El Levante confirmó con una victoria del todo justa lo mucho que ha cambiado la panorámica en el cap i casal. Tal y como se pronosticaba, el resultado del Derbi consolidó la posibilidad del sorpasso tras dejar a los granotas en octava posición y descolgar al Valencia, cinco puntos por debajo, hasta la zona de nadie. Con un once anodino y remendado por las bajas, el equipo de Javi Gracia pasó de puntillas por Orriols, de donde se marchó con los peores números a estas alturas de su historia. Lo abatió el gatillo de Roger, responsable de los mejores tramos en ataque y un delantero superlativo en todos los rincones. Gasolina granota y de la buena.

Después del gol, el Valencia jugó siempre a rebufo, sin ideas e incapaz de reponerse. Se marchó con un solo disparo entre palos, el que Aitor le sacó con el pie a Vallejo en una jugada aislada que parió Gameiro. Y eso que el conjunto de Paco López también tenía lo suyo, tanto por las bajas como sobre todo por el bajonazo del adiós a la Copa. Sin embargo, fieles a su estilo, los granotas se lo trabajaron, cambiaron el chip y estuvieron fuera del alcance de Kang In y Guedes, los únicos dispuestos a improvisar en un partido con guión de derrota desde que Diakhaby volvió a las andadas.

Empezó mejor el Valencia pero duró poco y sobre todo no llegó a nada. Aunque le costó entrar, el Levante se quitó las dudas a base de rápidas transiciones. Fue la base de una portentosa actuación en ataque, rematada por un Roger excelente. En un abrir y cerrar de ojos, el balón empezó a silbar entre los atribulados Diakhaby y Hugo Guillamón hasta que al primero le temblaron las piernas. En el eje de una novedosa defensa de tres, una entrega al tendido acabó en los pies de Rochina, que desde la frontal habilitó al Pistolero para el 1-0. El máximo goleador granota, con un control y remate de manual, se cruzó a los centrales y batió a Cillessen con un tiro cuzado. Fue el justo premio, con dos toques, a una avalancha que ya había dado para un tiro de De Frutos al poste tras romper el fuera de juego y sendos disparos ajustados de Rochina y Morales. En todas las jugadas estuvo Roger de por medio, ya fuese al desmarque a campo abierto o en estático, prueba de su madurez y extraordinario repertorio táctico. Once tantos lo contemplan en la clasificación de artilleros.

En la portería contraria, un tiro aislado de Guedes que rebotó en Duarte fue lo más peligroso hasta el descanso para un Aitor de vuelta a la titularidad y con la portería a cero. Al Valencia, con dificultades para atacar y defender, se le hizo bola todo, sin profundidad por bandas y con Kang In tan activo como pastoso con el balón. Sin embargo, lo que más menguó las posibilidades del conjunto de Gracia fue la sensación de estar en el alambre cada vez que los centrales trataban de salir con el balón. Diakhaby, en el punto de mira de los delanteros, no volvió a jugársela con un pase vertical y mucho menos cruzado. Bien posicionado, Vukcevic mantuvo el tipo en la medular, donde Malsa pasó a la reserva hasta el último tramo. Oliva fue la principal novedad en el bando valencianista, pero después de su arrancada ante Parejo hubo orden de no dejarlo avanzar. Bardhi, amonestado, no dudó en tirarle de la camiseta en una de las pocas opciones de salir a la contra. El macedonio, con galones, brilló con luz propia y aplanó a Wass, fallón como en sus peores días.

Pese al contratiempo de la lesión de Duarte, Paco tiró de lógica y el Levante siguió rondando el gol. Lo tuvo Rochina a pase de Morales pero lo salvó Diakhaby in extremis. A la siguiente, el francés volvió a pifiarla y se deshizo ante la presión de Roger. El Pistolero no tuvo el gatillo preparado y disparó al aire con todo a favor para el 2-0. Después De Frutos pecó de generoso cuando podía haber disparado en posición muy franca. Y acto seguido Morales descerrajó un tiro que escupió Cillessen sin que nuevamente Roger lo llegara a rebañar sobre la línea en pugna con Paulista. Aunque a Morales se le torció el morro con el cambio, Sergio León sumó en los minutos que tuvo. Eso sí, más fuera que dentro del área, donde echó por la borda un mano a mano de manera inexplicable.

Sin espacio para la improvisación, la reactividad de Javi Gracia quedó al descubierto cuando volvió a quitar a Kang In para que entrara el revulsivo Vallejo. Suya fue la mejor ocasión de todo el partido, también la única. Con naturalidad, el Levante controló los tiempos, domó al Valencia y se llevó el Derbi con un resultado de sorpasso que tal y como transcurre la temporada no es tanta sorpresa.