La vuelta del parón de selecciones es un momento exigente a todos los niveles. En lo deportivo y lo anímico. El equipo, que vivió enchufado las primeras jornadas del campeonato con un 10 de 12, ha sufrido la otra cara de la moneda en las siguientes cuatro jornadas. Dos puntos posibles, aunque la sensación de que pudieron ser más, sobre todo ante Cádiz y Real Madrid. Contra los blancos se rompió la racha y ante el Sevilla, en 20 minutos fatales, se consumó la segunda derrota. Ahora sin embargo aparece un calendario que obliga a rendir a un nivel notable y sin altibajos. Sobre todo porque muchos de los protagonistas son rivales directos de un Valencia cuya aspiración es pisar de nuevo Europa. El primer paso será el Barcelona. Los de Koeman, en horas bajas, están en esa otra liga sobre el papel pero la realidad es que ya han mostrado sus puntos débiles. Después aparece el Mallorca y a partir de ahí turno para Betis, Villarreal, Atlético y Real Sociedad. Es decir, cinco de los seis próximos compromisos serán contra equipos de la zona alta. 

El primero de los compromisos es una prueba de fuego. Contra el Madrid la sensación fue de que el equipo compitió, estuvo a la altura y la ausencia de pilares como Gayà, fuera de la lista, y Soler-Thierry KO en los primeros minutos, dejó al equipo sin casi músculo. Un problema que acabó permitiendo al Madrid levantando el duelo y llevándose los tres puntos. En Sevilla el equipo sin embargo se vio por debajo desde muy temprano y el resto del encuentro fue una mezcla entre un equipo que lo intentaba (el Valencia) y otro que no pisaba el acelerador para guardar fuerzas (el Sevilla). Ahora, los de Bordalás saben que pueden hacer daño al Barcelona. Mordiendo, apretando y saliendo a la contra, los culés sufren. El Benfica sin ir más lejos hizo muchísimo daño antes del parón a un equipo que contra el Atlético no compitió en exceso. Dos golpes directos la mentón que dejaron claro que este Barça es menos Barça. Por eso no es un imposible, más allá de que para el Valencia nunca debe serlo. 

Contra el Mallorca es el duelo ‘sencillo’ a priori pero los de Luis García Plaza ya han demostrado no ser una plaza fácil. Son un equipo rocoso y complicado. Con altibajos y que en un mal día pueden recibir muchos goles pero que en uno bueno son capaces de hacer daño a cualquiera. Más adelante aparece el Betis, uno de los grandes rivales del Valencia este año.  

Cara a cara

El conjunto de Pellegrini ha demostrado ser fiable en Europa y en LaLiga pero aún tiene que demostrar que es capaz de aguantar todo con una plantilla algo corta en varias posiciones. Si baja el nivel, el Valencia debe aprovecharlo. Por su parte, el Submarino no había empezado bien el curso pero sus últimos encuentros han demostrado que están de vuelta. Además, los de Bordalás vivirán ese duelo en Mestalla, en otro ejemplo de que el escenario valencianista debe hacerse fuerte. De hecho, una semana después recibe al Atlético de Madrid. Los actuales campeones serán los penúltimos rivales en un Tourmalet que se terminará contra la Real Sociedad de Imanol Alguacil.