Mestalla recibió a Marcelino García Toral a lo grande. Como no podía ser de otra manera. El estadio se puso en pie para dar la bienvenida al asturiano con una atronadora ovación. Dos años después, Mestalla dio las gracias al de Villaviciosa por su éxitos deportivos y su trabajo como entrenador del Valencia desde el verano de 2017 hasta aquel polémico 11 de septiembre de 2019. Marcelino, con la emoción a flor de piel, devolvió ese cariño aplaudiendo y haciendo con sus manos el gesto del abrazo. El reencuentro del entrenador y la que fuera su afición acabó siendo un reconocimiento y un agradecimiento inmenso de las dos partes. Memoria histórica y justicia poética en estado puro en Mestalla. 

El héroe de la Copa del Centenario, que empezó a notar el cariño de la gente en el hotel de concentración, recibió los primeros aplausos de la tarde a su entrada al estadio por unas de las puertas laterales. Pasillo triunfal por la banda para empezar. Eso sí, con muy poco público todavía en sus butacas. Faltaba lo mejor. Los aplausos se convirtieron en ovación cuando Marcelino, que no se había dejado ver en el césped durante el calentamiento, salió por el túnel de vestuarios y se dirigió hacia el banquillo. Esta vez, no al suyo. Le tocaba el visitante. 

José Bordalás se unió al homenaje. El alicantino dejó atrás su rivalidad histórica de los últimos años con Marcelino (no se saludaron tampoco la temporada pasada), y entró en el área técnica del Athletic para estrecharle la mano al asturiano como había anunciado en la rueda de prensa del viernes en Bilbao. Marcelino, como también confesó en su comparecencia pública, correspondió el saludo de Bordalás inmortalizando una fotografía para el recuerdo. Juntos, el pasado y el presente y futuro del club. Mestalla aplaudía a rabiar. El colofón llegó desde la megafonía del estadio. «Y como entrenador del Athletic... Marcelino García Toral». Mestalla rugía de felicidad. Marcelino es uno de los suyos.

Ya con el partido en marcha un sector de Mestalla coreó el nombre del asturiano a grito de «¡Marcelino, oe, Marcelino, oe!». Esta vez sonó más tímidamente y el cántico que no fue acompañado por todo el campo. Muchos aficionados que aplaudieron en los prolegómenos del encuentro entendieron que mientras estuviera el balón en juego no había espacio para los homenajes. Mestalla demostraba su sabiduría. Lo que sí sonó antes de cumplirse el primer minuto fueron las protestas a la propiedad. Esta vez, más fuertes si cabe con la figura de Marcelino presente. «Anil, canalla fuera de Mestalla», «¡Peter, vete ya!». Los dos cánticos subieron de volumen en el descuento, bajo la lluvia y segundos antes de Marcos André empatara. Tras el pitido final, Marcelino saltó al campo para saludar a sus exjugadores y recibió una última muestra de cariño: «¡Marcelino oe, Marcelino oe!». El asturiano se marchó por la puerta grande y entre aplausos. Se lo merecía. Tanto él como Mestalla.