#SUPERentrevista

"Vamos a conseguir que Lim venda por aburrimiento. Se va a aburrir y buscará un comprador"

El sábado se marchó en plena manifestación a La Fe para hacerse una PCR porque este lunes lo operan. Ni así se perdió el 11-D

Pepe Serrate atiende a SUPER tras el 11-D

Pepe Serrate atiende a SUPER tras el 11-D / JM L—pez

Andrés García

Andrés García

Pepe Serrate se ha convertido sin quererlo en un símbolo de las manifestaciones de oposición a Peter Lim. El entrañable y carismático aficionado del Valencia de 91 años (en febrero cumple 92) ha pasado de ser una de las imágenes sorpresa de la protesta del 8-M a ser uno de los protagonistas del 11-D acaparando los mismos focos que Cañizares. Pepe presidió la protesta en el centro de la pancarta de cabecera con su inconfundible gorra y su sonrisa perenne. «¡Mira, el de la gorra!», le decían. Su vida es una historia de amor al Valencia. El sábado volvió a demostrarlo. Pepe empezó la marcha en la Alameda, pero no la acabó en Mestalla. Antes de llegar a Micer Mascó se marchó al Hospital La Fe para someterse a una PCR que necesitaba para entrar en quirófano este lunes. Hoy lo operan, aunque afortunadamente no es grave. «¡Para la próxima manifestación espero aguantar! Total igual es dentro de unos meses. Mientras pueda salir de casa, ahí estaré», bromea. SUPER lo visitó en el corazón de Benicalap el día después de la manifestación. A pesar de su edad, contagia vitalidad y ganas de luchar contra Meriton. No quiere, ni le gusta, pero es un icono del valencianismo.

«¡Ya me conoce todo el mundo! Pero yo soy un aficionado como cualquier otro. Lo que pasa es como soy viejo... ¡Mira, el de la gorra!, me dicen. Me he hecho más popular que la Charito. Me dice la familia que es un peligro que me haga famoso. ¡Que no vaya a ser alguno que le caiga mal y vaya por mí! El sábado llegué y una señora de Libertad me dijo que me pusiera en primera fila. Empecé la manifestación, pero no la acabé. Me tuve que ir a La Fe para hacerme un PCR porque el lunes me operan. Cuando acabé cogí el autobús 64 y luego el 90 y me acerqué al campo, pero ya se había acabado». Pepe se comió un bocadillo en un bar de las inmediaciones del estadio y volvió a casa satisfecho por haber contribuido con su granito de arena por la dignidad del Valencia.

Todavía no se ha acabado como quien dice la segunda movilización contra Lim y ya está pensado en la tercera. Es muy joven de cabeza. «Tenemos que hacer otra manifestación, hay que manifestarse las veces que haga falta hasta que Lim se vaya. Llevamos dos y la tercera manifestación será la vencida. Esta ha sido superior y movilizar a la gente no es fácil. Vamos a conseguir que Lim venda por aburrimiento. Se va a aburrir y buscará un comprador, pero está difícil. Con Peter Lim tenemos una enfermedad que no tiene cura. Yo creo que puede estar pensando vender el club, pero tendría que tener un motivo muy interesante para venderlo. Le daría igual quien lo coja. Uno peor que Lim yo creo que no hay, porque al menos darían la cara. A Lim no se le puede decir que falta la palabra con la afición porque no viene. No cuida a la afición».

A Salvo le pregunté. ¿Acabaremos el campo nuevo? Y me dijo ‘Cuídese’. Y yo desde aquel día me estoy cuidando, pero el campo no se acaba

Para Pepe, la gran decepción de Lim es que no ha dado la cara. Cree que le habría ido mejor de haberlo hecho. Si tuviera al máximo mandatario delante le diría algunas cosas. «Tiene que dar la cara. Yo lo que le pido es dignidad, respeto a la afición y futuro. Yo le pediría a Lim que venga a València y que hable. Le diría que aquí hay una masa de aficionados que sufren, que se alegran, que se ponen malos cuando se pierde. Si el negocio es comprar y vender jugadores podemos ir a parar a Segunda y el valor del club sería otro. Es como la naranja. Si cuidas el campo te dará dinero, si no lo cuidas no te dará nada». Una de las ilusiones de Pepe es ver acabado el nuevo estadio que está cerca de casa. Siempre que habla del campo le viene a la cabeza una anécdota. «A Salvo le pregunté. ¿Acabaremos el campo nuevo? Y me dijo ‘Cuídese’. Y yo desde aquel día me estoy cuidando, pero el campo no se acaba. A ver si con el dinero que nos van a dar lo acaban de una vez».

«Sería el socio 9 ó 10»

Pepe nació en Russafa en 1930. Se ganó la vida como tapicero y las ha vivido de todos los colores. Sabe lo que es protegerse de las bombas en un refugio en la Guerra Civil y estuvo internado de los 9 a los 15 años. Se hizo del Valencia jugando a los botones con la delantera eléctrica. Su profesor Don Eduardo le inculcó el valencianismo. De niño engañaba al personal de taquillas y se colaba sin pagar en el estadio porque no tenía dinero. Años después, con sus primeros sueldos, se sacó el pase. Se cabreó tanto un verano con Manuel Llorente que no se sacó el pase y por eso ha perdido antigüedad. De no ser así, ahora cree que sería el socio número 9 ó el 10. Soñó despierto cuando vio el estreno de la nueva iluminación de Mestalla en el homenaje a Puchades de 1959. Ahora su sueño es que Lim se vaya.