El cambio de registro de Voro

El técnico ha adaptado su manual a las necesidades específicas del equipo y el resultado ha sido muy positivo

El cambio de registro de Voro

El cambio de registro de Voro / EFE

Andrés García

Andrés García

Salvador González ‘Voro’ ha vuelto ha doctorarse como un experto en crisis del Valencia CF. Su séptima etapa en el banquillo, la quinta con Meriton, le avala una vez más como solución de urgencia de garantías independientemente de lo que pase el sábado en El Alcoraz en la última jornada de LaLiga. El de l’Alcúdia ha cumplido su misión sumando 6 de los 9 últimos puntos posibles contra Valladolid, Sevilla y Eibar (todos con objetivos en juego), certificando la permanencia matemática, sacando el mejor rendimiento de uno jugadores que parecía empequeñecidos y dejando la sensación de que esta plantilla y este equipo daba para mucho más. Seguramente no para luchar por los puestos europeos, pero sí para estar de mitad de tabla para arriba. Por lo menos, no para tener que salvar la categoría ‘in extremis’ en la jornada 36 por una victoria del Villarreal al Valladolid en Pucela.

Hasta ahora Voro siempre había actuado en las crisis con un manual de emergencia que seguía el mismo patrón: trabajo mental, reforzar la confianza del jugador y continuidad por encima de grandes cambios. Esta vez ha sido diferente. Cada circunstancia es diferente y Voro entendió que esta vez la situación exigía más bisturí táctico que otra cosa porque el grupo era sano, joven y no había perdido la motivación por ganar y ser mejores de lo que parecían. Esta vez había que «tocar teclas» y buscar soluciones deportivas. Justo lo que no encontró Javi Gracia. Voro quiso dar a los jugadores las herramientas para competir mejor y lo hizo bajo una máxima: lo primero era reorganizar el equipo en función de las características de los jugadores para que cada uno pudiera dar el máximo rendimiento posible.

El nuevo sistema

Y fue en este escenario de buscar la mejor versión de cada jugador cuando Voro y su cuerpo técnico consensuaron que el 5-4-1 era el dibujo que mejor se adaptaba a los perfiles de sus futbolistas. Ni el clásico 4-4-2 de Gracia ni el 5-3-2 que el navarro utilizó en tres ocasiones con derrotas frente al Sevilla, Levante y Barcelona. Voro, como buen excentral, entendió que había que organizar el equipo desde atrás. El de l’Alcúdia había detectado que uno de los agujeros negros del equipo eran los goles encajados. Muchas veces en errores individuales. Por eso quiso reducir el margen de error y creyó desde el primer momento en una defensa de tres con menos espacios y más ayudas. Este dibujo nunca lo había utilizado como entrenador, pero que sí lo conocía y mucho de su etapa como jugador (central derecho). El resultado: solo 2 goles encajados en 3 partidos.

Salida de balón con Hugo Guillamón

Otra de las preocupaciones de Voro eran los problemas a la hora de dar salida al balón. El técnico tuvo claro desde muy pronto que en esa defensa de tres el libre tenía que ser Hugo Guillamón porque el canterano se siente más cómodo escoltado por dos centrales más rápidos y sobre todo porque Hugo iba a permitir al equipo salir desde atrás con mayor claridad. El de l’Eliana, sin ir más lejos, fue el futbolista que más entró en contacto con el balón contra el Valladolid: 61 toques. Es su posición y equipo lo ha agradecido. No hay que olvidar que esa misma demarcación jugó Mouctar Diakhaby contra el Levante. Voro también ha sabido optimizar las bandas. No por jugar con más por fuera se llega mejor. El técnico veía en José Luis Gayà y Thierry Correia condiciones de carrilero para abrir el campo y dar profundidad. Gracia al doblar las bandas se obligaba a apostar por jugadores como Álex Blanco, Cheryshev, Yunus y Jason (hasta enero).

Voro también advirtió la necesidad de construir en el centro del campo con más paciencia. El equipo no tenía continuidad con el balón y esa fue la razón para sentar a Uros Racic y apostar por Daniel Wass. La ausencia del danés por dentro en este Valencia venido a menos en un lujo que el equipo no podría permitirse. Otra de las preocupaciones de Voro era que el equipo llegaba con pocos efectivos arriba. Había que encontrar una fórmula para que atacar con más gente y el 5-4-1 podía ser la solución. Defender con 3 centrales más un mediocentro (Wass) permitía la posibilidad de descolgar a Carlos Soler acercándolo al área rival y aprovechando su condición de llegador. Voro conoce mejor que nadie la arrancada, la potencia en carrera y la capacidad de llegar al área y acabar jugadas de Soler. Sabía que su nueva posición podía ser una arma importante en fase ofensiva. El rendimiento de Carlos en los tres últimos partidos de LaLiga (2 goles y 2 asistencias) le ha dado la razón.

Además, Voro tuvo claro desde el primer momento que Maxi Gómez tenía que ser la única referencia en ataque. Eso sí, había que cambiar algo para que el uruguayo no viviera aislado como durante muchos partidos de la temporada. El 5-4-1 con dos mediapuntas (Gonçalo Guedes y Kang In Lee) podía ser también la solución. El portugués y el surcoreano tenían libertad en zona de tres cuartos para sacar su mejor rendimiento, ayudar al equipo y hacer mejor a sus compañeros. Por una parte, estaban más cerca de Maxi para asistirle en mejores condiciones y, por otra, servían de ayuda a Wass y Soler en la construcción.