto a un equipo jugar así. Además, estaba viviendo en Barcelona y todos mis amigos eran culés, y me daba rabia porque tenía que aplaudirles también. Porque yo odio profundamente esa manera de verse superiores que tienen los del Madrid y el Barça, y encima es a lo que aspira mucha gente del valencianismo, a eso que yo odio. Eso es lo que nunca quiero ser, me encantó el anuncio aquel de 'Papá ¿por qué somos del Atléti?', fue uno de los grandes hitos de la comunicación sobre fútbol en España, el concepto que hay detrás de eso es maravilloso, y eso es precisamente lo que es el Valencia CF.

—Pero pasa que estamos jugando todos el mismo partido, que al Valencia CF le vaya bien, pero nos empeñamos en que valencianistas que no opinan como nosotros no sean de los nuestros...

—Sí, por eso digo que esto que está pasando es una oportunidad, ante una situación tan complicada no caben matices, es una situación difícil, compleja y que además está en juego algo muy importante también para los que no son valencianistas o no son aficionados al fútbol, porque el Valencia CF es una entidad que tiene un peso inmenso y Valéncia no se puede permitir el lujo de perder esa marca, es algo que tiene un valor enorme, aunque no seas aficionado al fútbol o no seas valencianista.

Puedes leer las anteriores entrevistas de las Charlas del Bar Torino:

Rafa Lahuerta: "Tenemos que ser capaces de articular una resistencia inteligente contra Meriton".

Sergi Calvo: "Mi temor es que Meriton deje caer el Valencia".

Marcos Colomer: "¿Cómo nos va a tener en cuenta Meriton si no nos necesita?".

Josep Bosch: "Meriton es y será una anécdota, el Valencia CF tiene 101 años de historia".

Albert Cardá: "Me jode que Meriton tenga la capacidad de dividir al valencianismo".

Pedro García: "El valencianismo tiene que estar preparado para cuando Peter Lim decida vender".

Salva Raga: "Si alguien pretende despatrimonializar el Valencia, será por encima de nuestro cadáver".

Carlos Medina: "Meriton no es una elección del valencianismo, es la única solución que hemos tenido".