Caos absoluto: El futuro del Valencia pende de un hilo
Bordalás dejó clara la falta de comunicación con el club y volvió a señalar la distancia que hay entre el puesto que ocupa el Valencia en el fútbol español y el que debería ocupar
La tensión va en aumento en la relación entre Meriton Holdings y José Bordalás. Tanto que después de la dura derrota cosechada contra el Real Betis en Mestalla las declaraciones del entrenador dejaron bien a las claras la falta de comunicación que existe con el club en materia de mercado y la distancia entre la posición que ocupa el Valencia CF en el fútbol español con la que debería ocupar por su entidad. El alicantino puso los puntos sobre las íes después de varias comparecencias en las que ha recordado la importancia de trabajar para estar a la altura del club y en las que ha sido reacio a ser contundente alrededor de su continuidad.
«La exigencia actual de la Liga española es muy alta y veo cómo se refuerzan todos los equipos. El que no lo quiera ver está ciego, pero esa es la realidad. A partir de ahí yo no decido. Yo soy el técnico, pero la exigencia es brutal. Hemos ganado 5 partidos de 18 de local. El Valencia CF eso no se lo puede permitir. Son números de descenso», relató Bordalás, que ya el pasado mercado de invierno instó al Valencia a «no quedarse atrás» viendo los refuerzos de otros equipos y enfatizó entre la brecha de nivel entre su plantilla y la de conjuntos como el Villarreal.
Sin consenso
En la presentación de Bordalás como entrenador blanquinegro «consenso» fue el término más repetido. No duró demasiado la comunión y la armonía. En invierno el técnico ya dejó claro que se iba a dedicar solamente a entrenar después de ver cómo no se fichaba jugadores para paliar las necesidades de la plantilla, carente de ciertos perfiles desde verano, y con el fichaje de Hugo Duro quiso recalcar que la situación continúa igual: «Si el club decide que tiene que comprar a Hugo Duro porque cree que es lo mejor, yo soy el técnico y lo respeto, no puedo decidir nada al respecto», explicó un Bordalás que dejó claro que no le preguntaron antes de ejecutar la opción de compra.
Con un año de contrato todavía y de cara a un verano marcado por la primorosa necesidad de vender y reconstruir la plantilla con pocos recursos económicos, la relación club-técnico llega en un momento de desgaste y tensión antes de sentarse en la reunión de final de temporada de la que deben salir decisiones de calado.
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