Apenas por un mes de diferencia con uno de sus dos predecesores, el checo Anton Fivébr, Randolph Galloway fue durante 77 años el entrenador más joven en coger las riendas del primer equipo del Valencia. Justo hasta que en 2008 Óscar Fernández, actual técnico del Valencia Mestalla, sustituyó de forma interina a Quique Sánchez Flores.

En 1931 el club decidió dar un nuevo impulso para el comienzo de sus aventuras en la Primera división, y lo hizo con el fichaje del precoz míster inglés que unos meses antes había estado a punto de ascender al Sporting de Gijón. 'Randy', cariñoso apelativo con el que se conocía a Randolph Galloway, completó dos años con los de Mestalla entre los mejores equipos del país. En el primero terminaron séptimos, mientras que en el segundo alcanzaron la semifinal de la Copa frente al Real Madrid, a pesar de los sufrimientos vividos en la Liga.

A continuación, el relato de un 'coach' que más tarde colonizó con sus ideas ofensivas América Latina, además de hacer en los años 50 tres veces campeón a otro Sporting, el de Portugal.

¿SERÍA EL HOMBRE QUE NECESITABAN? «El miedo a la peor de las posibilidades, la de no contentar al público, le atormentaba. Y, a pesar de que el ojo futbolero de Luis Colina rara vez fallaba, la maldita pregunta no le dejaba en paz: ¿Sería Randolph Galloway el entrenador que necesitaban para el ilusionante estreno en Primera?

-¡Buenos días, presidente! -exclamó el rubio salido del coche. Alto y fuerte, parecía excesivamente joven para liderar a unos futbolistas cada vez más profesionales, cada vez más idolatrados. En cambio, dentro de aquella maleta que el taxista le acercó, una Vuitton marcada con la insignia de los Green Howards, no faltaban experiencias. Randolph había destacado en los torneos de un regimiento que contaba con ciertos privilegios por eso de pertenecer a la división del rey, como la permisión de cumplir con el ejército más cerca del balón que de la primera línea de fuego.

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El joven Galloway en Sunderland con un equipo de atletismo antes de decantarse por la práctica del fútbol

El presidente del Valencia estaba al corriente de estas y demás andanzas gracias a Colina, si bien no había nada mejor que el contacto personal. Tanto es así que el vigor con que el inglés le estrechó la mano le tranquilizó. Fue un buen comienzo. Tras las firmas del contrato, ambos se emplazaron a una próxima comida con la que empezar a planificar el futuro. [...]

Agosto consumía su tercera semana abrasando el asfalto con un sol de justicia. Pese a ello, en 1931 el ogro del cambio climático sólo se desperezaba en penumbra. Inexistente en la popular prensa escrita e imperceptible en las emisiones de radio que en menos de un mes verían la luz en la ciudad. Lo que era patente es que se estaba acercando la hora de comer. Luis Colina, el imprescindible secretario técnico, se había unido a la cita y esperaba junto a Giménez Cánovas en 'El Dorado'. [...]

El equipo del regimiento militar cercano al rey Jorge V en el que jugó 'Randy'

-Míster, siéntese -dijo el presidente- Como le comenté este café no tiene pérdida. La camisa remangada, una pajarita aflojada y las manos sudorosas escenificaban el sufrimiento del entrenador con el calor. Algo que remediaría con una cerveza bien fría mientras, a su izquierda, Colina iba al grano.

-Randolph, ¿cree en el destino? -apuntó sin florituras, con cinco dardos directos.

-¿Por qué? ¿No me habría llamado si hubiesen ganado en El Molinón? ¿Les gustó mi equipo? -la cuestión lo había descolocado e intentó sortearla con más preguntas, aunque sólo logró mostrar ese deje acelerado del norte de Inglaterra. Al menos, sus progresos con el castellano eran evidentes, pues en Asturias había precisado de un intérprete.

-Bueno... -el inglés tuvo que continuar y romper el silencio. Su respuesta inicial no les hizo ninguna gracia- Primero, en el trabajo, pero claro que creo en el destino. Si no, no estaría hoy aquí con 34 años. ¿Quién sabe dónde estaría si no me hubiera roto el cartílago en mi tercer partido con los Spurs? ¿Quién sabe... si hace un año hubiese ascendido con el Sporting? Nos faltó tan poco. -suspiró, dio un trago y acabó de hablar- Hay cosas en la vida que no podemos dominar.

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Durante la segunda temporada y, en particular, en el capítulo final de Mendizorrotza, a todo o nada, los seguidores acuñaron una expresión compañera para siempre del valencianismo. "Mare, quin patiment! ..."».

BDFUTBOL

Aquel 26 de marzo de 1933 el Valencia FC caminó sobre el alambre de la Primera división. Los goles en Mendizorrotza del valencianista Juan Costa y el local Euskalduna se sucedieron antes de cumplirse el primer cuarto de hora. La tensión impregnó el resto de un partido en el que un triunfo de los alaveses habría condenado al conjunto de Galloway a Segunda división. Cuando el árbitro madrileño Pedro Escartín decretó el final, por fin, el valencianismo pudo respirar. La permanencia del 33 fue una primera y sólida piedra en la construcción de un Valencia entre los grandes del fútbol español.

Una lesión de rodilla alejó al goleador del fútbol al poco de fichar por el Tottenham. Sin embargo, no dudó en hacer las maletas y hacerse un pionero en España. Llegó al banquillo del Sporting con 32 años y al del Valencia, únicamente, con 34. A la ciudad del Turia llegó a los pocos meses de que en abril de 1931 se proclamase la II República.

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