La naturaleza no da saltos. Tampoco el fútbol. Por eso la experiencia y calidad del Villarreal tuvo mayor incidencia este domingo que la juventud y la voluntad del Valencia. Dos propuestas antagónicas en un partido muy igualado que Parejo desniveló en la fase expansiva del de Gracia. El excapitán, protagonista a la fuerza, se marchó del campo lesionado. Pero lo hizo dejando los tres puntos en La Cerámica.

El penalti de otro ex como Alcácer estaba casi olvidado. Había sido tan pronto que parecía de otra jornada. Guedes empató antes del descanso con un trallazo y cualquier alternativa era perfectamente posible de cara al segundo acto. El Villarreal nunca llegó a soltarse y aunque Sergio Asenjo estaba de espectador, la cercanía del balón le impedía comerse un bocadillo. Todo estaba nivelado hasta que ¡zas!. Gol. No había otro para marcarlo que el excapitán, el más perseguido por los focos. Su tiro de 20 metros, parecido por el espacio y la ejecución al del 1-1, retumbó en el larguero y botó dentro. Le salió innato celebrarlo pero frenó en seco. Los astros estaban con él. Primero Kubo se hizo un ovillo, pero no perdió la posesión de pura chiripa y el excapitán cargó la pierna. Después el disparo se envenenó en la peana de Diakhaby.

Sin carne en la plantilla, Gracia hizo lo que pudo con el espinazo de la alineación. Soler jugó en el centro de mandos junto a Wass, una decisión tan coherente como casi obligada con la borrada de Kondogbia. Lo demás fue sota, caballo y rey con la nota de Guedes arriba y Kang In otra vez fuera. El portugués marcó y enmendó su rendimiento sin partir del costado. No fue para tirar cohetes pero sí mejor de lo esperado. Sobre todo después de que el partido arrancara con un estallido. Ni cinco minutos se habían cumplido cuando Thierry se zampó un pase interior de Chukwueze. Pasado de vueltas, Gabriel se resbaló y arrolló sin contemplaciones a Pedraza con los dos pies por delante. En lugar de protestar, pidió disculpas. Alcácer marcó el penalti engañando a Jaume. Para variar, de buenas a primeras con el marcador a cuestas.

Pese a tenerlo todo de cara, el Villarreal perdió el gas. Moi tiró ajustado y después lo imitó Parejo. Muy poca efervescencia. Los groguets no traducían su calidad en ocasiones. Cumplían pero eran un equipo sosaina. El Valencia, insuficiente. Tímidamente asomó Álex Blanco, al que la mejor acción le cayó a pierna cambiada. Con Maxi sin corriente, sólo Guedes ofrecía algo distinto. El portugués fue el primero en buscar la portería de falta. Y desde la misma área de influencia hizo el gol. Recogió el córner en corto de Soler, se fue hacia dentro y cargó la pierna. Un chut seco y fuerte desde la distancia al que Sergio Asenjo no llegó por un palmo. No iba especialmente ajustado, pero la nube de piernas disculpa al guardameta.

El empate alivió a un Valencia a ratos sosegado. Tras el descanso incluso en fase creciente. Sin embargo, no la materializó en nada. Se defendía con facilidad y Soler hacía lo que podía con buen criterio pero no era suficiente. Mientras que el Villarreal abría la boca pero no mordía, el Valencia ni sabía por dónde hincarle el diente. Moi ensayó alto y Pedraza le tiró una trampa a Thierry. Suerte que el árbitro ahí no picara.

Las modificaciones de Gracia no surtieron y Emery con las suyas recuperó metros. Hasta que llegó el gol y no hubo respuesta. Diakhaby remató en fuera de juego en la mejor oportunidad desde el gol, aunque el que lo tuvo a huevo y en posición legal fue Bacca. Y eso que los groguets acabaron con 10 por la expulsión del imberbe Kubo, primavera al no recoger la pierna. Para el Valencia pudo ser peor cuando Parejo rozó el gol del cojo. Se retiró lesionado y perdiendo tiempo, pero antes de hacerlo había dejado su pabellón bien arriba.

Estas son las notas del partido entre Villarreal y Valencia: