Hugo Guillamón se ha convertido en el corazón del Valencia de José Bordalás. El joven futbolista de 21 años ha cogido el timón del equipo y se ha consolidado en su nueva demarcación de mediocentro. Una sorpresa para muchos. Menos para Bordalás. Las siete primeras jornadas de la temporada (Hugo ha disputado seis por sanción) han servido para demostrar que la apuesta del entrenador era más que buena. Desde el primer día y por necesidades del mercado, el técnico vio condiciones en Hugo para desplegar su fútbol en el doble pivote. El tiempo y el futbolista le están dando la razón. El de l’Eliana ha respondido a la confianza de Bordalás y se ha erigido contra todo pronóstico en el centrocampista que no tenía la plantilla. Es una constante: cada partido que pasa Hugo es más ‘6’. 

Guillamón se asienta en el centro del campo y se hace fuerte en el equipo cada vez con más responsabilidad y galones. Cada partido que pasa da la sensación de estar mejor preparado para su nueva demarcación. Y no es fácil porque es una posición clave para el fútbol moderno y, por supuesto, para Bordalás. La apuesta no le ha venido grande. Al contrario. Hugo ha dado un paso al frente en su segunda temporada en el primer equipo y ha asumido la exigencia del ‘6’ con una naturalidad y desparpajo fuera de lo normal. El jugador tiene la confianza del entrenador y está avalado por los capitanes. Los pesos pesados del vestuario lo han visto entrenar desde la época de Albert Celades, conocen de primera mano sus condiciones y, algo casi más importante, su implicación diaria y su predisposición al trabajo para continuar creciendo. La apuesta de Bordalás convence. Al entrenador el primero.  

Mandó en el campo

Su actuación contra el Athletic es un razón más para confiar en Hugo como centrocampista destructivo y organizador. Los números lo avalan, pero todavía más sus sensaciones en el campo. Mandó en Mestalla y eso son palabras mayores. El canterano se echó el equipo a la espalda durante algunos pasajes del partido con su temple habitual, pidió el balón sin esconderse cuando más quemaba con su frialdad característica y fue determinante en el gol del empate con un pase a Gonçalo Guedes solo para elegidos: cabeza fría, visión periférica privilegiada y precisión suiza en medio de la lluvia y la presión del resultado en contra. 

Precisión máxima

Guillamón fue decisivo con el balón en los pies. Las estadísticas lo avalan. Fue el futbolista que más participó en el partido incluido los jugadores del Athletic: 56 pases muy por encima de los 41 de Gabriel Paulista. Hugo marcó el mejor porcentaje de acierto de pase del Valencia: 87,5%. 49 de esos 56 pases fueron buenos. Solo cometió 9 pérdidas. La exhibición llegó en los desplazamientos largos: 11 buenos de 12 intentos. Por si fuera poco, fue el jugador que más faltas (5) provocó de todos los valencianistas por encima de Guedes y de Dimitri Foulquier (3). Tan solo Álex Berenguer (6) le superó en el cómputo global del encuentro.  

Hugo Guillamón, ayudando a un rival EFE

Plus en destrucción

Hugo no genera ninguna duda con el balón en los pies. Su depurada calidad técnica no admite debate. Tampoco su colocación. Bordalás ha invertido muchas horas y esfuerzo en instruir tácticamente a Hugo. Su posicionamiento cada vez es mejor. Conclusión: llega antes y con más ventaja a las disputas. Su margen de mejora está en la destrucción. Contra el Athletic dio un pase adelante en ese sentido. El sábado se vio un Guillamón más eficaz en defensa ganando 12 de 15 duelos, bloqueando (2) más disparos que nadie por encima del propio Paulista y siendo el primero del equipo también en faltas cometidas (4). 

Personalidad impropia

Hugo va a más con una personalidad impropia de su edad forjada desde la adversidad. Bordalás no se equivocaba en su proyecto de Hugo como ‘6’. «Creo que tiene unas magníficas condiciones para ser un gran jugador es esa posición. Estoy convencido de que va a crecer y va a ser importante». Ya empieza a serlo.