Con diciembre terminará un año futbolístico de ingrato recuerdo para el Valencia CF a la que había regresado con dos clasificaciones consecutivas para la Liga de Campeones y con el título de campeón de Copa 2019. En el último capítulo de este año, sin embargo, la joven plantilla que entrena Javi Gracia tiene la oportunidad de resarcirse de su mal arranque y poder mirar al futuro con mayor optimismo. En las próximas cuatro semanas al Valencia le aguardan cinco jornadas de Liga y el primer asalto de la Copa, partidos con los que se acercará el final de la primera vuelta y empezará a quedar definido el objetivo de un atípico curso en el que ningún mandatario se ha referido públicamente a las metas por las que se debe competir.

Por primera vez en 21 años, el Valencia CF inició una temporada sin aspirar de partida a un lugar entre los cuatro primeros de la Liga, es decir, a una plaza en la Champions: el torneo que garantiza la supervivencia económica y deportiva entre los grandes. Lo que haga el conjunto de Gracia frente a los rivales que se cruzarán de aquí al 30 de diciembre -Eibar, Athletic, Barça, Sevilla y Granada- marcará a dónde mirar en la segunda vuelta.

Terminado el año, los blanquinegros ya se habrán enfrentado a todos los adversarios más poderosos, quedando únicamente para cerrar la primera vuelta tres partidos: Cádiz, Valladolid y Osasuna. De hecho, la segunda ronda liguera arrancará, precisamente, con el Atlético de Madrid el fin de semana del 23-24 de enero de 2021, fruto del calendario asimétrico.

A día de hoy, este primer cuarto de Liga puede darse por concluido con un balance inferior a lo esperado por la dimensión, el presupuesto y la historia del club. La zona de descenso se siente más cerca, a dos puntos, que la de Champions, a cinco de un Real Madrid irregular con un partido menos. A ocho del Villarreal, a 11 de un Atlético con dos partidos menos, y a 12 de la Real Sociedad. La Europa League si el Valencia garantiza un mínimo de regularidad y rendimiento.

Después de once encuentros disputados, solo el Betis (6) acumula más derrotas en el casillero que las cinco valencianistas ante Celta, Betis, Elche, BetisVillarreal Además, el apartado de goles en contra -y ocasiones concedidas- también preocupa al cuerpo técnico, a pesar de que el se compense con una cifra idéntica de goles a favor, 17.

Desde un punto de vista positivo, aunque son escasas, las victorias demuestran que el Valencia de Gracia es capaz de vencer a los más fuertes. Ahí están los ejemplos de Anoeta, 0-1 con gol de Maxi Gómez, o la noche del 4-1 al AnoetaMaxi GómezMadrid gracias a tres penaltis justamente concedidos por Gil Manzano. En esta materia, Barça y Sevilla serán los exámenes futuros.

A pesar del balance negativo en los resultados, el equipo no ha bajado la cara competitiva ni se ha dejado llevar, otro ejemplo de ello es la remontada en el derbi con el Levante (4-2). Ese carácter combativo, junto a las ganas y la motivación de un grupo joven, o la valía de futbolistas como Gabriel, Wass, Gayà, Soler, Guedes, Kang In o Maxi, se presentan como principales argumentos con los que contrarrestar la inexperiencia de una buena cantidad de elementos en la plantilla y la poca profundidad de banquillo.

La eliminatoria de Copa con el Terrassa debe servir para ofrecer la ocasión al aficionado de echarse a la boca de la ilusión algo más que una Liga frustrante por ahora. Al tiempo, las próximas jornadas pueden valer para avivar la esperanza de que el regreso a Europa en el curso 20/21 no es una quimera.

El mes de diciembre ha acostumbrado a dibujar la pole position con la que los equipos se lanzan al cambio de año. Si bien, el pasado fue una excepción para un Valencia que se cayó a partir de enero como consecuencia de una deficiente preparación física y turbulencias que no dejaron de colear. Hace dos años, sin embargo, el bloque de Marcelino -sumaban 11 puntos en 11 jornadas- e iniciar una reacción que se consolidó después. El resultado todo el mundo lo conoce: el cuarto puesto, las semifinales de Liga Europa y el título copero como colofón al Centenario. Por el contrario, a finales de 2016 los blanquinegros vivieron una película radicalmente distinta, terminaron de hundirse. Cesare Prandelli dimitió como entrenador el 30 de diciembre.