JUEGOS OLÍMPICOS FÚTBOL

Soler, Pau y Óscar Gil se cuelgan la plata en Tokio

España pierde la final contra Brasil y la historia se repite 21 años después como la final de Sydney 2000 de Albelda y Angulo

SOLER EN LA SELECCIÓN OLÍMPICA

SOLER EN LA SELECCIÓN OLÍMPICA / EFE

Andrés García

Andrés García

No pudo ser. La selección española se quedó a las puertas del oro olímpico. Como en la dramática final de Sydney de 2000 con David Albelda y Miguel Ángel Angulo. Dos décadas después se repitió la historia. La Roja perdió la final contra una potente Brasil que fue superior y llegó con las piernas más frescas a la prórroga. Carlos Soler le cambió la cara al equipo tras el descanso, España tuvo su momento y mereció llevarse al partido al final de los noventa minutos con dos largueros consecutivos de Óscar Gil y Bryan Gil, pero la suerte no estuvo de lado. Malcom fue determinante en la recta final. Humilló en carrera a Jesús Vallejo y le colgó la medalla de oro a su país. Los valencianos Carlos Soler, Pau Torres y Óscar Gil regresarán con la plata. Ahora sabe a poco, pero el tiempo les enseñará a valorarla. Como les pasó a Albelda y Angulo. Son plata en los JJOO de Tokio y eso es un éxito mayúsculo. ¡Cabeza alta!

El partido empezó torcido. Pedri no apareció en la primera parte y el juego combinativo marca de la casa de España tampoco. La selección no estuvo cómoda. Brasil sí. La canarinha mandó con el balón y desplegó su amplio, casi infinito, abanico de recursos. Hacía daño por todas partes. Arana y Claudinho se lo pusieron muy difícil a Óscar Gil por la izquieda. Lo mismo pasó con Cucurella en la derecha con las filigranas de Antony y las progresiones del incombustible Dani Alves. Aunque para peligro los dos delanteros brasileños. Cunha y Richarlison llevaron de calle a Pau Torres y Eric García por arriba y por abajo.

Brasil fue mejor. Buscó más y mejor el gol. Y al final lo encontró al filo del descanso en la jugada que menos lo esperaba. Un balón caído del cielo alto, pero blando, sin aparente peligro que Pau no acertó a despejar y que Cunha no desaprovechó. El groguet midió mal. A dentro. El delantero del Hertha de Berlin no perdonó. Antes sí lo había hecho Richarlison. El delantero del Everton lanzó a las nubes (paradiña incluida) un penalti claro como castigo a una mala salida de Unai Simón.

No era el día de los balones aéreos. Lo malo es que tampoco España jugó por bajo. Su bagaje ofensivo se limitó a dos disparos lejos de Asensio y un centro del madridista a la cabeza de Oyarzabal que casi acaba en gol en propia puerta del sevillista Diego Carlos. España celebró el descanso.

De la Fuente buscó soluciones en el banquillo. Por dentro y por fuera. Los elegidos fueron Carlos Soler y Bryan Gil en detrimento de un Asensio y un Mikel Merino que no estuvieron a la altura del partido y de su estatus futbolístico. España amagó con la reacción, pero Brasil respondió con un balón al larguero de Richarlison que pudo ser el 2-0. Unai Simón lo evitó.

Era el final. Pero España salió viva y empezó a crecer de las botas de Soler. El valencianista se echó el equipo a la espalda y revolucionó el partido dando empaque al centro del campo con más velocidad de balón, más verticalidad y más llegada al área. Carlos desplegó todo su potencial futbolístico por dentro, con el balón parado y también por fuera.

Así llegó el empate. Soler rompió con potencial por la banda derecha (a lo Marcelino) y se sacó de la manga un centro (a lo final de Copa del Rey del Centenario con Rodrigo) para la volea perfecta de su amigo Oyarzabal. El partido se calentó a todos los niveles. España dio un paso adelante y acabó mejor el tiempo reglamentario.

De hecho, mereció llevárselo en el tramo final con dos largueros consecutivos con el sello Gil. Óscar Gil envió al travesaño un centro envenenado desde la banda derecha. Bryan Gil hizo lo mismo con un violento disparo desde la frontal. Aún hubo tiempo para una conexión valenciana Soler-Pau a la salida de un córner. Era el gol perfecto. Lástima.

La prórroga arrancó con buenas sensaciones de Brasil y sustos de Malcom y Arana por fuera. España se defendía panza arriba como podía. Los brasileños (con una prórroga menos acumulada en las piernas durante el campeonato) estaban más frescos. Se notaba. De la Fuente echaba mano del plan B Rafa Mir.

A España le faltaba energía. La prórroga se ponía cada vez más cuesta arriba. Y más cuando llegó el mazazo del 2-1 a la contra tras un saque de esquina corto de Soler. Malcom le ganó la carrera a Jesús Vallejo de forma casi humillante a la contra, Unai tocó el balón con el pie, pero no pudo evitar el gol. Vallejo en la vida puede jugar de lateral. Por mucha capitanía que tenga. No hubo tiempo ni fuerzas para más. Plata. 'Mucha plata!