Mestalla premia la valentía del Valencia CF

El binomio afición-equipo empieza a ser muy sólido. El planteamiento fue ambicioso y el orgullo quedó intacto a pesar de caer derrotado

La afición de Mestalla, aplaudiendo

La afición de Mestalla, aplaudiendo

Pau Pardo

Pau Pardo

En su primera rueda de prensa como entrenador del Valencia CF, José Bordalás repitió como un mantra que su objetivo era generar un binomio entre el equipo y la afición que hiciese muy fuerte al bloque en los partidos en Mestalla. Cinco encuentros de liga -tres de ellos como local- después, los lazos entre el público y los jugadores y el cuerpo técnico se están estrechando con fuerza. 

Al pueblo valencianista le gusta lo que ve: un equipo ambicioso, que presiona en bloque alto y que trata de imprimir verticalidad a todos sus ataques. Contra el Real Madrid no fue una excepción y a pesar de la derrota, el respetable del coliseo de la Avenida de Suecia acabó entregado al equipo. No solamente durante el choque, dónde se vio al público saltar y rugir como en las grandes noches, sino también cuando finalizó el duelo. Caras de decepción por la dolorosa derrota, pero aplausos de orgullo, la grada pagó con una agradecida ovación el esfuerzo y la gallardía de un Valencia que no se hizo de menos ante la envergadura del rival. 

En la previa del encuentro el mensaje de Bordalás fue claro: «No tenemos miedo absolutamente a nadie (...). Planteamos el partido como lo hacemos habitualmente». Palabras que se refrendaron con hechos, el planteamiento no varió: el Valencia salió a morder, a no dejar salir con el balón jugado, robar cerca de la meta rival y tratar de finalizar todas las acciones al mayor ritmo posible. Las lesiones mermaron al equipo, pero su mentalidad continuó incólume. Querían ganar el partido y la grada de Mestalla puso mucho de su parte intimidando al Madrid en cada pérdida que cometían y enloqueciendo con cada córner, recuperación o contragolpe que el combinado blanquinegro lograba trenzar con éxito. El público remó y el entrenador se lo agradeció públicamente en la comparecencia de prensa posterior al duelo: «Hemos recuperado el corazón de este equipo. Le doy las gracias a la afición en nombre del equipo porque nos han dado mucha energía y fuerza», explicó. 

Un equipo fiel a sus ideas

La palabra más repetida a la salida del estadio fue «orgullo» por cómo habían encarado el partido los suyos. Después de dos años de sinsabores semanales y ofrecer diferentes caras cada encuentro, Bordalás ha dotado a su equipo de una identidad muy bien definida, por encima de los resultados el aficionado tiene la garantía de que el Valencia va a ser competitivo independientemente del rival y del escenario. Así lo ha hecho en este arranque de temporada, en el que ha jugado con la misma intensidad y predisposición contra Osasuna que ante el Real Madrid. Solamente el cansancio generado precisamente por la valentía del planteamiento -y el condicionamiento que supone perder dos ventanas de cambios por lesión en al primera mitad- hizo que el equipo echase las líneas atrás.